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En medio de un clima político cada vez más polarizado, Polonia atraviesa un primer año de gobierno de Donald Tusk marcado por profundas tensiones y controversias. Las recientes decisiones del Ejecutivo, en particular aquellas relacionadas con las políticas sociales, la justicia y el papel de Polonia en la Unión Europea, han generado un debate nacional que divide tanto a la ciudadanía como a las principales instituciones del país.
En este contexto, la voz de Jerzy Kwaśniewski, director de Ordo Iuris, adquiere una relevancia particular. Esta organización conservadora ha estado en el centro de numerosas discusiones, defendiendo una visión basada en la tradición, la familia y la soberanía nacional frente a lo que consideran una injerencia de Bruselas y una erosión de los valores polacos.
En una entrevista exclusiva con LA GACETA, Kwaśniewski analiza el panorama político actual, la dirección que ha tomado el gobierno de Tusk, y el papel de Ordo Iuris en la defensa de los principios que, según él, están en peligro. Sus palabras, lejos de ser neutras, reflejan el pulso de una nación que se debate entre su herencia conservadora y las presiones de la modernidad europea.
La mayoría de los polacos no son conscientes de la actual deriva totalitaria del gobierno de Donald Tusk en Polonia. Miembros de la oposición encarcelados, medios de comunicación y televisión perseguidos… ¿Cuál es la verdadera magnitud de esta deriva totalitaria?
Se cumplirá un año de gobierno de Tusk el 13 de diciembre. A las pocas semanas, las fuerzas policiales tomaron control de las televisiones públicas; y por primera vez desde el estado de guerra, la señal de transmisión se detuvo por unas cuantas horas. Esto es algo que hizo a la gente darse cuenta de que esto no es un traspaso de poderes típico por un nuevo Gobierno elegido democráticamente. La violencia que siguió al nuevo Gobierno fue una nueva experiencia política para muchos de nuestros ciudadanos y fue experimentado por primera vez por muchas de las generaciones más jóvenes que no recuerdan el estado de guerra ni el ataque comunista al movimiento Solidaridad en 1981 y el encarcelamiento de los líderes de Solidaridad en 1981 por Wojciech Jaruzelski y el Partido Comunista. La situación ahora es más o menos similar en proporciones. Incluso Donald Tusk abiertamente llama este «estado especial» en el que estamos, no «estado de guerra», sino «justicia transicional».
¿Qué quiere decir «justicia transicional»?
«Justicia transicional» significa que es un periodo de transición entre el «Estado autoritario», gobernado por Ley y Justicia (PiS) y Jarosław Kaczyński,y el nuevo emergente «Estado de derecho» que será provisto por Tusk tras este breve periodo donde las garantías constitucionales podrán ser azotadas sin ninguna consecuencia.
Para ejecutar esta doctrina, Donald Tusk y Adam Bodnar, Ministro de Justicia y Fiscal General de la República, utilizan su poder para atacar las garantías de independencia de los medios de comunicación, para atacar las garantías de independencia de los juzgados, anuncian abiertamente que sentencias del Tribunal Constitucional que no siguen la línea política del Gobierno son nulas y sin efectos, anuncian abiertamente que decisiones de diferentes salas del Tribunal Supremo no son vinculantes para el Gobierno.
Es algo que era absolutamente inimaginable hace unos pocos años. Éramos un país orgulloso de nuestra democracia. Con un Gobierno muy sólido entonces, el conservador, con un muy fuerte mandato democrático porque Ley y Justicia tenían mayoría absoluta tanto en la cámara baja como en el Senado y el presidente de la República, Andrzej Duda, también fue propuesto por Ley y Justicia. Ahora tenemos un Gobierno que sólo tiene mayoría simple en ambas cámaras y no tiene un presidente de la República, y aun así quieren de gobernar como si tuvieran una mayoría constitucional.
¿Explica esa minoría la violencia?
Por supuesto, tienen que gobernar con violencia. No sólo sobre los medios de comunicación o los tribunales, porque han cambiado a los presidentes de los tribunales regionales y de los tribunales de apelación, algo que es impensable, que el Gobierno nombre directamente a jueces para controlar los tribunales, no es solo sobre el Tribunal Constitucional o el Supremo, esto es sobre unos valores y axiología básicos. Han dirimido en contra de las sentencias del Tribunal Constitucional, desde 1997 hemos tenido un muchas de sentencias acerca del aborto y la protección de la vida, y en contra de las leyes estatales para introducir el aborto y ampliar el acceso al aborto en Polonia. Con un «no-acto», sin ningún tipo de acto normativo, sino con una declaración del Gobierno que está fuera de todo sistema o fuente de derecho que contemple la Constitución.
Lo hacen con el total apoyo político de la burocracia europea. Sin el apoyo de Ursula von der Leyen, sin el apoyo de las élites europeas y sin el apoyo del Consejo de Europa no serían capaces de tan forzosa toma del poder.
¿Cómo es posible que el Gobierno de Donald Tusk se sienta tan confiado para llevar a cabo estos movimientos totalitarios? ¿Cuál es la postura de Bruselas?
Tusk o Bodner no tendrían el poder para tomar por la fuerza el Estado ni las instituciones del Estado, también las instituciones culturales, o las universidades, sin apoyo del extranjero. Lo están haciendo bajo esta llamada doctrina de «justicia transicional», según la que «el país podrá entrar en el periodo de transición si está cumpliendo las obligaciones internacionales para traer de vuelta el estado derecho y los derechos humanos». Así pues, bajo el paraguas del consentimiento de la Unión Europea y del Consejo de Europa están implementando esas medidas anticonstitucionales para tomar Estado y para eliminar a los conservadores de una vez por todas del panorama político. No solo eliminarles a nivel político sino también encarcelándolos, especialmente al liderazgo del movimiento conservador.
