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Por Gabriel Camilli *
Hace más de 10 años, cuando la figura de Marcelo Bielsa tocaba el cielo dirigiendo la selección chilena, dictó un curso de liderazgo en el que entre muchos otros conceptos aplicables a la Historia -con mayúscula- dijo: “El liderazgo se ve en la derrota y el conductor solo es bueno si ha superado la adversidad (…) La adversidad es el momento de observación de las cosas. El liderazgo está directamente relacionado con la derrota. Porque es ahí cuando se verifica la consistencia del conductor. Una de las claves que tiene que tener un líder, es que necesita ser querido para ganar, y no ganar para ser querido”.
Un par de años después, un grupo de soldados del Regimiento de Infanteria 3 “General Belgrano”; el “3 de oro” del Ejército Argentino, filmaba un documental provocativo desde el título: “14 de Junio, lo que nunca se perdió”.
14…justo el día de la rendición…14, una herida en el corazón que no sólo no olvidan los Veteranos de Guerra de Malvinas (siempre combatientes, nunca “ex”). 14, fecha que tampoco podremos olvidar ninguno de los que llevamos nuestra bandera celeste y blanco en el alma. 14 de Junio. Lo cierto es que los antiguos camaradas se juntaron para filmar una joya de nuestra Historia y así honrar a sus caídos y sobrevivientes; y volvieron a la lucha con empeño renovado.
Era un acto de Justicia y de Amor. ¿Habrá relación entre estos dos sucesos tan cercanos? Es improbable que la misma sea de causa y efecto, pero sí la relación está en la realidad del corazón de un guerrero. Muchos de nuestros héroes de guerra comenzaron a hablar de lo que allí pasó, solamente después de muchos años. Quizás porque como le decía dijo Gandalf, el mago, a su amigo Frodo en El Señor de los Anillos: “Siempre después de una derrota y una tregua, la Sombra toma una nueva forma y crece otra vez” y después del 14 las sombras y las nieblas cubrieron nuestras Islas Malvinas y los corazones de muchos argentinos, aunque no de todos…Quizás porque las heridas de una derrota tardan en cerrar, o mejor dicho, que aquellas como las del 14 de Junio, esas que todavía sigue sangrando, tardan en… florecer y dar frutos. Aunque en realidad, deberíamos ser más exactos: esas heridas o se pudren, o dan frutos.
EL DIA DE LA MAXIMA RESISTENCIA Y EL CONTRAATAQUE DEL “3 DE ORO”
No es el momento de comentar el mucho heroísmo que con el tiempo fuimos conociendo de las horas previas a la rendición. Fue tanto que es un deber de justicia cambiarle el nombre, ver “Lo que no se perdió” y rebautizar el 14 de Junio así: El día de la máxima resistencia.
Hoy sólo quisiera rescatar una de esas tantas historias, la de los muchachos del Regimiento 3, “Gral. Belgrano”, apodado “el 3 de oro” por su uniforme desde antes de la guerra, pero que se ganó el apodo en una causa que parecía perdida. En 1865 el Jefe del Regimiento Tcnl. Alejandro Díaz (muerto en combate asaltando las trincheras enemigas en Curupaytí) es a quien le debemos el mote de “3 de oro”, por ordenar -a pesar de estar gravemente herido- al Subteniente Pablo Belisle (abanderado de la Unidad) hacer flamear la Bandera de Guerra, al grito de: “¡Adelante soldados, que el 3 de oro no sea el último en alcanzar las trincheras enemigas!”.
13 DE JUNIO DE 1982
El Tcnl (R) VGM Víctor Hugo Rodríguez recordaba años después: “13 de Junio de 1982, 22:00 hs, cerro Tumbledown, a la izquierda el Longdon; enfrente, el Regimiento 7 de Infantería de La Plata estaba recibiendo fuego intensivo desde hacía dos días. Era un infierno. Debajo del Longdon el capitán Soloaga, héroe en la guerra que supo trasladar sus valores sanmartinianos a la paz, “se aferraba a las rocas como una ostra”.
“- Debemos ir a apoyar al Regimiento 7 que está siendo atacado en aquella altura, le dijo el Capitán Zunino a su gente”.
