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Queridos todos,
Hoy pude entrar en Gaza para visitar la parroquia acompañando al Patriarca Latino de Jerusalén. Nos quedaremos hasta el domingo, Dios mediante. No había podido entrar desde que comenzó la guerra.
Mucha destrucción y sufrimiento por donde uno pasa hasta llegar a la parroquia. Inimaginable.
Kilómetros de destrucción casi total y luego barrios semidestruidos con miles de personas en tiendas rudimentarias o deambulando por las calles que en su mayoría se han convertido en senderos entre los escombros.
Vehículos contados con los dedos de una mano, algunas bicicletas y algunos carritos tirados por burros que distribuyen agua.
La gente de la parroquia muy dolida por las muertes de ayer y a pesar de todo con mucho espíritu de fe, poniéndose en las manos de Dios. 500 cristianos aproximadamente se alojan en las dependencias de la parroquia, incluso dentro de la Iglesia. Ha sido una alegría volver a ver y saludar a muchos de ellos después de dos años. Los niños señalaban el lugar donde el obús impactóven iglesia y los lugares en los que estaban las personas heridas y luego fallecidas ayer en el momento de la explosión.
Todo muy triste y desolador pero al mismo tiempo muy edificante.
Hoy es un día normal, bastante tranquilo para la gente del barrio. Se escuchan los drones sobrevolando la zona, frecuentes explosiones de bombas, no muy lejos, que hacen retumbar toda la casa parroquial. También se escuchan ráfagas de metralla que disparan unos drones especiales.
Hoy visitamos la parroquia ortodoxa, con el Patriarca ortodoxo que entró con nosotros y ya volvió a Jerusalén. Visitamos también uno de los hospitales, donde están todavía alguno de los miembros la parroquia junto con otros enfermos, la mayoría heridos de guerra.
El Papa llamó hoy por teléfono al Patriarca latino cuando estábamos por entrar y habló también con el padre Ferrero mientras esperaba en la parroquia nuestra llegada. Expresó su preocupación y solidaridad.
Intensifiquemos nuestras oraciones por una paz justa y digna para todos y por aquellos que dirigen el destino de las naciones.
Recemos especialmente por nuestros religiosos y religiosas de la Familia del Verbo Encarnado que sirven en está misión junto con las hermanas de la madre Teresa de Calcuta.
Dios los bendiga.
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