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La imagen solicitada llegó al puerto de Buenos Aires en marzo de 1630 y desde allí inició su camino al destino final en una carreta tirada por bueyes. Sin embargo, según se registra en el libro De la frontera a la Villa de Luján. Los comienzos de la gran Basílica (1890-1899), la carreta quedó varada al llegar al paraje denominado “Árbol solo”, a orillas del río Luján, en la actual provincia de Buenos Aires.
Creyendo que se trataba de un problema del peso de la carga, quienes manejaban la carreta quitaron varios bultos, pero los bueyes no se movían. Hasta que bajaron la caja que contenía la imagen de la Virgen. Para su asombro, los animales sólo se movían para seguir viaje si la virgen quedaba en ese lugar. Esto fue interpretado como una señal de que debía quedarse allí, y allí la dejaron.
La devoción a la Virgen de Luján o Nuestra Señora de Luján es una de las más populares del país. También tiene fieles seguidores en países vecinos, ya que en 1930, el Papa Pío XI la declaró patrona de la República Argentina, Uruguay y Paraguay.
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