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Argentino, casado y padre de seis hijos, el Lic. Cristian Rodríguez Iglesias es Fundador y Presidente del Centro de Humanidades Josef Pieper de Argentina, que dicta “Cursos sobre Historia del Pensamiento y la Cultura” bajo el lema “Pasión por la Verdad”.

¿Cómo nace el Centro de Humanidades Josef Pieper?

El Centro de Humanidades Josef Pieper nace a orillas del Atlántico, en una hermosa ciudad llamada Mar del Plata (Argentina), ubicada 400 km al sur de Buenos Aires. Fue en el año 2006 que empezamos a ilusionarnos con un proyecto de formación permanente dirigido principalmente a laicos católicos, que procure cubrir las lagunas de nuestra educación humana y cristiana. Así que, después de rezar y pensar un tiempo, hablécon algunos profesores amigos para compartir con ellos este anhelo y conocer su opinión: todos concordábamos en la urgencia de seguir un camino serio de formación como condición necesaria para enfrentar los grandes desafíos de nuestro tiempo. Nos encontramos en repetidas ocasiones y, al cabo de unos meses, propuse a Josef Pieper como Patrono del Centro. Luego elegimos un tema para desarrollar en Conferencias mensuales con cierta sistematicidad y buscamos algunos Expositores que pudieran dictarlas. Fue así que, al año siguiente –en el 2007–, logramos plasmar nuestro primer Curso anual que trató sobre «Historia del Pensamiento Antiguo». Todo un logro para una ciudad turística, donde muchos nos decían que un proyecto de estas características “no iba a funcionar”.

¿Cuáles han sido los principales cursos que han impartido hasta ahora?

Desde ese 2007, y hasta la actualidad, cada año proponemos un tema nuevo que intentamos profundizar mediante conferencias, a cargo de personas idóneas. Hasta ahora hemos dictado XVIII Cursos anuales de manera ininterrumpida. Al Curso sobre «Historia del Pensamiento Antiguo» (2007), le siguieron: «Historia del Pensamiento Medieval – Las Luces de la “Edad Oscura”» (2008), «Historia del Pensamiento Moderno» (2009), «Historia del Pensamiento Contemporáneo» (2010), «Historia de las Formas Políticas» (2011), «Cultura y Contracultura en nuestro Tiempo» (2012), «Maestros y Testigos Cristianos – en el Año de la Fe» (2013), «El Espíritu de la Época frente al Horizonte de la Verdad» (2014), «El Trigo y la Cizaña – Un Sentido Teológico de la Historia» (2015), «Cristianismo en el Siglo XXI – Antecedentes, Conflictos, Perspectivas» (2016), “El Siglo de Fátima» (2017), «La Verdad en la Era de la Posverdad – Una Respuesta a los Dilemas Antropológicos y Morales de Nuestro Tiempo» (2018), «El Hombre, Animal Político – “Zoon Politikón”» (2019), «“Ella te Aplastará la Cabeza” – El Misterio de la Mujer a la Luz de la Tradición Cristiana» (2020), «Cristiandad e Hispanidad: su Sentido y su Vigencia» (2021), «Aproximación a los Padres de la Iglesia (y Escritores Eclesiásticos)» (2022), «Aproximación a los Doctores de la Iglesia» (2023) y el actual «“¡Nada más que Tú Señor!” (Non nisi Te Domine) – Legado de Santo Tomás de Aquino, a 750 años de su muerte» (2024).

¿Cuñal es su la motivacion principal de estos cursos?

A grandes rasgos, podríamos decir que el afán principal de nuestro Centro consiste en organizar estos «Cursos sobre Historia del Pensamiento y la Cultura», como los llamamos. A veces, realizamos unas Jornadas –o Congreso– a fin de año, que pueden tener relación –o no– con el Curso. Por ejemplo, en el 2021 realizamos un Congreso titulado «¿Hispanidad o Globalismo?», que sí tenía que ver con el Curso de ese año. Pero en los siguientes, no fue así. En el 2022 realizamos unas Jornadas tituladas «Argentina tiene Héroes. Historias de Honor y Coraje a 40 años de la Gloriosa Gesta de Malvinas». Y en el 2023 unas «Jornadas de Reflexión sobre Liturgia» bajo el lema «“No prefiera nada antes que la Obra de Dios” (San Benito)». También hemos presentado buenos libros, algunos de ellos escritos por miembros de nuestro Centro y también de nuestra Comisión Directiva. Se fue dando así, con el transcurso del tiempo, un verdadero clima Universitario: un espacio vital donde nos encontramos Maestros (Profesores) y Discípulos (Alumnos) reunidos en torno al interés por la Verdad. Y esto en un ámbito que promueve la amistad y cultiva la virtud de la eutrapelia.

