“Europa se disparó dos balas en el pecho”, dijo Orban como para sugerir que la el objetivo real era dañar la economía europea pretendiendo golpear a la rusa.
Las amplias sanciones de Occidente contra Rusia tras su invasión de Ucrania se perfilan como el error de cálculo más monumental de Occidente en la historia moderna. Las sanciones no han puesto de rodillas a la economía rusa, como se esperaba. En cambio, son las economías occidentales las que se tambalean, su crecimiento económico casi se ha detenido. Muchos de ellos sufren tanto de alta inflación como de escasez de energía al mismo tiempo.
El 12 de junio de 2022 decíamos en La Prensa“Para vivir hay que comer. Por esta razón, la nutrición siempre ha sido fundamental para los sistemas políticos, sociales y económicos. La producción de cereales, que proporcionan harina y por tanto pan, ha ocupado un lugar especial en las preocupaciones humanas desde la antigüedad. El trigo y los cereales han sido liberados en varias ocasiones de la codicia por la ganancia privada con el establecimiento de almacenamiento controlado por el gobierno, desde la época de los egipcios. Casi todos los pueblos han desarrollado una cultura del pan tanto a nivel práctico como simbólico. En la época del mercado como medida de todas las cosas, la oferta de cereales ha caído en manos de unos pocos gigantes internacionales.”
El escenario bélico entre la OTAN y Rusia está provocando graves problemas de transporte, suministro e intercambio. Los dos países producen alrededor del treinta por ciento del trigo del mundo, y la ruta marítima, a través de los puertos del Mar Negro, es la más importante. La turbulencia de los mercados salta a la vista, por tanto, agravada por la confusión sobre las sanciones a Rusia y, en el escenario bélico, por las minas esparcidas en el mar por las fuerzas armadas ucranianas. No obstante la ONU y Turquía mediaron un acuerdo que permite que Ucrania, exporte alimentos y fertilizantes desde tres de sus puertos en el Mar Negro. Otro memorando de entendimiento entre la ONU y Moscú superó los obstáculos al envío de fertilizantes rusos a los mercados globales.
En ausencia de formas de control público -porque: ¡el mercado es sagrado e intocable! – hoy dominan la especulación, el acaparamiento y las maniobras de precios, que los consumidores empiezan a notar. Y están las manos de los grandes capitales monopólicos.
Decíamos entonces: “La batalla del grano está en marcha: guerra dentro de la guerra. Al igual que ocurre con el juicio sobre los hechos bélicos, la verdad es la gran ausente. Oculta en la Niebla de la Guerra. La privatización del mundo no ha escatimado en el sector cerealero y los gigantes cerealeros tienen en sus manos la alimentación de la mayoría de las poblaciones. Dueños del pan, dueños de nuestras vidas.”

HOY RESURGE EL “PROBLEMA” DEL TRIGO UCRANIANO
Después de que la guerra en Ucrania bloqueara algunos puertos del Mar Negro, grandes cantidades de cereales ucranianos -más baratos que los producidos en la Unión Europea- acabaron en estados centroeuropeos debido a cuellos de botella logísticos, distorsionando los precios y las ventas de los productos locales y provocando graves consecuencias para los agricultores.
En Polonia, por ejemplo, el tema ha creado un problema político real para el partido nacionalista gobernante Ley y Justicia (PiS). Un problema tanto más espinoso con motivo de las elecciones políticas previstas para el próximo otoño.
En las zonas rurales, donde el apoyo al PiS suele ser alto, los ciudadanos se enfurecieron por la presencia del trigo ucraniano. Jaroslaw Kaczynski , líder del PiS, aseguró así que Polonia “sigue siendo amiga y aliada de Ucrania” pero, al mismo tiempo, “debe defender los intereses de sus ciudadanos” porque teme una crisis que pueda extenderse del campo a todo el país.

LOS MOVIMIENTOS DE POLONIA Y HUNGRIA
El resultado es que Polonia bloqueó la importación de trigo ucraniano y dio a conocer que a partir de ahora las importaciones “serán controladas con mucho cuidado”. “El gobierno decidió hoy prohibir la importación de productos agrícolas y alimenticios de Ucrania a Polonia”, aclaró Kaczynski.
En una entrevista publicada en un diario local de Varsovia, el ministro de Agricultura, Robert Telus, explicó que la decisión de dejar temporalmente de comprar cereales a Ucrania se tomó de acuerdo con Kiev, y usó palabras similares a las de Kaczynski: “aunque no se pretende reducir estas importaciones, cualquier nuevo envío a partir de ahora será controlado con mucho cuidado”.
Hungría también está en la misma onda polaca. Budapest prohibirá las importaciones de cereales y otros productos agrícolas de Ucrania hasta el 30 de junio. “Las tendencias actuales del mercado podrían causar daños tan graves a la agricultura húngara que se deben tomar medidas extraordinarias para prevenirlas”, explicó el ministro Istvàn Nagy , y agregó que la Unión Europea debería tomar medidas y repensar los corredores solidarios.

