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Aleysha Ortiz logró completar la secundaria con calificaciones destacadas, pero enfrenta un desafío inesperado: no sabe leer ni escribir. Ahora, ha decidido llevar su caso a los tribunales y exigir respuestas sobre su educación

PorEvelin Meza Capcha

Aleysha Ortiz, de 19 años, logró graduarse con honores del Hartford Public High School en Connecticut y obtener una beca universitaria. Sin embargo, afirma que no sabe leer ni escribir. Tras 12 años en el sistema educativo público, Aleysha presentó una demanda contra la Junta de Educación de Hartford y la ciudad de Hartford por negligencia. Además, acusa a su gestora de casos de educación especial, Tilda Santiago, de causarle angustia emocional.

Su historia ha generado un intenso debate sobre la calidad de la educación especial en las escuelas públicas y el acceso desigual a recursos educativos. Aleysha, quien actualmente es estudiante de primer año en el campus de Hartford de la Universidad de Connecticut, asegura que el sistema escolar la promovió de grado en grado sin enseñarle habilidades básicas de alfabetización.

Aleysha nació en Puerto Rico y desde pequeña presentó signos de dificultades de aprendizaje. Su madre, Carmen Cruz, quien solo estudió hasta el octavo grado y no habla inglés, notó desde temprano que su hija necesitaba apoyo educativo especializado. Con la esperanza de obtener mejores servicios, la familia se mudó a Connecticut cuando Aleysha tenía cinco años.

Durante años, Aleysha Ortiz utilizó

Durante años, Aleysha Ortiz utilizó aplicaciones de voz a texto para completar sus tareas y mejorar sus calificaciones. (CNN)

A pesar de estas señales, Aleysha siguió avanzando en los niveles escolares sin recibir la instrucción adecuada. En su segundo año de instituto, su gestora de casos, Tilda Santiago, fue asignada para supervisar su educación especial. La demanda alega que Santiago la sometió a acoso, menosprecio y hostigamiento, e incluso la acechaba dentro del recinto escolar. Aleysha denunció la situación, y Santiago fue apartada de su caso.

En el undécimo grado, Aleysha expresó que tenía grandes dificultades incluso para sostener un lápiz y comenzó a pedir evaluaciones más específicas. No fue hasta su último año que algunos profesores sugirieron que se hiciera la prueba para detectar dislexia, una condición que dificulta la lectura. Sin embargo, las evaluaciones solo se completaron el último día de clases, cuando Aleysha ya estaba por graduarse. Los resultados confirmaron que aún necesitaba instrucción explícita en fonética, fluidez y comprensión lectora.

Graduarse sin saber leer ni escribir

El caso de Aleysha tomó un giro inesperado en mayo de 2024, cuando testificó ante el Consejo Municipal de Hartford que no sabía leer ni escribir, a pesar de estar a punto de recibir su diploma. En ese momento, las autoridades escolares intentaron ofrecerle servicios educativos intensivos a cambio de posponer su graduación. Sin embargo, ella rechazó la propuesta.

“Decidí que ellos (la escuela) habían tenido 12 años”, declaró. “Ahora es mi momento”.

En junio de 2024, Aleysha se graduó con honores y anunció que había sido aceptada en la Universidad de Connecticut, donde planeaba estudiar políticas públicas. Su historia ha provocado cuestionamientos sobre cómo los estudiantes con dificultades de aprendizaje logran graduarse sin haber adquirido habilidades fundamentales.

En su último año de

En su último año de secundaria, Aleysha solicitó pruebas adicionales y fue diagnosticada con dislexia después de 12 años en el sistema educativo. (CNN)

Tecnología como herramienta de supervivencia académica

Aleysha logró completar la secundaria y ser aceptada en la universidad gracias a herramientas tecnológicas. Aplicaciones de texto a voz y voz a texto le permitieron escuchar sus libros de estudio y convertir sus respuestas habladas en texto. También grababa sus clases y utilizaba asistentes digitales para transcribir y comprender las lecciones.

“Las aplicaciones me dieron una voz que nunca pensé que tuviera”, afirmó.

