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Según cifras publicadas recientemente por el Ministerio de Asuntos Civiles de la República Popular, en el primer trimestre del año se registraron 1,97 millones de matrimonios en China, 178.000 menos que el año pasado. Las autoridades del país están alarmadas por las consecuencias sociales del fenómeno.
(Asia news/InfoCatólica) Zhou Xiaopu, profesor de la Facultad de Periodismo y Comunicación de la Universidad Popular de Beijing, atribuye este descenso a los cambios socioeconómicos que se han producido en el país en los últimos cuarenta años y al consiguiente cambio en la visión del matrimonio y la paternidad entre los jóvenes chinos. Los nacidos entre los años 80 y 90 son predominantemente hijos únicos, acostumbrados a ponerse a sí mismos en primer lugar, más preocupados de sí mismos y de lo que quieren de la vida. Para ellos, aplazar el matrimonio o renunciar a él es una elección vinculada ante todo a su propio bienestar.
Según la investigadora, en la decisión de no casarse también influye el estilo de vida de una generación cada vez más sobrecargada de trabajo, hasta el punto de «apenas poder cuidar de sí misma» y tener poco tiempo libre para socializar. También contribuyen a su reticencia a dar el paso los elevados precios de los inmuebles en los centros urbanos, el coste de una fiesta de boda, el coste de la manutención de los hijos y la feroz competencia en la educación. La incertidumbre del futuro y las estrecheces económicas en que viven muchos jóvenes en la era post-covid exacerbarían una tendencia que ya estaba en marcha.
El análisis de Zhou se ve confirmado por el testimonio de Huang Feiling, una abogada de 31 años de Ningde (Fujian), que declaró al diario Lianhe Zaobao que no está nada ansiosa por convertirse en esposa y madre, y que prefiere esperar el momento y la persona adecuados sin preocuparse por ello. Además, las mujeres chinas son mucho más independientes que en el pasado, lo que explica el gran número de seguidores en las redes sociales chinas de blogueras «feministas», a las que les gusta compartir con sus seguidores las alegrías y recompensas de su vida como solteras de más de 30 años.
Sin embargo, el descenso de matrimonios y nacimientos alarma a las autoridades por el impacto que podría tener en la estabilidad del país. Tanto es así que algunos gobiernos locales introdujeron a principios de año medidas experimentales para promover las ceremonias nupciales de «bajo coste». Las autoridades del condado de Guixi, en la provincia de Jiangxi, incluso lanzaron una aplicación de citas para ayudar a encontrar un alma gemela y crearon agencias de búsqueda de pareja en los treinta y un pueblos del territorio. Mientras tanto, en otra localidad de Jiangxi, Yushui, se ha programado un curso en línea para educar a los residentes en temas como el matrimonio y la familia, y se han creado servicios semanales de asesoramiento público con el mismo fin.
Otra práctica muy extendida en la actualidad es la organización de citas rápidas a gran escala, como la celebrada a finales de marzo en el condado de Changxing, en la provincia oriental de Zhejiang. El evento, promovido por algunos organismos políticos locales, incluía tres horas de juegos y diversas actividades con el objetivo de conocer a las chicas y chicos solteros presentes. La ciudad de Tongling, en Anhui, por su parte, decidió crear un espacio en un jardín público para fomentar los encuentros románticos, emulando los que ya existen desde hace tiempo en las principales metrópolis de la República Popular.
Este tipo de iniciativas son apreciadas por las familias chinas, conocidas por ejercer una fuerte presión sobre sus herederos para que formen una familia. Los propios padres de los solteros se reúnen periódicamente en los parques públicos de las grandes ciudades para intercambiar información sobre la edad, el aspecto, la educación y el trabajo de sus hijos, con la esperanza de encontrar la pareja ideal para ellos. Es un fenómeno típicamente chino, conocido con la expresión baifa xiangqin, que podríamos traducir como «reunión concertada por personas con el pelo blanco», es decir, padres ancianos.
Es sobre todo en torno al Año Nuevo, la fiesta china más importante, cuando la insistencia de los familiares se hace más acuciante. Así, antes que defraudar sus expectativas, algunos jóvenes chinos prefieren hoy volver a casa con novias «alquiladas», elegidas a través de agencias especiales en línea. Es decir, van con mujeres a las que presentan como novias sin serlo. El coste de este tipo de servicio suele oscilar entre 500 y 800 yuanes (entre 60 y 100 euros), según la región y la duración de la «actuación», más los gastos de viaje y cualquier imprevisto.
Hay más de 200 millones de solteros chinos que han decidido buscar a su media naranja en sitios y aplicaciones de citas, como TanTan, Jiayuan y Baihe, por citar los más populares. Según las estadísticas, la mayoría de los usuarios chinos registrados en estas plataformas tienen entre 25 y 34 años (42,9%) y entre 35 y 44 (27%). El negocio chino de búsqueda de pareja alcanzó los 1.180 millones de dólares en 2023 y podría rozar los 1.260 millones en 2027, lo que lo convierte en el mayor mercado de búsqueda de pareja del mundo.
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