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La contraofensiva de Ucrania ha estado muy por debajo de las expectativas. Probablemente porque sólo ha llegado una fracción de la ayuda militar prometida por Occidente y, empeorando aún más esas carencias, la guerra en el Medio Oriente está distrayendo la atención respecto del ataque ruso. Ante ello, es lícito preguntarnos: ¿Ucrania está a punto de perder la guerra?
Poco antes de la Navidad del año pasado, Volodymyr Zelenskyj inició su primer viaje al extranjero. Llevó al presidente ucraniano –como no podía ser de otra manera– a Washington. Se le celebró como un héroe en el Capitolio, sede de la legislatura de los Estados Unidos. “Esta lucha determinará el mundo en el que viven nuestros hijos”, gritó. Y reforzando sus dichos agregó: “Nunca nos rendiremos”.
El discurso de Zelensky fue interrumpido varias veces por aplausos y al final sacó una bandera ucraniana que le habían regalado los soldados en Bakhmut. La vicepresidenta Kamala Harris y la entonces presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, sostuvieron la bandera en alto en medio de continuos aplausos, mientras las ovaciones de pie nunca terminaban, y sólo un puñado de diputados republicanos permanecieron en sus asientos.
Para Zelensky, el héroe de la camiseta verde oliva, ese viaje fue un completo éxito. El contraste es palpable en relación con su última visita a Washington a finales de septiembre. Zelenskyj parecía apresurado y cansado; y parecía haber perdido finalmente el sentido del humor. Al presidente ucraniano ya no se le permitió hablar ante el Congreso, sino que los representantes lo interrogaron a puertas cerradas. La mayoría de los republicanos cuestionan ahora abiertamente la ayuda militar a Kiev e, incluso, se dice que los demócratas preguntaron a Zelensky qué pasaría si Estados Unidos dejara de apoyarlo. “Si no recibimos la ayuda, perderemos la guerra”, habría respondido.
Zelensky viajó a Washington para recordarles a los estadounidenses la guerra en su país de origen. Porque un año antes de las elecciones presidenciales, Estados Unidos está preocupado principalmente por sí mismo y, según las encuestas, la mayoría de la población rechaza ahora darle más ayuda a Ucrania.
SE LUCHA POR METROS
En Washington, la ayuda militar se ha convertido en un punto de discordia en las negociaciones presupuestarias. Aunque el presidente Joe Biden sigue apoyando a Kiev, los republicanos en el Congreso han bloqueado el paquete de ayuda para Ucrania.
A Zelensky le resulta cada vez más difícil convencer a sus aliados de que todavía es posible una victoria contra Rusia. Veinte meses después del inicio de la guerra, Rusia controla alrededor de una quinta parte del territorio ucraniano. Decenas de miles de soldados y civiles han muerto y el interés del mundo por el sufrimiento de los ucranianos está menguando.
En junio, Ucrania lanzó una contraofensiva a gran escala, pero no hubo éxitos rotundos. El objetivo de la operación militar era romper las posiciones rusas, avanzar hasta el mar de Azov y cortar el suministro a las tropas enemigas para obligar a Vladimir Putin a sentarse a la mesa de negociaciones. Pero estamos muy lejos de eso. Aunque hubo algunos éxitos parciales, como la conquista de pequeños pueblos, finalmente podemos decir que fue una batalla de metros.
CARRERA DE DRONES
De la ayuda militar prometida por Occidente, hasta ahora sólo una fracción ha llegado a Ucrania. “Las promesas no se cumplieron”, afirma en una entrevista el coronel Markus Reisner, del ejército austríaco. Sólo ha llegado la mitad, o como máximo dos tercios, de lo prometido. Europa, por ejemplo, entregó sólo 300.000 de un millón de proyectiles de artillería. Ucrania carece de suficientes sistemas antiaéreos, drones y equipos antidrones. Pero, fundamentalmente, carece de aviones de combate en condiciones reales de disputarle el espacio aéreo a los rusos.
Debido a que la ayuda militar de Occidente no es suficiente y a que China recientemente dejó de suministrar drones a Kiev, el ejército ucraniano está tratando de producirlos él mismo en caso de emergencia. En fábricas improvisadas y patios traseros, los soldados convierten drones civiles en aviones kamikazes. Cargados con artefactos explosivos, atacan objetivos enemigos.
Al comienzo de la guerra, los drones dieron a Ucrania una ventaja, pero desde entonces Rusia ha ido poniéndose al día. Ha surgido una carrera para ver quién tiene los drones más modernos y las últimas tecnologías contra drones.
El problema es que ambas partes lo ven todo (mediante los satélites y sistemas tecnológicos), lo que dificulta las maniobras tácticas y operativas. Según dicen algunos expertos europeos: “Occidente debe ahora enviar nueva tecnología para que Ucrania pueda reanudar la lucha en la primavera”. Esto implicaría principalmente una guerra electrónica para que los drones rusos pudieran ser detectados, neutralizados o, incluso, destruidos.
