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El periodista Michael Haynes, corresponsal de LifeSiteNews en Roma ha publicado en su web PerMariam la segunda parte de una interesante entrevista con el cardenal estadounidense Raymond Burke.
En la entrevista, el cardenal Raymond Burke ha expresado su preocupación por las restricciones impuestas a la Misa tradicional, asegurando que estas limitaciones han causado un profundo sufrimiento a numerosos fieles. El purpurado ha señalado que la aplicación del motu proprio Traditionis Custodes ha generado confusión entre los obispos, llevándolos a restringir la celebración de la Misa según el Usus Antiquior y la administración de otros sacramentos conforme a este rito.
«Debemos orar para que Nuestro Señor intervenga y ponga fin a esta persecución de los católicos devotos», declaró Burke, enfatizando que estos fieles simplemente buscan alimentarse espiritualmente mediante la forma más antigua del Rito Romano.
Sobre las razones detrás de estas restricciones, el cardenal afirmó que existe un intento de erosionar la fe atacando la liturgia y la Eucaristía. Según Burke, algunas declaraciones de altos funcionarios de la Iglesia sugieren que el Usus Antiquior ya no es válido debido a una supuesta «nueva teología de la Eucaristía y del Santo Sacerdocio», algo que calificó de falso. «No hay una nueva teología de la Santa Eucaristía y del Santo Sacerdocio», aseveró.
Para el cardenal Burke, la crisis actual en la Iglesia radica en una reducción de la fe a una ideología que sirve a agendas populares y secularizadoras. «La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo, fundada por Nuestro Señor», recordó, instando a los fieles a resistir el pensamiento erróneo que conduce a la apostasía.
El purpurado también criticó la tendencia a relativizar la figura de Jesucristo en algunos documentos eclesiales, como los generados en el llamado Camino Sinodal, y alertó sobre la idea de utilizar la liturgia solo como un medio para avanzar en determinadas agendas. «Necesitamos una reforma profunda en la Iglesia, y esa reforma es una conversión a Cristo, él es nuestra salvación», afirmó.
Cansancio de los fieles por tanta confusión
Respecto a la crisis de liderazgo eclesial, Burke reconoció que existe una confusión generalizada en la Iglesia, generando desánimo entre los fieles. Esa desesperación de muchos católicos proviene «porque en el nivel más alto de la Iglesia hay una necesidad urgente del ejercicio del Oficio Petrino y del Oficio Episcopal para servir a la unidad enseñando la verdad e insistiendo en la sana disciplina de la Iglesia».
En este sentido, advirtió sobre el peligro del cisma y recalcó que abandonar la Iglesia nunca es una solución. «Tenemos que luchar la buena batalla, mantener la fe», subrayó, citando a San Pablo. Además, sostuvo que si un alto funcionario eclesiástico enseña algo contrario a lo que siempre ha enseñado la Iglesia, «simplemente tenemos que rechazarlo».
El cardenal Burke también respaldó la reciente declaración del cardenal Zen, quien advirtió que no se puede orar al Espíritu Santo para que anule la enseñanza que la Iglesia ha recibido. Burke denunció que algunos buscan justificar cambios radicales bajo la excusa de una evolución en la comprensión eclesial. «El Espíritu Santo no puede haber estado equivocado durante 2.000 años y de repente cambiar de dirección», enfatizó.
Sobre la reforma en la Iglesia, el cardenal insistió en la necesidad de enseñar la verdad de la fe y profundizar en el conocimiento de sus verdades. En este sentido, defendió la importancia de los Dubia, que plantean preguntas clave sobre enseñanzas y prácticas que parecen contradecir la tradición eclesial. «Fundamental para la verdadera reforma de la Iglesia será el retorno a una sana catequesis y a la disciplina de aquellos que, en nombre de la Iglesia, están enseñando errores y escandalizando a los fieles», concluyó.
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