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La líder de Hermanos de Italia ha conseguido revivir los valores de la derecha radical italiana. También ha despertado en Europa el miedo al fascismo.
El 19 de julio de 1992 la explosión de un coche bomba cargado con 100 kilos de dinamita acababa con la vida del popular juez antimafia Paolo Borsellino y sus cinco escoltas en la céntrica calle de vía Mariano D’Amelio de Palermo. Al día siguiente, a casi 1.000 kilómetros de distancia, en el popular barrio romano de Garbatella, una joven de 15 años llamaba enérgicamente a la puerta del Frente de la Juventud, la organización juvenil del partido neofascista Movimiento Social Italiano (MSI).
Se trataba de Giorgia Meloni, la mujer que ahora podría convertirse en la futura primera ministra de Italia si su partido de extrema derecha, Hermanos de Italia (Fratelli d’Italia), gana las elecciones de este domingo, tal y como pronostican todos los sondeos.
“Estaba horrorizada por lo que le había ocurrido a Borsellino, necesitaba compartir mi rabia y encontrar confort entre los que pensaban como yo. Necesitaba gente limpia, fuera de los arreglos de la baja política”. Estas son las palabras con las que Meloni explica en su libro Noi Crediamo (2011) el origen de una vocación política que la llevó a militar en el MSI, fundado en 1946 por seguidores del dictador Benito Mussolini.
Durante años, Meloni compaginó la militancia con los estudios y con trabajos a tiempo parcial que le permitían llevar dinero a casa. Fue camarera, niñera y vendedora de discos. Sufrió bullying en el colegio y estudió periodismo en la universidad. Hoy tiene 45 años, un tono de voz duro y el objetivo más inmediato de convertirse en la primera mujer en liderar una coalición de derechas que gobierne Italia.
En ese sentido, todos los sondeos nacionales le auguran el éxito. Si bien en las elecciones generales de hace cuatro años su formación apenas logró sacar un 4,35% de los votos, ahora supera el 25% en intención de voto. Unos resultados que le otorgan ventaja frente a su principal adversario, la formación de centroizquierda Partido Democrático que lidera Enrico Letta, al frente de una alianza progresista.
También le permiten adelantar a sus socios: La Liga, del vicepresidente del Consejo de Ministros y extitular del Interior, Matteo Salvini, y Fuerza Italia, del ex primer ministro Silvio Berlusconi
Mujer, madre y cristiana
Las cifras son una muestra de un meteórico ascenso político, fruto de muchos factores, pero sobre todo, de la enérgica y arrolladora personalidad de una mujer que ha logrado resucitar la derecha italiana más tradicional.
“Soy Giorgia. Soy mujer, madre, italiana y cristiana. No me lo quitarán“, gritó a pleno pulmón Meloni en 2019 en contra a la legislación homosexual. Una frase que luego se convertiría en un tema de música electrónica que triunfó durante meses en las principales discotecas italianas.
Esas mismas ideas las defiende ahora desde Hermanos de Italia, partido que fundó y dirige desde 2012, bajo el lema de “Dios, patria y familia”. El mismo emblema al que apelaba el fascismo de los años 30.
Precisamente, parte de la popularidad de Meloni se debe a que utiliza “un estilo directo al hablar, es clara y no se anda con rodeos”, explica Matteo Re, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad Rey Juan Carlos, a EL ESPAÑOL.
“Soy Giorgia. Soy mujer, madre, italiana y cristiana. No me lo quitarán”
Más allá de los eslóganes, la política romana también ha sabido explotar su historia vital. En concreto, señala Re, “su vida como hija abandonada por su padre que ha tenido que irse de un buen barrio de Roma para mudarse a la periferia junto con su madre (Anna) y su hermana (Arianna)”. Una experiencia que ella misma cuenta en Io sono Giorgia, una autobiografía estratégicamente publicada en 2021, en plena formación del gobierno tecnócrata de Mario Draghi.
Ella se presenta “como una mujer hecha a sí misma, que llegó de la nada a triunfar”, añade Re. Y lo cierto es que la historia de Giorgia Meloni es, cuando menos, una historia de perseverancia y oportunismo.
¿Oportunista o antistablishment?
A los 19 años, Meloni, conocida por su dureza dialéctica, se alzaba como líder nacional de Azione Studentesca, el movimiento juvenil de Alianza Nacional, heredera del MSI. Una década después llegó a la Cámara de los Diputados, de la que fue vicepresidenta hasta 2008.
Ese año, Berlusconi, entonces líder del gobierno y del partido Popolo della Libertà, puso a Meloni al mando de la cartera de Juventud y Deporte. En 2012 se distanció del Cavaliere —que formó Forza Italia— para fundar los Hermanos de Italia. O, con sus palabras, “el partido de los patriotas”.
“Ha sabido esperar y aprovechar el momento adecuado”, señala el politólogo Daniel V. Guisado, coautor del libro Salvini y Meloni. Hijos de la misma rabia (2021). Se refiere a la decadencia de las fuerzas tradicionales de la derecha italiana encarnadas en Berlusconi y Salvini.
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