En todo lo que hacemos buscamos siempre la unidad y la síntesis del saber, que es a lo que todo hombre aspira, y por eso somos un «Centro de Humanidades»: buscamos humildemente y desde nuestras posibilidades la integración del saber. Nuestro lema es «Pasión por la Verdad» y quiere expresar que tratamos de buscar la verdad, descubrirla y comunicarla en todos los campos del conocimiento. En tiempos de crisis, lo que se necesita es afianzar la identidad, no diluirla. Por eso, frente a una crisis generalizada, tratamos de mostrar lo mejor de la inteligencia católica. Esto es lo que nos exige esta particular hora de la Iglesia y del mundo.

Este crecimiento a lo largo del tiempo, además de afianzar al Centro, ha hecho que grandes expositores participaran de sus Cursos. ¿Han quedado registrados?

En su mayoría sí. Por nuestros Cursos y Jornadas han pasado figuras relevantes de nuestro país y del extranjero: obispos, sacerdotes, monjes, religiosas y laicos. En este punto, no quiero dejar de nombrar al R. P. Alfredo Sáenz SJ, que fue quien más nos marcó intelectualmente y quien nos alentó en medio de las dificultades. Precisamente por esta trayectoria de años, nuestro Centro posee una vasta colección de «Recursos Digitales» en formatos de audios, vídeos y bibliografía digital, con destacados autores del campo de la Filosofía, Teología, Historia, Psicología, Literatura, etc. Estos recursos se encuentran volcados principalmente en nuestro Blog y en nuestro Canal de YouTube. A quienes están interesados en estas temáticas, los invitamos a visitar estos sitios donde van a poder acceder gratuitamente a los contenidos.

Agrego todavía algo más, que no quiero obviar aquí. El ejemplo de Pieper nos ha ayudado y estimulado para entender la importancia de estar enraizados en la Cultura Clásica Occidental, que ha originado y modelado nuestra identidad argentina. Nuestra Cultura, que podríamos identificar con toda propiedad como «Greco-Romana e Hispano-Criollo-Católica», es la más vigorosa expresión de las raíces de nuestra Patria. Por eso, como somos argentinos, también detenemos la mirada sobre muchos compatriotas que, de alguna manera, han realizado valiosos aportes a nuestra cultura en consonancia con la gran tradición occidental. En consecuencia, junto a Pieper colocamos también a nuestros grandes Maestros, tales como el P. Leonardo Castellani, el P. Julio Meinvielle, los Profesores Jordán Bruno Genta y Carlos Alberto Sacheri (ambos Mártires), Gustavo Martínez Zuviría (cuyo pseudónimo era Hugo Wast), el P. Alberto Ezcurra, etc. Ellos nos educaron en la pedagogía de los arquetipos, remontándose inequívocamente al pensamiento clásico y cristiano, encarnado en los grandes arquetipos humanos, a saber: los mártires, los santos, los héroes y los sabios. Esta es lo que se conoce como la «Escuela Argentina» y nos sentimos interpelados por Dios para continuar también con este inmenso y rico legado, del que todavía nos nutrimos.

En pocas palabras, así fuimos creciendo a lo largo de estos dieciocho años, bajo el patronazgo de Josef Pieper y los grandes Maestros católicos argentinos, buscando la verdad sobre la naturaleza, sobre el hombre y sobre Dios.

¿Por qué tomaron la figura de Pieper como referencia?

