La globalización y la destrucción del orden…

 

Por Rafael Luis Breide Obeid
Gladius. 72 páginas 

El título de estas líneas está tomado de un artículo que fue escrito por la inestimable Mónica del Río para su boletín Notivida y que figura como anexo del presente libro. Es un texto que da una buena idea del punto en el que nos encontramos, tras los ominosos pasos dados por nuestra dirigencia política en años recientes para cumplir con la agenda 2030. A explorar en un plazo más amplio la secuencia que nos llevó hasta aquí y el significado último de lo que estamos viendo, está dirigido este encomiable opúsculo del doctor Rafael Breide Obeid.

Hay una razón para empezar por el final, que es donde figura ese anexo. Es porque habla de un presente que golpea y que debería llevar a hacerse preguntas inquietantes. Por ejemplo: ¿Cómo es posible que el 65% de los niños en el país vivan en condiciones de pobreza, pero seamos campeones en cuestiones de género y diversidad, tal como dice Del Río? ¿Cómo es posible que el gobierno argentino se ufane de cumplir metas de esa agenda como el aborto, el cupo laboral trans o el DNI “no binario”? ¿Cómo se explica que esas sean las prioridades? ¿Y, en todo caso, prioridades para quién? Es preciso tirar del hilo de esa agenda, porque allí está el empoderamiento de mujeres y transexuales, el aborto, la hipersexualización de menores, el adoctrinamiento escolar… está todo.

Es cuando se siguen los hitos de esta verdadera revolución que viene sufriendo desde hace años la Argentina cuando se ve emerger en el horizonte el espectro de esa tiranía global que hoy ya gobierna a sus anchas. Una tiranía que busca la destrucción del orden moral y jurídico de nuestro país.
Breide Obeid, doctor en Filosofía y autor de numerosos libros, se ha dedicado a examinar el tema desde hace cincuenta años. Esta obra es una síntesis, un destilado, de todos sus estudios sobre la materia.

La secuencia de destrucción que se despliega con la lectura del libro es abrumadora, empezando por las reformas sobre la patria potestad y el divorcio vincular. Sería imposible enumerarlas o dar una idea de todas. Baste aquí referirse al marco referencial que aporta Breide.

En ese sentido, es posible que no pueda encontrarse una explicación más acabada que la suya sobre la naturaleza de la guerra cultural que se libra para imponer esa agenda: “es el máximo intento de descristianización completa del país, la destrucción de toda ontología realista, la negación de la historia y por lo tanto de la memoria y de la identidad del país, reducido a pura disponibilidad, la derrota definitiva de la razón y del sentido común, la muerte de la caridad y del mero amor humano”.

Entendida esa orientación es que se comprende todo lo demás. Se apreciará, por ejemplo, que la imposición de un pensamiento único lo que busca es dar lugar a una sola forma de vivir, precaria, embrutecida.

Breide no alude a las raíces más remotas de esta demolición, pero sí menciona antecedentes de mediano plazo, como los promotores del antinatalismo (Malthus, Darwin, Galton) o las leyes laicas de fines del siglo XIX. Su explicación se centra más bien en las últimas décadas y va de lo general a lo particular.

Empieza por los planes de reingeniería social destinados a toda Hispanoamérica a través de diferentes conferencias de la ONU sobre control de la natalidad, el informe Kissinger y otras entidades supranacionales. Por ejemplo el Diálogo Interamericano (club de banqueros y millonarios que postula una suerte de agenda 2030 “avant la lettre” que incluye desmontar los estados nacionales, desmoralizar las religiones, forzar el desarme militar y el desempleo, etc), grupos de izquierda como el Foro de San Pablo o el Foro de Davos.

De esa panorámica regional se pasa al caso de nuestro país, con especial dedicación al tratamiento del pacto Kirchner-Verbitsky. Un pacto para controlar la Justicia que incluyó la persecución de militares y civiles, pero también un nuevo impulso a los programas ideológicos de reingeniería.
Tras un capítulo que da cuenta del cumplimiento del gobierno argentino de la agenda 2030, queda para el final la apabullante crónica de la destrucción de la ley en nuestro país, donde Breide introduce comentarios de gran calado con un fondo religioso y hasta esjatológico. Como la noción de que el famoso “obstáculo” mencionado por San Pablo que detiene la llegada del Anticristo es la vigencia de un orden que todavía reconoce su fundamento en el derecho romano.

El suyo es un libro breve pero valioso. Una síntesis esclarecedora, empresa nada fácil para un asunto tan vasto y complejo.

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