El padre Bahjat Elia Karakach, párroco de la iglesia de San Francisco de Asís en Alepo, ha alertado a Asia News de que aún es «demasiado pronto» para que el mundo olvide a Siria, una nación que atraviesa un periodo de grandes cambios tras la caída del régimen de Bashar al-Assad

(Asia news/InfoCatólica) Entre los aspectos positivos, el padre Karakach subraya la «apertura de las nuevas autoridades hacia la comunidad internacional» y sus promesas de no ser un país en conflicto con sus vecinos, además de una visión de «una nueva economía abierta». Gracias a estos cambios, se ha reducido el coste de bienes esenciales como el combustible, el gas y el pan, mejorando la vida cotidiana de los sirios. También menciona una mayor libertad de expresión, algo impensable durante las décadas del régimen anterior, en el que expresar opiniones políticas era motivo de persecución.

No obstante, el párroco señala con preocupación que la forma de gobierno que se establecerá todavía no está clara. «¿Se mantendrá la libertad política o será un gobierno islamista que excluya a quienes no compartan una visión estricta de la religión?», se pregunta.

Violencia, discriminación y el riesgo de una Siria dividida

El sacerdote también aborda las sombras que persisten en el país. Según Karakach, en los últimos días se han producido al menos 35 ejecuciones sumarias y numerosas detenciones en la región de Homs, lo que refleja un contexto de violencia y venganza. Denuncia además que algunas prácticas extremistas, como la segregación de mujeres en el transporte público y la imposición del burka, están ganando terreno. Un hecho especialmente preocupante es que los nuevos agentes de policía y seguridad deben seguir un curso de sharia (ley islámica) antes de ser formados, lo que, según el sacerdote, podría dar lugar a la creación de ciudadanos de segunda clase.

El padre Karakach también critica la falta de una hoja de ruta clara hacia la democracia. Las autoridades han argumentado que no será posible organizar elecciones hasta completar un censo, una tarea compleja debido al elevado número de refugiados y desplazados internos. Sin embargo, hasta ahora no se han planteado soluciones concretas ni plazos definidos.

Crisis económica y tensiones sociales

La situación económica es otro gran reto. Karakach menciona que miles de personas empleadas por el antiguo régimen han perdido sus trabajos, mientras que las promesas de aumentos salariales del 400% no se han materializado. Esto ha paralizado el mercado y aumentado el número de personas en situación de necesidad. «Hoy la gente no trabaja, el dinero no circula y los necesitados aumentan», lamenta.

La fe como motor de esperanza

A pesar de las dificultades, el sacerdote encuentra consuelo en la fortaleza espiritual del pueblo sirio. «El hecho de que nuestra fe y nuestra esperanza no hayan fallado es la verdadera ‘magia’ hecha en Siria», afirma. Karakach concluye haciendo un llamamiento a la solidaridad internacional, imprescindible para superar los enormes retos que enfrenta el país en su camino hacia un futuro estable y democrático.

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