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Monseñor Luis Argüello, arzobispo de Valladolid

El arzobispo de Valladolid fue elegido por sus pares al frente de la Conferencia Episcopal de España. Resuelto opositor del aborto y de la eutanasia, impulsor de la causa de beatificación de Isabel la Católica, el perfil del prelado encarna la derecha del catolicismo español en muchos temas.

Elegido el 5 de marzo de 2024 en la primera vuelta con 48 votos de los 78 incluidos en la Conferencia Episcopal de España (CEE), monseñor Luis Argüello sucede así al cardenal-arzobispo de Barcelona, ​​monseñor Juan José Omella, al frente de la CEE.

Los prelados españoles eligieron claramente a un conservador para dirigirlos: ¿es esto una reacción a la convocatoria romana de todo el episcopado? Retrocedamos unos meses: a finales de noviembre de 2023, el Soberano Pontífice recibió a todos los prelados de la península.

Hace mucho tiempo que no se veía esto. Oficialmente, el Santo Padre quería hablar con los obispos españoles sobre la crisis de vocaciones y de seminarios que atraviesa el país, como ocurre en toda Europa.

Sin embargo, entre las hipótesis esgrimidas para explicar la convocatoria de los obispos españoles hay otra razón, según se dijo en Roma: el deseo del Papa de favorecer la apertura de una Iglesia considerada demasiado encerrada en sí misma. Supuestamente, el Papa habría expresado su preocupación por la nostalgia por el pasado fomentada por ciertos sacerdotes jóvenes.

Para remediar esto, el Papa Francisco no dudó en nombrar para puestos clave a varios obispos españoles cercanos a su línea, como el cardenal arzobispo de Madrid, monseñor José Cobo Cano: este alto prelado se distinguió hace varios meses por bloquear la visita prevista de monseñor Georg Gänswein a Madrid. El exsecretario del difunto Papa Benedicto XVI viajaría a España para hablar de la figura de su mentor. La decisión, considerada brutal, del Ordinario de Madrid valió más que un largo discurso.

En cualquier caso, se rumorea que al episcopado español no le gustó lo que sucedió el pasado mes de noviembre en la ciudad eterna, lo que podría haber favorecido la elección del arzobispo de Valladolid.

Por no hablar de la onda expansiva creada por la Declaración Fiducia Supplicans, documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF) que autoriza una bendición no ritual a las parejas homosexuales e irregulares, a la luz del derecho de la Iglesia.

Si bien los obispos españoles apoyaron al Papa Francisco después de los ataques contra la Declaración Romana, tuvieron cuidado de no pronunciarse sobre su aplicación concreta, y muchos fieles y sacerdotes quedaron impactados por el documento del DDF.

El nombramiento de un conservador al frente de la CEE permite así tranquilizar a una Iglesia local plagada de dudas, sobre todo porque la decadencia de la fe en la patria de Santa Teresa de Ávila va de la mano de una creciente islamización en la sociedad, como en otras partes de Europa.

Un obispo ibérico del ala progresista resumió la situación al día siguiente de la elección de monseñor Argüello: “Perdimos porque no supimos comprender las necesidades de la Iglesia del mañana”. Poco que ver con lo ocurrido en marzo de 2020, cuando los cardenales Omella y Osoro, entonces considerados los hombres del Papa en el país, tomaron las riendas de la CEE.

Una prueba más de que la fiebre reformista que anima la casa Santa Marta está empezando a cansar a más de un obispo, porque en el viejo continente, como en otras partes, los ojos parecen ahora fijos en el horizonte del futuro pontificado.

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