Hay un punto muerto en el frente, escribió el comandante en jefe de las fuerzas armadas ucranianas, Valeriy Zalushnyj, en un artículo publicado en el periódico británico Economist.
Lo que se necesita es un “arma milagrosa”: un invento que lo cambie todo, algo así como cuando los chinos inventaron la pólvora. Hoy eso sólo puede ser una combinación: drones más guerra electrónica, para que los drones del enemigo no puedan volar y uno esté protegido de los ataques perturbadores rusos, además de sistemas antiaéreos, equipos de remoción de minas y reservistas mejor capacitados.
¿UCRANIA ESTÁ POR PERDER LA GUERRA
“Depende del invierno y del apoyo de Occidente”, afirman diferentes analistas. Creemos que no habrá operaciones tácticas u operativas importantes por parte del lado ucraniano en el invierno, pero los ataques rusos a infraestructuras críticas probablemente aumentarán nuevamente.
“Estamos al final, estamos cansados”. La mayoría de las imágenes muestran una brutal guerra de trincheras, drones que se abalanzan sobre todo y una fuerza desgastada: después de casi dos años de guerra, la desilusión se extiende en Ucrania. La situación es grave, advierten los expertos. Occidente necesita repensar.
Según Olena Rysch, él y su unidad lucharon durante horas en las trincheras cerca de Avdiivka. Los soldados utilizan sus cámaras para grabar cómo responden al fuego ruso, lanzan granadas y se esconden de los tanques que se acercan. El vídeo de 30 minutos se vuelve viral en Ucrania. Después de cinco horas de combates, el grupo formado por Rysch y el director de cine ucraniano Oleh Sentsov, que ahora sirve en el ejército, se retira exhausto. “Estamos al final, todos estamos cansados”, dice Rysch sobre el estado actual del ejército ucraniano. “No nos queda nadie con quien luchar y el enemigo se está volviendo cada vez más activo”.
Y, continúa el periódico, “Rusia gana la iniciativa. Las tropas ucranianas se encuentran en una situación difícil. Rusia tiene más drones, más proyectiles de artillería, más hombres y está atacando en muchos lugares del frente. A pesar de estar agotado, Rysch quiere seguir intentando liberar las zonas ocupadas por Rusia. Este es nuestro país, esta es nuestra gente, nos están esperando y les debemos traerlos a casa” dice, pero Rusia es muy fuerte y muy inteligente. “Y actúa estratégicamente. Rusia no piensa en mañana ni en pasado mañana, sino en los próximos años”, subraya el soldado de pelo de colores vivos. Una afirmación con la que probablemente estarían de acuerdo la mayoría de los expertos militares y de seguridad occidentales. El tiempo corre actualmente para Rusia, que lleva meses preparándose para una larga guerra y que recibe armas y municiones de aliados como Corea del Norte e Irán. Si quieres seguir el ritmo, tienes que repensar las cosas, dicen muchos expertos. Hasta ahora no ha sucedido suficiente”.
Como ya hemos dicho en La Prensa, en el lenguaje militar se habla de un “punto culminante”: el momento en el que la situación se desploma y se pierde el control. No está muy lejos, dicen algunos expertos con una visión no distorsionada por la niebla de la Guerra: “Cuando eso sucede, el oponente gana”.
Hoy podemos destacar una interesante observación de un periódico alemán: se percibe un “estado de resaca”, que se ha extendido por las capitales occidentales. Durante demasiado tiempo se creyó que el problema podría resolverse únicamente mediante la moral de los soldados ucranianos y algo de ayuda armamentista. “Pero no es así”. Mientras tanto, la desilusión también se está extendiendo en Ucrania. Mientras los soldados en el frente se están quedando sin fuerzas, el alistamiento en el ejército se está estancando. Los problemas de gestión y la corrupción significan que hay escasez de soldados capaces y muchas unidades no han tenido un descanso durante casi dos años.
No obstante las ventas continúan. Algunos ganan mucho dinero. Y seguirán desgastando a Ucrania. Según una publicación griega, Estados Unidos está negociando con Grecia la compra de 75.000 proyectiles para las Fuerzas Armadas de Ucrania por 47 millones de dólares. Se espera que entren allí 50.000 proyectiles de 105 mm, 20.000 de 155 mm y 5.000 de 203 mm.
Al mismo tiempo, los proyectiles de 203 mm para las unidades de artillería autopropulsadas M110, que están en servicio en las Fuerzas Armadas de Grecia, son adecuados para su uso con los cañones autopropulsados soviéticos 2S7 “Pion”, que están en servicio en las Fuerzas Armadas de Grecia y en la 43.a brigada de las Fuerzas Armadas de Ucrania. El precio promedio de un proyectil será de 627 dólares cada uno. Las cuentas finales y conclusiones, a cargo del lector.
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