La Iglesia siempre nos invita a hacer oración, especialmente en los momentos difíciles. San Pedro en su primera carta nos dice: “Sean sobrios y velen, porque su adversario, el diablo, está al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar (1 Pedro 5,9) Este tipo de oraciones reafirma la renovación de nuestras promesas bautismales que hacemos anualmente durante la Pascua, en las que renunciamos a Satanás, a todas sus obras y seducciones.

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