Creo que, justamente, por su pasión por la verdad y su búsqueda de la totalidad. Ese es el ejemplo que nosotros tomamos de él y que queremos imitar. Animarnos a pensar y hacerlo con cabeza propia, afirmando con convicción y sabiendo dar razones, no en la simple repetición o monólogo. Y además hacer todo esto, como él, enraizados en la Cultura Clásica Occidental, que sobrevive a pesar de la contracultura hegemónica promovida y financiada desde los grandes centros de poder global, radicalmente hostiles a esta cosmovisión.

Josef Pieper, para quien no esté anoticiado, fue un filósofo católico alemán del siglo XX –murió en 1997–, y un destacado pensador tomista–o «tomasiano» diría él– que adhirió al luminoso magisterio del Aquinate con gran vuelo propio. Por eso Pieper ha podido abordar temas candentes de actualidad, con una gran capacidad para escuchar las objeciones de nuestro tiempo, suscitar preguntas importantes y argumentar profunda y lúcidamente, siempre adherido a esta tradición Occidental y Cristiana a la que hacíamos referencia, que es fuente vital para todo aquél que sinceramente entra en contacto con ella.

Recuerdo que en el año 2009, el entonces Papa Benedicto XVI escribió una carta al Arzobispo de Paderborn por la creación de un «Centro de Estudios Josef Pieper» que me gustaría resaltar a propósito de su pregunta. Además de referirse a su relación personal con el filósofo de Münster, el Papa destaca allí la importancia de su obra y lo llama «un filósofo verdaderamente ejemplar y muy actual». Dice además que los escritos de Pieper le despertaron el gusto del pensamiento filosófico y la alegría de una búsqueda racional de respuestas a las grandes preguntas de la vida. Y aprendió también allí que«los grandes pensadores de los tiempos pasados, mediante su lucha por la verdad, son completamente actuales y que la filosofía no envejece, cuando es honesta y humilde y se encuentra en el camino de la verdad». Todo esto, aunque fue dicho con posterioridad a la fundación de nuestro Centro, de alguna manera nos confirmó respecto de la elección de la figura Pieper, uno de los grandes pensadores católicos del siglo XX, y también de la elección de nuestro lema.

¿Se podría decir que Pieper es una figura muy rica y completa, ideal para estos tiempos de confusión?

Creo que la respuesta es rotundamente afirmativa. Pieper es un hombre que se ha permitido abordar diversos temas con un gran aporte personal, tales como la vida intelectual, la contemplación, el trabajo, las virtudes, la verdad, la filosofía, los mitos, el culto, la fiesta, la belleza, la sacralidad y la desacralización, el fin de la historia, el anticristo, la liturgia, el bien, la realidad, etc. Entendemos que esta enorme producción –por su cantidad y sobre todo por su claridad– conforma un rico patrimonio que, a nuestro entender, es una respuesta sólida y profunda de un católico contemporáneo a la pseudo cultura posmoderna.

Apurémonos a señalar que quizás el rasgo más identitario de esta pseudo cultura posmoderna sea el abandono de la verdad: el denominado «pensamiento débil» acuñado por el italiano Gianni Vattimo, quien se autodefinía como «catocomunista». Para el filósofo turinés, el paso de lo moderno a lo posmoderno se caracteriza por el paso del pensamiento fuerte al pensamiento débil, que es una forma de nihilismo y una palabra clave de nuestra cultura según él. Pieper en cambio está en las antípodas de este planteo. Volviendo a la carta de Benedicto XVI, leemos allí que «Josef Pieper no se dejó amilanar por los peligros del camino, sino que insistió en que debe existir la búsqueda racional del todo, de la verdad misma». Se trata, entonces, de una figura ideal para estos tiempos que quieren decir «Adiós a la Verdad» (como tituló Vattimo a uno de sus libros). ¡Pieper jamás habría puesto ese título a un libro suyo!

