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El presidente francés Emmanuel Macron (derecha) y su homólogo ucraniano Volodymyr Zelenskyy asisten a una conferencia de prensa conjunta después de firmar un acuerdo, el viernes en el Palacio del Elíseo en París.

El presidente francés Emmanuel Macron (derecha) y su homólogo ucraniano Volodymyr Zelenskyy asisten

a una conferencia de prensa conjunta después de firmar un acuerdo, el viernes en el Palacio del Elíseo en París.

Luego de casi dos años del reinicio de las operaciones en Ucrania podemos ensayar algunas reflexiones a modo de balance.
En todos los fenómenos sociales, y especialmente en la guerra dada sus graves consecuencias, se pueden abordar vías o caminos para su estudio e investigación. Uno de ellos es el punitivo, para deslindar responsabilidades en especial cuando la suerte de las armas ha sido adversa; el otro es el de aprender sobre los errores, para evitar que vuelvan a repetirse. A estas enseñanzas se las llama lecciones aprendidas. Muchas veces, aún el bando ganador incursiona en la investigación de lo que ha ocurrido, para ver hasta qué punto las cosas eran perfectibles, o si se hubiere logrado el mismo objetivo con menos sacrificios y pérdidas. En estas líneas no seguimos el derrotero punitivo, sino el de las lecciones aprendidas.
Las lecciones aprendidas se pueden analizar según el nivel de la conducción, el primero es el nivel estratégico nacional, quien determina lo que se llama el Estado Final Deseado Estratégico que materializa, con indicadores concretos, cómo se logra el propósito de la guerra.
Luego, se encuentran los niveles sectoriales, entre ellos la Estrategia Militar, es decir ministerio de defensa y el Estado Mayor Conjunto, quienes deben elaborar una directiva estratégica que incluya las misiones particulares para los distintos comandos operacionales.
A continuación, se encuentra el nivel estratégico operacional, que transforma el efecto final deseado en objetivos tácticos, a través de lo que se llama el Plan de Campaña, que debe ser ejecutado por los componentes aeroespaciales, navales, de ciberdefensa y terrestres del Teatro.
Haremos una enumeración de algunas lecciones aprendidas por nivel de la conducción, (no son todas, son algunas) .

ALGUNAS LECCIONES
a) Se debe partir de un análisis de la situación internacional adecuado y realista, y tener clara la posición del país en ese contexto.
La forma en que continuará la guerra en Ucrania durante 2024 depende principalmente del apoyo de “Occidente”, sobre todo de Estados Unidos y la UE, a Ucrania. Quizás sería mejor -aunque no del todo correcto desde el punto de vista geográfico- hablar del “norte global”, ya que, además de China, muchos Estados del “sur global” tienden a apoyar la posición rusa en este sentido.
Si aplicamos el derecho de autodeterminación de los pueblos, corresponde principalmente a Ucrania decidir cómo quiere o puede proceder. Por el momento, el claro deseo de la mayoría de la población es liberar completamente el país y pasar a formar parte de la UE y la OTAN. Una Ucrania influenciada por las ideas angloamericanas mucho antes de 2014, para implantar una nueva cultura, transformar la cosmovisión, ofrecer La Sociedad Opulenta, que según Augusto del Noce, es un nuevo tipo de totalitarismo más sutil, que no construye ni gulags ni campos de exterminio, pero que opera de una forma silenciosa en el espíritu humano: ¿Cómo actúa este nuevo totalitarismo? Reduciendo el espíritu humano a mero cuerpo operativo que se ajusta a un sistema instrumental en la sociedad. La sociedad actual, que es totalmente instrumental, se adjudica a sí misma como un mundo donde las preguntas metafísicas, filosóficas y teológicas no solo son irracionales, sino que carecen de sentido hacerlas, ya que no contestan nada para el hombre de dicha sociedad.
Históricamente, en ese Occidente Opulento no son conscientes del efecto de atracción que ese bienestar infinito, ha creado en los países de Europa Central y Oriental después del fin de la Unión Soviética. No fueron los Estados Unidos y Europa los que forzaron a estos países a ingresar en la UE y la OTAN, sino que estos países y sus poblaciones querían ser parte de esta comunidad.
Los “centroeuropeos” ya no querían ser “europeos del este”. El consumo y la prosperidad, es decir el “poder blando”, eran simplemente demasiado tentadores. En cierto modo, esto fue una repetición de un desarrollo que tuvo lugar en Europa occidental después de la Segunda Guerra Mundial: recordemos la reputación seductora que Estados Unidos tenía en los años cincuenta y sesenta, sobre una Europa arrasada por la guerra.

