Esto responde a lo que se propaga hoy habitualmente, sobre todo en el campo católico -y ni que hablar en el de la “derecha” …
pero ¿qué es lo objetable aquí?
Indicio: miren cómo está caracterizado el malo

El representado como malo aparece como marxista-leninista – soviético – guerrillero guevarista.

Ahora bien, ésos ni postulaban la tolerancia de todas las ideas, ni la practicaban. Su relativismo era historicista, eso sí. Pero en el estadio de dictadura del proletariado es la moral proletaria la que rige: y ésa no admite relativismo alguno. A la moral burguesa, y también a la religión, se la erradican. Así como a toda otro sucedáneo de ellas, en cualquier lugar.

El que justifica los atropellos contra la ley natural, porque todo debería ser permitido, no es un guerrillero ni un soviético: es un liberal. Y esta posición es consecuencia directa de su relativismo de principio.

Entonces se está llamando “comunista” (revolucionario, marxista-leninista) a lo que en realidad es la quintaesencia del liberalismo

Con la “batalla cultural” el liberalismo “de derecha” está vendiendo gato por liebre. Está demonizando algo que , en realidad, es parte del sistema mismo, desconociendo que es parte del sistema mismo, y no otra cosa

Entonces, las consecuencias más revulsivas del sistema -por sus agravios a la ley natural, a la ley de Dios, a la dignidad humana- el liberalismo se lo achaca a un comunismo que prácticamente ya no existe -y que nadie relevante, dentro de la “izquierda” (término que también rehuye el progresismo, porque es mal sonante para el sistema burgués, de cuyo plato no quiere sacar los pies) quiere reflotar.

La “batalla cultural” de la derecha está montada sobre un equívoco: el de mirar hacia afuera y sindicar un enemigo ajeno al liberalismo y exterior al régimen. Un equívoco que, tal vez, muchos no adviertan. Como sea, es funcional al apuntalamiento -sin autocrítica- del orden liberal-burgués. Que viene todo junto: es esclavización al capital plutocrático sinárquico transnacional + socialismo y relativismo demencial (ya onírico).
Sergio R. Castaño