En el año 1992 Pieper concedió una entrevista en su domicilio a Bernard Schumacher, publicada en español con el título «Reflexiones sobre la Filosofía y el Fin de la Historia». Dicha entrevista fue revisada y corregida por él mismo, así que tenemos seguridad de que lo representa. De allí tomamos algunas frases al azar que valen de muestra para entrar en contacto con algunos grandes ejes de su pensamiento:

– «La labor intelectual, el trabajo espiritual y la formación filosófica para existir necesitan del ocio, de la apertura del espíritu, de la tranquilidad, de la meditación y la contemplación»;

– «Se me ha preguntado con frecuencia porqué el hombre de hoy ya no sabe disfrutar de esa clase de ocio que yo promulgo. Mi respuesta es: porque hoy en día se desconoce lo que es una actividad que tenga sentido en sí misma. Es decir, una actividad con sentido propio, que no conduzca a una utilidad o beneficio externos»;

– «Pienso que la verdad sólo se posee en lo que uno vuelve a reconocer, en aquello que uno ya sospechaba o de alguna manera ya sabía. El espíritu humano, por su propia naturaleza, guarda cierta afinidad con la verdad»;

– «El filósofo tiene que tener en cuenta y hacer públicas sus convicciones. Yo diría lo siguiente: el filósofo, todo lo que cree, todo lo que considera verdadero, lo tiene que poner sobre la mesa»;

Si no se tiene en cuenta las afirmaciones de la teología, la filosofía se vuelve estéril. También la teología se vuelve estéril si no admite conceptos filosóficos. Queda convertida en una simple repetición de textos sagrados pero desprovista de interpretación»;

En la “Leyenda del Anticristo” de Vladimir Soloviev, por ejemplo, no aparece como un tirano, sino como el gran conciliador, como el hombre que trae el nuevo orden mundial, lo cual quiere decir que el Anticristo más bien aparenta un magno redentor, un gran benefactor humanista y humanitario»;

Santo Tomás es filósofo, pero su filosofía es la filosofía de un teólogo; además es teólogo, pero su teología es la de un filósofo. Son dos cosas que, simplemente, no pueden separarse».

Hasta aquí una breve aproximación de lo mucho por lo que se interesó. Pero Pieper es más que esto. Hace poco tiempo el español Jorge Soley citó a nuestro filósofo –en un artículo titulado «El Cofre del Tesoro: las Memorias de Pieper»– abordando temas como el Canto Gregoriano, propio de la Liturgia Romana, o el carácter Sagrado de la Lengua Litúrgica y hasta sobre el Monumento del Valle de los Caídos y sus Monjes Benedictinos. En verdad, Pieper es una figura muy completa.

Últimamente está en proyecto que editen algo sobre él…

Estamos en tratativas con Alemania para publicar una decena de ensayos que Pieper en vida publicó en algunas revistas de Argentina. La idea es colaborar en la difusión de su obra promoviendo estos ensayos, de temas variados y muy valiosos. Pero por ahora solo hemos logrado ubicar los derechos de sólo tres de ellos. Por tanto, todavía faltan dar algunos pasos para que este sueño se haga realidad. De todos modos, si todo va bien, a fines de este año o principios del próximo esperamos tener publicado este primer libro del Centro Pieper.

Aprovecho para contarle también que a futuro tenemos pensado publicar algunas traducciones inéditas de Santo Tomás de Aquino, cuyo autor es el Dr. Mario Caponnetto –a quien ya has entrevistado–, un destacado miembro de nuestra Comisión Directiva y actual Vicepresidente del Centro Pieper.

¿Por qué se han centrado tanto en los cursos formativos, conferencias etc.?

Porque la educación es primordial, pues es como una segunda generación en el hombre: el maestro verdadero es el que, en cierto modo, engendra en la sabiduría a sus discípulos. Una especie de nacimiento en la luz del bien, de lo bello y de lo verdadero. ¡Y en esto estamos! Hemos buscado maestros que puedan engendrarnos en la sabiduría… y gracias a Dios en Argentina todavía los tenemos y son muchos. Al respecto, conviene advertir que asistimos hoy a una verdadera «urgencia de las Humanidades clásicas», diría nuestro compatriota Héctor Padrón, pues hoy urge sacar al hombre de la «clausura letal» que lo asfixia, y de la sintomática decisión de «existir, pensar y obrar al margen de una tradición, en una voluntad de novedad típicamente moderna». ¡Tenemos que volver a los Clásicos! ¡Tenemos que volver a la Tradición Occidental y Cristiana! Esto es crucial.