SOLZHENITSYN
Pero…como ya decíamos en La Prensa el ….., refiriéndonos al gran Alexander Solzhenitsyn “con algunos años viviendo en Occidente apuntó a reflexionar sobre las señales alarmantes y peligrosas que percibía de la evolución del Estado de Bienestar”.
Lejos de caer en una visión binaria y simplificada del mundo, el historiador ruso advirtió que la “división es mucho más profunda y más alienante”. Desde el inicio de su exposición salió de un análisis acotado a las dos grandes potencias del momento e hizo referencia al Tercer Mundo y a la existencia de un número mayor de antiguas culturas autónomas “llenas de acertijos y sorpresas para el pensamiento Occidental” que todavía estaba demasiado lejos para ser visto. Mencionó en esa categoría a China, a India, al mundo musulmán y a África, entendidas como unidades compactas. De algún modo también incluyó a Rusia que estaba “cautiva” del comunismo. Una aproximación a lo que hoy el papa Francisco llama “mundo poliédrico”.
Una de las frases de Solzhenitsin tiene absoluta correspondencia con un discurso neocolonial que sigue repitiéndose desde Iberoamérica: “Existe la creencia de que todos aquellos otros mundos están solo siendo temporalmente impedidos por débiles gobiernos o por fuertes crisis, o por su propia barbarie o incomprensión para tomar la vía de las democracias pluralistas Occidentales y adoptar su forma de vida. Los países son evaluados y juzgados según el incremento de su progreso en esta dirección. Sin embargo, esta concepción es el fruto de la incomprensión occidental de la esencia de los otros mundos”. Y esto marca un grave error de apreciación estratégica.

EL SUR GLOBAL
b) Aliados y partidarios invisibles.
Las alianzas y apoyo internacional deben ser concretadas y desarrolladas antes del conflicto y no durante, así Rusia no podría luchar ni ganar esta guerra sola. Pero, y esto hace una gran diferencia: puede basarse en el “Sur Global” (¡aunque este término es geográficamente inexacto!). Las armas de Corea del Norte e Irán ayudaron a los rusos a cubrir la escasez. Esto significaba que las líneas del frente rusas podían reforzarse y abastecerse continuamente. A través de iniciativas diplomáticas, Rusia logró consolidar su posición en el Sur Global e incluso formar nuevas asociaciones. Nuevos conflictos, como los de la Franja de Gaza o los ataques de los hutíes en el Mar Rojo, están causando cada vez más problemas al “Norte Global”. Desde la perspectiva rusa, esto es un éxito y da confianza a los dirigentes rusos. Además, esto permite a la parte rusa parecer igualmente potente en la guerra de información, reunir a su propia población detrás de ella y continuar atacando masivamente.
Por otro lado, la alianza atlantista también se tejió antes pero hoy muchos aliados occidentales se resignan cada vez más y, a puertas cerradas, ya piensan en una Ucrania dividida.

UNIDAD NACIONAL
c) La causa nacional:
Las causas nacionales son siempre un factor de unidad de la sociedad, como bien lo sabemos nosotros ya que la causa Malvinas mantiene presencia indeleble en la conciencia colectiva argentina.
Rusia llega a 2024 con una confianza muy alta en sí misma y espera lograr más éxitos decisivos, especialmente militares, en los próximos meses. Está cada vez más convencida de que tiene capacidad de permanencia, en comparación con el “Norte Global”.
El año 2024 es un año electoral importante, no sólo en Estados Unidos. En este contexto, Rusia espera que estas elecciones fortalezcan a las fuerzas que se oponen a un mayor apoyo a Ucrania. Por lo tanto, sólo habría que esperar hasta el resultado electoral previsto. Putin se ve a sí mismo en el camino ganador, lo que hace innecesarias las negociaciones en este momento; solo es cuestión de seguir este camino hasta el final, a pesar de todas las pérdidas. Putin también espera con confianza su propia elección en 2024. La población rusa sigue masivamente la narrativa de la Gran Guerra Patria 2.0; y en su marco las opiniones disidentes no encuentran respuesta.
Por lo tanto, 2024 será el punto culminante de la guerra de Ucrania, lo que significa que las medidas de apoyo que se adopten, o no, en los próximos meses, contribuirán decididamente el futuro del conflicto. Además de las próximas elecciones presidenciales con un resultado incierto, Estados Unidos está cada vez más preocupado por otros conflictos y desafíos. La necesaria alianza marítima en el Mar Rojo para proteger una de las rutas comerciales más importantes del mundo, el apoyo militar y financiero a Israel, los crecientes ataques a las bases estadounidenses en Irak y Siria, el problema de Taiwán y la cuestión de la política fronteriza con México están empujando a tomar decisiones. Por otra parte, la mayoría de los ciudadanos estadounidenses tienen poco interés en las cuestiones de política exterior.

QUE HARA EUROPA
De acuerdo con nuestros análisis y como ya hemos señalado en La Prensa, ante la falta de recursos humanos y materiales, Ucrania necesita que los europeos deban asumir un papel más amplio y, sobre todo, más protagónico en la guerra de Ucrania (Siguiendo a del Noce, Emanuel Todd y Alexander Solzhenitsyn, creemos difícil que esto suceda).
Según los analistas más serios, no hay evidencia de una implementación del tan citado “punto de inflexión”, para usar este término acuñado con entusiasmo en Alemania. Si se quiere evitar que Rusia gane impulso en 2024, es decir, no sólo conservar los territorios ucranianos ocupados, sino incluso ampliar sus conquistas, entonces se deben tomar medidas rápidas y decisivas. Si esto no sucede, existe el riesgo de una situación congelada análoga a la Guerra de Corea, incluido un Telón de Acero 2.0 o, en caso de nuevas pérdidas importantes de territorio, incluso una derrota masiva para Ucrania.
Continuará la semana próxima con lecciones y proyecciones del nivel estratégico militar (o sea, la parte 2).

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