Sin embargo, este método implicó un gran esfuerzo. Aleysha pasaba entre cuatro y cinco horas cada noche realizando sus tareas, revisando cada palabra con la ayuda de su teléfono y su computadora. A pesar de sus limitaciones, sus calificaciones mejoraron hasta alcanzar niveles cercanos a la excelencia.

Un futuro incierto en la universidad

Aunque logró inscribirse en la universidad, su transición ha sido complicada. La Universidad de Connecticut le ha brindado apoyo académico, pero Aleysha dejó de asistir a clases el 1 de febrero para recibir tratamiento de salud mental. Asegura que planea regresar pronto y continuar con su educación.

En respuesta a su demanda, la Junta de Educación de Hartford no ha hecho comentarios. El asesor jurídico de la ciudad, Jonathan Harding, también se negó a declarar, argumentando que no suele hablar sobre litigios en curso. CNN intentó comunicarse con Tilda Santiago a través de su abogado, pero no recibió respuesta.

Por su parte, las Escuelas Públicas de Hartford emitieron un comunicado en el que afirmaron que, aunque no pueden comentar sobre la demanda, siguen comprometidas con atender las necesidades de sus estudiantes y ayudarlos a alcanzar su potencial.

Una lucha por la educación de calidad

Aleysha considera que su caso es una prueba de que el sistema educativo ha fallado a los estudiantes con dificultades de aprendizaje.

“Soy una persona muy apasionada y me gusta aprender”, afirmó. “La gente me quitó la oportunidad de aprender, y ahora estoy en la universidad y quiero aprovecharla. Porque esta es mi educación”.

Su madre, Carmen Cruz, espera que la historia de su hija sirva para que otras familias en situaciones similares exijan mejores servicios educativos.

Mientras tanto, Aleysha continúa su lucha por la alfabetización, esta vez con la esperanza de que su historia impulse cambios en el sistema educativo y garantice que ningún otro estudiante tenga que enfrentar los mismos obstáculos.

¿Cuál es el impacto psicológico en los estudiantes que no reciben la educación adecuada?

Aumento de trastornos de ansiedad y depresión

egún un informe de la Asociación Americana de Psicología (APA), los estudiantes que experimentan dificultades de aprendizaje sin recibir apoyo adecuado tienen un mayor riesgo de desarrollar ansiedad, depresión y baja autoestima. La frustración constante al no poder cumplir con las expectativas académicas puede generar sentimientos de incompetencia y desesperanza.

Un estudio publicado en el Journal of Learning Disabilities encontró que los adolescentes con dislexia no diagnosticada o no tratada tenían niveles significativamente más altos de estrés crónico y síntomas depresivos en comparación con sus compañeros sin dificultades de aprendizaje.

Impacto en la autoestima y autoconcepto

La percepción que un estudiante tiene de sí mismo puede verse gravemente afectada cuando enfrenta dificultades académicas sin recibir apoyo. Un análisis de la National Center for Learning Disabilities (NCLD) en EE.UU. mostró que el 75 % de los estudiantes con problemas de aprendizaje no tratados creen que “no son lo suficientemente inteligentes” y evitan participar en actividades académicas o sociales por miedo al fracaso.

Problemas de conducta y deserción escolar

Los estudiantes que no reciben una educación adecuada pueden desarrollar problemas de conducta como agresión, desinterés por la escuela y dificultades para seguir reglas. Un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) reveló que los estudiantes con bajo rendimiento académico tienen cuatro veces más probabilidades de abandonar la escuela antes de terminar la educación secundaria.

En el caso de estudiantes con discapacidades de aprendizaje no tratadas, un estudio de la American Educational Research Association indicó que el 35 % de estos jóvenes abandonan la escuela antes de graduarse, lo que limita sus oportunidades laborales y aumenta el riesgo de pobreza y exclusión social.

Mayor riesgo de problemas de salud mental en la adultez

Los efectos psicológicos de una educación deficiente pueden persistir en la adultez. Investigaciones de la Universidad de Harvard han encontrado que los adultos con bajo nivel educativo tienen mayores tasas de estrés crónico, inseguridad laboral y problemas de salud mental. Además, aquellos que no aprendieron habilidades básicas como la lectura o la escritura suelen experimentar dificultades para acceder a empleos estables y mantener relaciones interpersonales saludables.

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