¿Y Washington?
El segundo partidario de esto ha sido la administración de Biden. Tenemos uno de los peores embajadores en la historia de la relaciones polaco-americanas. De los peores no porque se haya puesto del lado de «los malos» del Gobierno, con Donald Tusk, sino peor por su herencia polaca. Mark Brzezinski, hijo de Zbigniew Brzezinski, un famoso asesor político y «sovietólogo» en los Estados Unidos que asesoró a varios presidentes estadounidenses, es un izquierdista radical que está apoyando a las facciones más radicales del Gobierno de Tusk. Cada vez que las transgresiones y traspasos del Gobierno estaban yendo demasiado lejos, como la toma de control de la televisión pública, justo al día siguiente los responsables de aquello estaban visitando a Mark Brzezinski en su residencia y sacándose fotos juntos. ¡Es inimaginable! Tienes gente que está cometiendo ciertas transgresiones, no las llamaré crímenes porque quiero volver a Polonia, ciertas transgresiones… y al día siguiente, sabiendo que podrían ser penados si se les aplica la ley, se están tomando fotos con el embajador de los Estados Unidos para proveerse de un cierto nivel de protección para sí mismos.
¿Para legitimarse?
Para legitimar sus actos. Y un método muy similar fue usado por Donald Tusk al buscar el apoyo de Ursula von der Leyen. Estuvo visitando Polonia varias veces, especialmente durante la campaña para las elecciones europeas, anunciando que los pasos que estaba tomando el Gobierno nos estaban poniendo en el camino correcto de cara a recuperar el estado de derecho. Y lo hizo a los pocos días de que la presidencia de los tribunales regionales fuese renombrada por el Gobierno, al poco de que las sentencias del Tribunal Supremo fuesen declaradas nulas y sin efecto sin ningún fundamento constitucional. Así que sí, es un obvio golpe de estado con apoyo de los poderes internacionales.
En España el Gobierno utiliza sin pudor las instituciones y la ley para perseguir a la oposición. Lo hemos visto también en los Estados Unidos y ahora en Polonia. ¿Qué medidas preventivas se pueden aplicar para asegurar que la propia arquitectura del Estado y la democracia no se utilice contra la gente corriente?
Es una pregunta muy complicada porque la mayor parte de este lawfare, como lo llaman en los Estados Unidos, o instrumentalización de la justicia, como solemos llamarlo en Europa, es posible debido a la aproximación posmoderna al sistema legal en general. Si no existe la verdad, si no hay normas objetivas, entonces puedes hacer con el Ley lo que sea políticamente necesario. Puedes retorcer tus interpretaciones, puedes retorcer las normas legales, de forma que te otorguen una excusa con la que usar la fuerza contra tus adversarios políticos. Sin un cambio profundo, un cambio civilizatorio, sin un cambio profundo en el sistema educativo y un cambio en la actitud política de la gente, estaremos inmersos en un largo círculo vicioso de polarización y escalada de este tipo de instrumentalización de la justicia, lawfare y guerra. Cada vez que víctimas del lawfare tomen el poder, utilizarán el sistema legal contra los opresores, y entonces el mismo ciclo volverá a empezar de nuevo. Como actores apolíticos, Ordo Iuris es un actor no-político en el escenario polaco, estamos tratando de proponer algunas soluciones, pero esas soluciones tienen que ser apoyadas por al menos una mayoría constitucional. Sin una gran tercera fuerza política que aprovechase esta escalada entre dos o tres de los actores principales, será imposible. Llevará mucho tiempo para que la situación general se calme, y por ahora no veo ninguna solución, ninguna solución estable para la situación en Europa. Quizás si conseguimos una mayoría política, una mayoría constitucional, será posible.
La Unión Europea no se siente incómoda con estos ejemplos de abuso de poder en Polonia. ¿Podemos confiar en otros actores externos, otros países, Estados o partidos políticos, de dentro o fuera de la Unión Europea, para asegurar que el estado de derecho y los derechos fundamentales son respetados?
La cuestión es que quizás no podamos depender de ningún agente externo en esta situación. No veo ninguna posibilidad de que actores externos vayan a apoyarnos o ayudarnos a tratar con nuestros problemas internos. Solo vemos actores externos dispuestos a apoderarse de nuestra soberanía, poco a poco. Incluso hoy vivimos este gigantesco proceso de enmiendas a tratados de la Unión Europea, con el Parlamento Europeo y la Comisión Europea aceptando el año pasado, a finales de 2023, 267 enmiendas a los tratados europeos, que de forma efectiva transformarán la Unión Europea en un único Estado, un superestado como lo llaman; y ningún otro actor externo nos apoyaría. La única forma de salir de esta situación de escalada y polarización interna e instrumentalización de la justicia es influir sobre la sociedad y conformar nuevas narrativas. Volver a las raíces comunes en las que el bien común y las nociones básicas de la política son aceptadas de forma generalizada.
¿Qué rol juegan sus alianzas con otras organizaciones de otras naciones, que están incluso más orientadas a la política que la suya?
Lo más importante de nuestro trabajo y metas comunes es parar este proceso de gobernanza global, socavar estos procesos de tomar nuestra soberanía a nivel internacional y global bajo el paraguas de burócratas sin ninguna legitimidad democrática y sobre los que no hay un control democrático. Por lo tanto, estas alianzas con organizaciones no gubernamentales, partidos políticos y cualquier otro tipo de actores a nivel nacional deberían estar orientadas principalmente a preservar nuestra soberanía y preservar el poder del pueblo para recuperar el control verdadero de sus propios Estados.
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