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Sr. Director:
Muy oportunamente, alguien muy criterioso, no se quién, a raíz de la apóstata votación de diputados y senadores argentinos a favor de la muerte de criaturas inocentes mediante el aborto, puso a circular en las redes sociales un fragmento extraordinario (no se si es el calificativo más apropiado), de una alocución que dirigiera S.S. Juan Pablo II, a los jóvenes en Chile en 1987. Siempre me impresionó absolutamente todo de esa arenga, el sentido de cada palabra, la expresión de su rostro, sus gestos, el tono de su voz, sus pausas, su mirada, todo en él, me animo a decir, fue celestial cuando expresó con tono enérgico, firme e imperativo:
“¡El amor vence siempre!…¡El amor vence siempre!… ¡Como Cristo ha vencido!… ¡El amor ha vencido! … ¡El amor vence siempre!… aunque, en ocasiones ante sucesos y situaciones concretas pueda parecernos impotente…
…¡Cristo parecía impotente en la Cruz! …
¡ Dios siempre puede más…!!!
Desde hace muchos años tratando de contrarrestar la acción masónica y satánica de la revolución anticristiana, he venido batallando con cartas de lectores, artículos, charlas y conferencias contra la ley del aborto y la ideología de género, y he sido por demás insistente en afirmar que, si el poder político apóstata de la Argentina lograba imponer las mismas, de hecho, nuestra Patria dejaría de ser Católica y se perdería lo poco que quedaba del Orden Social Cristiano, aunque es bueno aclarar que, mientras haya sólo un compatriota dispuesto a dar la vida por Cristo, la Patria Católica reinará en él. Lo que ocurre es que, oficialmente, al votarse estas leyes, gran parte del pueblo argentino le ha dicho que no a Dios, lo ha quitado de sus vidas… Repito, oficialmente es como que la Argentina dejó de ser Católica…
En marzo de 2020, cuando comenzó la cuarentena escribí una carta de lectores que algunos tildaron de “fundamentalista”. En ella afirmaba que estábamos viviendo tiempos teológicos, tiempos de Dios, tiempos apocalípticos en los cuales, el ser humano totalmente alejado de Dios y ensoberbecido, pretende ocupar el lugar de Aquél y disponer según su antojo sobre la vida de criaturas inocentes no nacidas. Hasta aquí nada nuevo, pero agregaba que, más allá del libre albedrío del cual Dios nos ha dotado, Él mismo es quien está permitiendo que todo este desorden moral acontezca para, llegado el momento, según los planes Divinos, hacer tronar el escarmiento sobre tanta soberbia. Y en tal sentido, arriesgando un poco más la percepción sobre la situación, afirmaba que, en estos tiempos de absoluta confusión (signo inequívoco de los tiempos finales), en donde lo único que se presenta con claridad es precisamente la absoluta confusión, es Dios quién está manejando los hilos de cuanto acontece en el mundo terrestre que no ha hecho volar por los aires debido a que su Misericordia fue movida por los millones de católicos del mundo entero que, durante nueve meses, producto del encierro y la cuarentena, al mismo tiempo estamos rezando el Santo Rosario diariamente.
Más allá de lo expresado, más allá de tantas oraciones y esfuerzos, la ley diabólica fue aprobada y millones de católicos y cristianos argentinos influidos por las circunstancias adversas comenzaron a ver lo ocurrido con ojos eminentemente terrenales desconociendo lo que hablábamos más arriba de los tiempos teológicos y de los tiempos de Dios. Primero, nos olvidamos de Él y ponemos todo nuestro esfuerzo en la cuestión política donde le pedimos a diputados y senadores enemigos de Cristo que voten por nuestros valores… y ahora que la votación se perdió y se aprobó el aborto, vamos por la vía de la justicia a pedir a jueces también enemigos de Cristo o simplemente cobardes apóstatas, que deroguen lo que ya se aprobó.
Estamos equivocando el camino…!!!
Si Dios es quien está dirigiendo toda esta situación, Cristo es el camino. Levantemos las cabezas y busquemos en el cielo la mirada de Dios y aferrados a nuestros Rosarios firmemente apretados en nuestros puños oremos para que Él nos guíe para ejecutar lo necesario para recuperar la Patria Católica y el Orden Social Cristiano, sea como sea, como Él lo disponga…
Y más que nunca que resuene en nuestras mentes esas palabras celestiales de SS Juan Pablo II: …¡“El amor siempre vence” … “Cristo ha vencido”… “Dios siempre puede más…!!!”
¡Viva Cristo Rey! ¡Viva María Reina!
¡Por Dios y por la Patria!
Buenos Aires, Solemnidad de la Epifanía del Señor de 2021
Hugo Reinaldo Abete
Ex Mayor E.A.
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