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《”El enemigo [la Contra-Iglesia] -y el progresismo cristiano va en esto a la zaga de los enemigos de la Iglesia-, va a tratar de aprovechar este misericordioso acto de la Iglesia [el Concilio Vaticano II] como una victoria que autoriza a ablandar el catolicismo y, en consecuencia, a rechazarlo en su formulación “tradicional”, “íntegra”, “romana”, “tomista”. Se va a tratar entonces de utilizar esta actitud de apertura de la pastoral de la Iglesia hacia el hombre moderno para demoler y deshacer ese bastión representado por el catolicismo “tradicional” y “romano”.
Y sólo Dios sabe los incalculables males que pueden derivarse de aquí para mengua de la acción de la Santa Iglesia. Porque si es verdad que la Iglesia tiene promesas de indefectibilidad en su núcleo y en su misión esencial, nadie puede conocer las profundidades a dónde puede llegar, bajo la acción permisiva divina, del Mysterium iniquitatis》.

P. Julio Meinvielle. La Iglesia y el Mundo Moderno, Theoría, 1966, p. 279-280.

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