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José María Carrera

La mañana de este martes, el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, impartió la cuarta conferencia del seminario permanente Isabel la Católica organizado por el Instituto CEU de humanidades Ángel Ayala.

Durante la ponencia, el también arzobispo de Valladolid realizó algunas aclaraciones en torno al estado de la causa de beatificación de la reina que en última instancia él preside, y que según Roma no solo “no está cerrada” como se ha llegado a afirmar, sino que también “se nos anima a seguir adelante” con la promoción de la figura y virtudes de Isabel.

Francisco: “Quizá el siguiente”

El obispo recordó una de sus últimas conversaciones con el Papa Francisco respecto a la canonización, en la que Francisco dijo: “Ánimo, seguramente yo no sea, pero quizá el siguiente”.

Según Argüello, tanto en su etapa como obispo de Buenos Aires como anteriormente ya manifestó varias “expresiones de su reconocimiento a la reina”, si bien durante el pontificado “ha sido consciente de las dificultades” que rodean su posible beatificación. “Sobre todo de las últimas”, subrayó.

Hay quienes consideran que el pontificado de Francisco, al contrario que sus etapas previas, no fue especialmente proclive al reconocimiento del modelo de evangelización en lo que a la América virreinal se refiere. Con Argüello, son muchos los que esperan con expectación la actitud del Papa León XIV en torno a la posible beatificación.

El arzobispo valoró con optimismo la procedencia de León como obispo de Chiclayo, en Perú. A su juicio, Prevost se encuentra indudablemente “vinculado” a Isabel, especialmente “desde el punto de vista de la gesta histórica” del descubrimiento y evangelización. Algo que no solo configura “uno de los grandes `activos´ de la reina Isabel”, sino que también conecta el deseo de “llevar el anuncio del Evangelio a cuantas más personas mejor” con lo que la Doctrina Social de la Iglesia llamaría hoy “la caridad social y política”.

El arzobispo dedicó buena parte de su ponencia a detallar las vinculaciones existentes entre la vida y virtud de la reina Isabel con la Iglesia actual, pero también a advertir de las “últimas dificultades” que amenazan la causa.

Los nuevos grupos de presión contra la causa

Según Argüello, la influencia de lobbies contrarios a la beatificación ya no estarían tan vinculados a la expulsión de los judíos como a nuevas corrientes surgidas del indigenismo, llegando a afirmar que “no cabe duda de la importancia que tiene en las iglesias de la América hispana, portuguesa y norteamericana”.

Dicho indigenismo, que profesa un férreo cuestionamiento de la labor evangelizadora, se vería ahora complementado por una nueva corriente como es la “teología de la descolonización”, surgida a su vez de la teología de la liberación y de nuevas corrientes historiográficas negrolegendarias como la teoría decolonial.

¿Qué es el decolonialismo?

La filósofa y escritora Paloma Hernández sintetiza dicha teoría como la asunción de las grandes premisas del wokismo, desde la crítica al eurocentrismo, racismo o un patriarcado hipotéticamente dominantes hasta el `colonialismo intelectual´, la `violencia epistémica´ o las `herencias coloniales´ de Hispanoamérica. En resumidas cuentas, una teoría marcada por el rechazo a lo hispano desde sus misma definición, pues sus partidarios renuncian a términos existentes en español como `descolonización´ para asumir los de origen anglosajón con el “decolonialismo”.

Argüello profundizó en cómo la teología vinculada a esta corriente tiene que “hacer equilibrios” entre la asunción de la teología cristiana y su deseo de “purificarla” de los elementos supuestamente colonizadores de herencia hispana.

Unos postulados que, de cara a la causa de beatificación, suponen “un riesgo muy grande”, pues llevado a la práctica supondría “arrancar la piel de la carne” de América, rechazando el mestizaje o la “encarnación” de la realidad evangélica que allí se llevó a cabo.

En este sentido, el arzobispo no dudó en llamar a enfrentar desde “el estudio y [elaboración de] propuestas alternativas” una corriente “que tiene su influencia” y que, “fiel a todo tipo de propuesta ideológica, prescinde de lo real, del hecho en sí mismo, de lo que ha sido un encuentro, encarnación y mestizaje”.

No son mayoría pero sí influyentes: “Guadalupe suena a extremeño”

Argüello sacó a la luz conversaciones con obispos de México relativas al impulso de la celebración del quinto centenario de las apariciones del Cerro Tepeyac, la Virgen de Guadalupe, escuchando como las dificultades llegan a la misma denominación de la advocación mariana “porque suena a extremeño”.

Aunque los partidarios de la teología de la descolonización “no son mayoritarios” en Hispanoamérica, el obispo remarca que sin duda “está presente” y “tiene su influencia”.

El nombre de Prevost volvió a salir en la ponencia, en esta ocasión en torno a los diálogos mantenidos por Argüello con Rodrigo Guerra, Secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, cuyo último presidente en el cargo es el actual León XIV.

“Hemos hablado estas cuestiones y él tiene sensibilidad en torno a esto. De alguna forma, la preocupación que he manifestado a la diócesis de México sobre la celebración del V centenario de Guadalupe también tiene que ver. Es nuestra oportunidad de poder decir y hablar”, comentó el arzobispo.

Lo que pueden hacer los fieles

¿Pueden ayudar los fieles de cara al avance de la beatificación? Junto con la elaboración de un discurso alternativo al propuesto por el decolonialismo, Argüello reiteró nuevamente su llamado a la oración y la “fidelidad al ejercicio de la vocación” entre los fieles.

También incluyó en esa aportación de los fieles una mención al “estudio y reflexión” de las cuestiones discutidas, aportando a los debates abiertos “documentación histórica, reflexión y tesis doctorales”. Junto con el académico y divulgativo, destacó en referencia al laicado “la necesidad muy grande de promover la caridad social o política, vivida en todos los aspectos”, pues “de alguna manera, Isabel, desde una convicción de la persona humana, promueve una forma de organizar y vivir en la polis, incluso de edificarla. Oración, fidelidad a la vocación y reflexión sobre estos asuntos”; reiteró el arzobispo.

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