EL CHOQUE CON LA UE
De ahí el choque del eje Polonia-Hungría contra la Unión Europea. Recordamos que, poco después del estallido de la guerra en Ucrania, los agricultores polacos se habían quejado de los perjuicios que conectaban con la moratoria de un año concedida por la UE en Kiev para introducir cereales ucranianos en Europa sin aranceles ni cuotas.
“Convencer a la Unión Europea para que imponga aranceles al trigo ucraniano es y será una tarea muy difícil”, confesó el ministro polaco Telus. “Bruselas habla de sanciones contra Rusia y, por otro lado, finge no saber que llega mucho grano a Europa desde el sur, y probablemente sea grano ruso, no ucraniano”, agregó.
En sus declaraciones, el ministro polaco calificó la actuación de la UE de “muy lenta”, y advirtió que “no puede ser que, por una mala coordinación, sean los agricultores europeos los que estén pagando el precio, y sobre todo dos o tres países”. El propio Telus precisó que el anuncio realizado por el presidente de Pis es una señal para la Unión Europea, que debe crear las herramientas adecuadas para distribuir los productos agrícolas ucranianos entre todos los países europeos y no solo los limítrofes con Ucrania. Al cierre de este articulo la UE salió rápidamente a negociar con Polonia para que revea las medidas.

BULGARIA Y RUMANÍA: GRAN OPOSICIÓN AL TRIGO UCRANIANO
Para apoyar a Ucrania, el trigo se importa a través de “carriles solidarios”. Pero esta abundancia de trigo ha bajado considerablemente el costo del trigo, y esto ha puesto de rodillas a los agricultores de Europa Central y Oriental, ciudadanos de la Unión Europea. Polonia, Hungría y Eslovaquia han prohibido nuevas importaciones. Bulgaria y Rumanía lo harán pronto.
Esta es una demostración más de que esta Europa solo defiende los intereses de una pequeña élite y no de los trabajadores y pueblos europeos.
Nos encontramos frente a una Guerra Sin Restricciones al decir de los autores chinos Quiao Liang Wang y Xiangsui quienes nos dicen : “Si hace dos lustros la expresión guerra comercial era una frase retórica y descriptiva, en la actualidad se ha convertido en un herramental indispensable en manos de muchos países para librar guerras no militares. Se utiliza con maestría en manos de los en estadounidenses quienes la han perfeccionado como un arte refinado. Entre los numerosos medios empleados encontramos la Ley de Comercio Interior puesta en el escenario internacional, la introducción arbitraria y la abolición de las barreras arancelarias, el empleo de sanciones comerciales apresuradas, la imposición de embargos a la exportación de tecnologías claves”.
En manos de la estrategia general, cada uno de estos instrumentos puede tener el mismo efecto destructivo que una operación militar.

EN NUESTRO PAÍS SABEMOS DE ESTO
El libro “Geopolítica y Alimentos. El desafío de la seguridad alimentaria frente a la competencia internacional por los recursos naturales”, del profesor e investigador Dr. Juan José Borrell, busca desentrañar estos complejos interrogantes. La proposición central es que hay una competencia mundial por los recursos naturales.
La Argentina durante el período 1996-2016 ha profundizado una relación de subordinación respecto al circuito agroalimentario internacional, vulnerando las dimensiones de la seguridad alimentaria en el plano doméstico. Más aún cuando en el mundo una de cada nueve personas padece hambre crónica y espera aumentar al año 2050 su población a más de 9.300 millones; cobra así significativa importancia analizar los factores geopolíticos que condicionan el suministro alimentario.
Nos sumamos a esta pregunta o planteo del economista J.C de Pablo: “La Argentina es un importante productor de alimentos, parte de los cuales exporta. A raíz de la reducción de la oferta ucraniana, ¿qué ocurrirá en nuestro país con la producción, la demanda interna y las exportaciones? ¿Debe el Estado intervenir, dado el impacto que lo que está ocurriendo en Ucrania tendrá sobre la economía argentina?” Dejamos el planteo y reiteramos el carácter estratégico del análisis de la “Tercera Guerra Mundial por Partes” que se está desarrollando. No podemos mirar para otro lado…
Volviendo al conflicto por los granos en Europa. Primero el anuncio de Polonia y luego el similar de Hungría. Varsovia y Budapest dejarán de importar cereales y otros productos agrícolas de Ucrania, aparentemente para apoyar los intereses de sus respectivos productores locales.
El doble movimiento ha irritado no poco a la Unión Europea, con Bruselas expresando su total decepción. “Somos conscientes de los anuncios de Polonia y Hungría sobre la prohibición de importar cereales y otros productos agrícolas de Ucrania. Estamos solicitando mayor información a las autoridades competentes para poder evaluar las medidas. En este contexto, es importante subrayar que la política comercial es competencia exclusiva de la UE y, por lo tanto, las acciones unilaterales no son aceptables”, subrayó a Reuters un portavoz de la Comisión de la UE.
En el caso de que Bruselas no consiga desactivar inmediatamente la amenaza derivada del problema del trigo ucraniano, existe el riesgo de que el bloque de la UE, firme y unido en la condena a Rusia, se vaya relajando paulatinamente.
Recordemos: “A nivel geopolítico referir a alimentos implica hablar de juegos de poder, entre potencias y respecto a países de la periferia mundial” (Dr. Juan Borrell),

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