En nuestro tiempo hay una experiencia notable al respecto: la del Profesor John Senior en la Universidad de Kansas, en Estados Unidos, a finales del siglo XX. Pueden leerla en su libro «La Restauración de la Cultura Cristiana» donde remarca, entre muchas otras cosas importantes, que «la finalidad del aprendizaje es el estudio de la verdad». Allí claramente se planta frente a un agnosticismo/ateísmo y relativismo generalizado cuyo detonante no es la «merma de fe entre los humildes, sino una desintegración de la razón en las clases dirigentes, entre los jueces, los escritores, los profesores y, sobre todo, entre los clérigos».

Creemos que el empequeñecimiento de la inteligencia ha traído el empobrecimiento de la fe que vemos a diario. Es necesario, es urgente, restaurar la inteligencia. Esto implica nadar contracorriente y aceptar el desafío de quedarnos “solos” o aislados, para mantener la dirección. Esto es mucho, si se lo consigue, porque para el que no sabe a dónde va ningún viento le viene bien. ¿Y hacia dónde vamos? La experiencia de John Senior, precisamente, «se asentó en la tradición y desbordó todas las expectativas», como afirma un discípulo suyo y actual Abad del Monasterio de Nuestra Señora de Clear Creek (EUA), P. Philip Anderson. Ese, creemos, es el camino. Eso es lo que intentamos, humildemente y según nuestras posibilidades, en el Centro Pieper de Mar del Plata. ¡Incluso hemos visto también, como en los Cursos de la Universidad de Kansas, conversiones a la fe católica en personas que participaron de nuestros Cursos!

Contentos de hacer este apasionante «experimento en la tradición», confiamos sobre todo en la gracia de Dios que hace nuevas todas las cosas, que puede hacernos de nuevo. Pues estamos convencidos de que «la restauración –como la entiende John Senior– nunca comienza en las cimas que se desmoronan, sino que empieza en las profundidades oscuras de los corazones simples. No nace en los rugidos de los huracanes sino en el soplo de la brisa ligera».

¿A qué tipo de público van dirigidos estos Cursos?

En principio van dirigidos a todo público, preferentemente mayores de 14 años. Para los más chicos hemos iniciado un espacio que denominamos «Pieper Junior», donde esporádicamente organizamos exposiciones sobre Filosofía con buena respuesta. También algunos encuentros los hemos dedicado a comentar «Narnia» de Clive Staples Lewis. Incorporar la literatura en nuestro itinerario formativo es muy importante. Vamos abriendo así un camino que consideramos necesario transitar, aunque se deben agregar otros temas para hacerlo en clave cristiana. A propósito de esto, no olvidamos las palabras de un sabio Sacerdote amigo, que nos advertía sobre un grave peligro: “entretenernos” sólo con estos temas “culturales”, olvidando el Culto, que para nosotros debe tener la centralidad en nuestras vidas de fe. ¡Hay que llevar al Culto! Es crucial no perder de vista esta mutua implicación de Cultura y Culto, que aparece explícita hasta en la raíz común de estas dos palabras.

¿Por qué no les gusta hablar tanto de batalla cultural sino de guerra cultural o guerra contrarrevolucionaria?

El periodista Jorge Martínez del Diario «La Prensa» de Buenos Aires, en un artículo que escribió sobre Jorge Norberto Ferro (que era miembro de la Comisión Directiva del Centro Pieper) titulado «Enseñanzas del Maestro que libró el Buen Combate», afirma que la «Batalla Cultural» es una «expresión por completo malbaratada en estos días». Esta afirmación responde al contexto estrictamente argentino, donde es utilizada por algunos «confundidos adalides» que son cercanos a la ideología liberal. Por tanto, es un término equívoco.

Conviene quizás realizar algún señalamiento al respecto de esta ideología. El liberalismo, al decir del Dr. Alberto Caturelli –el filósofo argentino más grande del siglo XX, que participó como conferencista del Centro Pieper en varias oportunidades–, «expresa una verdadera concepción del mundo… en consecuencia, el término “liberalismo” designará un orden de ideas, una visión de la realidad humana y social». Por eso «para comprender lo que es el liberalismo no basta decir que es la “doctrina o práctica de la libertad”». Dicho sea de paso, Benedetto Croce prefería decir que era “la religión de la libertad”. Por eso para un liberal, dice Caturelli, «entre el orden sobrenatural y su mundo, sobre todo el de los negocios y el de la política, no existe relación alguna. Desde esta perspectiva, el misterio de la Encarnación carece de sentido porque él no cree, al menos de hecho, que la Redención alcance a todo el orden temporal…Esta libertad ya nada tiene que ver con la libertad cristiana ni con la libertad metafísica, y es la libertad que proclamará la trilogía masónica: “libertad, igualdad, fraternidad”».

