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Escribiré algo que no contentará a muchos de mis contactos. Lo hago a disgusto. Por pura obligación de conciencia. Nada más que para dejar sentada mi posición. Y sin ánimo de polémicas (surtout pas!).
Lo central del conflicto entre el ejecutivo y las Universidades de gestión pública (no la “UBA”) estriba en el intento de aquél de replicar para este año el presupuesto votado a fines de 2022. Búsquese los números del descalabro de costos desde entonces, y se verá la enormidad del ataque perpetrado contra la educación superior. Eso en Argentina: en el Estado con mayor desarrollo científico y académico del continente, después de EUA. O sea: una intentona gravemente contraria al bien común político. En aquel ámbito de la vida social que todavía resiste la decadencia en que ha caído la Patria. Una Patria que hasta los ’80 no integraba el “tercer mundo”. Hoy, sí. Pero su ciencia y su academia, todavía no.
Como he dicho en una reciente publicación de “Gladius”, parejo desfinanciamiento se perpetra contra el sector tecnológico-nuclear, en el cual Argentina se ubica entre los primeros Estados del mundo. Allí no hay “izquierda cultural” (sic). Por donde se ve el real trasfondo del desfinanciamiento: en el mejor de los casos, la torpeza más supina respecto de interés nacional; en el peor -¡pero no inverosímil!- la intención de destruir lo que todavía le queda a la Patria como herencia valiosísima, y reaseguro de su posible resurgimiento. Porque la Historia, my friends, no ha terminado para nosotros.
Entonces:
– si ha habido algún peculado en la UBA; si allí o en la de San Martín contratan actores caros; si hay (algunos) docentes ideologizados; si la administración pública -de la que dependen los entes autárquicos- debe o puede o quiere hacer (nuevas) auditorías -y las Universidades quieren o no quieren;
– si a la marchas multitudinarias en toda la República fueron algunos que no son alumnos ni tienen aspecto de serlo (¡…! ¿y?); si en algún momento en la de Buenos Aires habló “Taty” Almeida; si alguien en alguna de las numerosas y cuantiosas marchas habló con la “e”;
– si Genta dijo -¡y muy bien!: porque ahí reside la razón de bien común axial- que la Universidad es para los capaces, más allá de su patrimonio económico;
– incluso si alguna de las reivindicaciones puntuales esgrimidas por la Universidades, en el contexto de su respuesta al gravísimo ataque actual, resultan materia prudencialmente opinable;
– o cualquier cosa por el estilo de éstas, señalando verdaderos o supuestos fallos en las instituciones (fallos de alguna que sirven para salpicarlas a todas);

Todo eso será relevante para criticar, o ponderar, o investigar, o penar judicialmente,

PERO NO ENTRA AHORA EN CUESTIÓN, PORQUE NO ES DE LO QUE SE TRATA CENTRALMENTE ESTO.

Sergio R. Castaño

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