“Equipo…. manta y paño de carpa terciado, solo tres cargadores. Infrarrojo… uno solo, el del Capitán. Radios, ninguna, sin pilas, sin comunicación con el jefe de compañía ni entre nosotros; en Malvinas la infantería de la Primera Guerra Mundial, presente. Como solo teníamos tres cargadores, entonces ordené llevar munición dentro de medias que uníamos y nos las poníamos sobre el cuello…”.
“¡Al asalto!…. ordené -sigue Rodríguez-; no había opción para llegar arriba y apoyar al R I 7, que alegría, que emoción ver mis soldados y los de Aristegui con todos los suboficiales a la carrera que llegaban arriba, era increíble verlos (…) impulsados por el amor a la Patria pechando desde el valle la pulseada con los ingleses por ése pedazo de tierra malvinera”. Todo en una tremenda inferioridad numérica y de medios, pero con corazón “de oro”.
“!QUE ACTIO DE AMOR!”
Allí entre muchos héroes también cayó el Sargento Villegas… en esa pequeña historia que pasó a ser grande en la Historia de la Patria. Quedó seriamente herido por tiro de fusil en el estómago. Se moría: “sus soldados lo quieren ayudar, pero no pueden; el combate es intenso. “El Gorila” pide que le peguen un tiro porque se ve gravemente herido. Y aparecen dos criollos de ley: el soldado Esteban Tries, de 20 años, junto a José Luis Cerezuela, también soldado, se dirigen hacia su jefe, y con las manos levantadas se muestran ante los ingleses a pecho descubierto…
Buscarán salvarlo aunque les tiren con todo, ¡qué coraje! ¡Qué acto de amor.!”
Combate feroz, encarnizado de las dos partes…pero, de repente, los nuestros se encuentran solos. La orden que había dado el General Jofré, Comandante de la X Brigada, había sido la de abortar el apoyo al R I 7, pero los muchachos jamás se enteraron, y se adentraron entre de las fracciones del 2º Batallón de Paracaidistas británicos. Y siguieron combatiendo solos, sin apoyo de artillería, ni de morteros, ni de nadie. Y en esa noche oscura se supo en serio quiénes eran verdaderos líderes.
Así combatió en Malvinas la Compañía “A” “Tacuarí” del Regimiento 3 de Infantería “General Manuel Belgrano”, como dijo el General Don José de San Martín: “en pelotas como nuestros paisanos los indios” pero con todo el espíritu de los infantes del glorioso 3 de Oro que comandó el entonces Teniente Coronel David Comini.
“NUNCA SE RINDIERON”
Al volver de las islas, estarían todavía más solos, “la Sombra tomaba fuerza”.
Con los años, esos viejos combatientes se fueron reagrupando y hoy los vemos nuevamente en la lucha, porque nunca se rindieron; no se pueden rendir porque tienen en sus corazones (recuerdan) el llamado del líder. Saben que el testimonio que nos dejan es vital para nuestra supervivencia y no se cansan de darlo por todos los lados que pueden. La sombra tomó fuerza, pero no los paralizó. Esta historia de valientes nos confronta sobre el miedo que paraliza. Recordemos aquella frase de Julio César: “Nihil nobis metuendum est, praeter metum ipsum”. Solamente debemos tenerle miedo al miedo mismo.
En la cultura militar el miedo racional debe ser superado mediante la exhortación al comportamiento valeroso y la conciencia del objetivo a lograr. Se trata de una noción, en definitiva, que reconoce las flaquezas de la voluntad humana que propone su propio modelo de conducta ante las situaciones de extremado riesgo y que articula respuestas para esas situaciones.
Las acciones, decisiones y reacciones en combate se ajustan a esos patrones en las descripciones literarias de todos los tiempos de manera arquetípica para las jóvenes generaciones. El valiente contrataque de la Ca I A en la noche de “la máxima resistencia” contra el invasor, es un ejemplo de coraje criollo, en este grupo de oficiales, suboficiales y soldados como fracción de combate integrada (esencia del combate de infantería) tenemos el ejemplo de liderazgo; de lealtad y valor que son orgullo para la Patria, porque esos bravos salvaron el Honor de la Nación toda ese 14 de Junio, cuando nos mostraron con sus vidas lo que NUNCA SE PERDIO.
* Coronel Mayor. Ex Jefe Del RI Mec 3 ” Gral. Belgrano”
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