Por eso creemos más conveniente hablar del «Buen Combate» –en el mejor lenguaje paulino–, o de «Guerra Cultural» o, mejor aún, directamente de «Guerra Contrarrevolucionaria», como enseñó Jordán Bruno Genta, para hacer frente así al proyecto antagónico de la «Revolución» atizado por la judeomasonería.

¿Qué supuso para ustedes contar con la amistad y colaboración de Alberto Caturelli?

Alberto Caturelli fue un regalo inmenso para la Argentina y el mundo. Y tenerlo presente en varias oportunidades en nuestro Centro marcó para siempre nuestro itinerario formativo. Podríamos agregar también que, con el paso del tiempo y el cultivo de su amistad, descubrimos la sencillez y la humildad de tan gran maestro. También su amor profundo por su esposa, Celia, por sus hijos, por la Patria y por Dios.

Recuerdo muchos gratos momentos de diálogos sinceros y numerosas anécdotas que hacían inolvidables nuestros encuentros. De todos los recuerdos que me vienen a la memoria, quisiera resaltar su profunda devoción en el Santo Sacrificio de la Misa, especialmente al momento de recibir la Sagrada Comunión… En fin, fue un hombre excepcional, que mantuvo su Fe Católica hasta el último suspiro. Él libró con éxito, creemos nosotros, el buen combate.

También promueven la vida y escritos de figuras como el Prof. Jordán Bruno Genta y otros…¿Qué tienen de relevante?

Sí es verdad. Jordán Bruno Genta fue un destacado laico católico argentino, con una vida ampliamente fecunda y polifacética que termina truncada por «nueve aceros en el pecho».

Genta tuvo ante todo una mente especulativa, contemplativa. Y sobresalió principalmente porque fue un destacado educador en toda la extensión de la palabra, un educador de raza, un docente en el sentido más pleno del término; fue también un destacado político en el sentido más clásico, es decir, del hombre que vela sobre la Ciudad. Aquí, su mayor lección sin duda fue su muerte, socrática y cristiana: una muerte martirial, por la Verdad y por Cristo Rey, como sus mismos asesinos lo pusieron de manifiesto en una carta llena de sarcasmos y odio a la fe. Quizás el conocimiento de su vida y de su legado puede ser causa de consuelo y estímulo para tantos argentinos de bien que aprecian el sentido heroico de la vida junto con el supremo testimonio de la sangre. Porque justamente don Jordán Bruno Genta dio ese testimonio.

Este año 2024 se cumplen cincuenta años de su martirio. Y por eso el próximo 22 de noviembre realizaremos una Jornada para recordarlo junto a otro Profesor, martirizado por la misma organización terrorista –el E.R.P. 22 de Agosto–, llamado Carlos Alberto Sacheri. ¡Estamos confiados en que su sangre abonará la semilla de nuevos cristianos!

¿Cómo se puede colaborar y contactar con ustedes?

Se puede colaborar principalmente con la plegaria, que es lo que más necesitamos. También con la difusión de los contenidos digitales que producimos visitando nuestro Blog (http://centropieper.blogspot.com/), suscribiéndose a nuestro Canal en YouTube (https://www.youtube.com/user/CentroPieper), dando “likes” a los videos o sosteniendo económicamente los gastos fijos que tenemos. Para mayor información se pueden comunicar a nuestro WhatsApp [+54 9] 223 5034406 o escribir a nuestro correo electrónico centropieper@gmail.com.

Desde ya muchas gracias don Javier, por esta oportunidad de hacernos presentes –a través suyo– en nuestra querida Madre Patria. En Argentina leemos InfoCatólica y admiramos la labor de este medio. ¡Dios les guarde!

Por Javier Navascués

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