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“El objetivo estadounidense es la hegemonía o dominio sobre Rusia y China. Este es el pensamiento imperial estándar: si Estados Unidos no domina a Rusia y China, entonces Rusia y China dominarán a Estados Unidos. Esta es una mentalidad muy peligrosa, porque conduce a un conflicto incesante y al riesgo siempre presente de una escalada que desemboque en una guerra nuclear. Parte de la motivación de los Estados Unidos es la arrogancia, la creencia en la superioridad estadounidense. Parte de esto es miedo, basado en la ignorancia de Rusia y China y en ideas muy simplistas sobre las motivaciones de estos países. Parte de esto es financiero, porque la guerra es un gran negocio, con más de un billón de dólares al año en gasto militar estadounidense”, analizó Jeffrey D. Sachs, profesor de Economía de renombre mundial y director del Centro para el Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia.
Como sabemos, el presidente Biden ha dado el visto bueno para atacar territorio ruso cerca de la frontera ucraniana con armas estadounidenses. Acerca de este tema, se le preguntó a Sachs: ¿Aumenta esto el riesgo de una escalada del conflicto?
Contesta J. Sachs: “Rusia está ganando la guerra de Ucrania en el campo de batalla. El ejército ucraniano ha quedado devastado tras dos años y medio de guerra. Cientos de miles de ucranianos murieron. Rusia domina en poder aéreo, artillería y fuerzas entrenadas. Occidente debería negociar la paz. Más bien, intensifica el conflicto. Esto es muy peligroso. Por un lado, Ucrania fácilmente podría perder mucho más territorio. Por otro lado, si Rusia fuera empujada contra la pared, con una derrota militar inminente, la posibilidad de una guerra nuclear aumentaría dramáticamente”.
Como hemos señalado en ‘La Prensa’, en nuestro artículo (9-10-2022) “La espada de Damocles de la bomba atómica, en tiempos actuales”, regresa.
En referencia al desastre que produciría una guerra nuclear, recordábamos y volvemos a repetirlo: “Tratamos de eliminarlo, de no pensarlo, para no tener dudas de conciencia. Es como un deudor que tiene muchas deudas: trate de no pensar en eso”, advirtió Giorgio La Pira en 1975 (fue un político italiano dos veces elegido alcalde de Florencia, fue diputado por la Democracia Cristiana y participó en la asamblea que redactó la Constitución de la República Italiana tras el fin de la Segunda Guerra Mundial).
Pero el tema del equilibrio nuclear sigue aquí. Destacado y apremiante como nunca antes, en la era en la que el surgimiento de potencias como China, la proliferación nuclear en Asia y el caos geopolítico de la globalización hacen que la capacidad de poner la mano en el gatillo atómico sea una fuente de poder sistémico. Todo esto mientras muchos de los grandes tratados que regulaban el equilibrio de poder han declinado y ya no existen.
La bomba atómica tuvo el mérito, en palabras de Domenico Quirico, de “volver la guerra contra sí misma” en plena Guerra Fría. Pero hoy falta voluntad de los mandatarios para ser puentes incluso en fases de aguda volatilidad de las relaciones internacionales y en las que, entre Moscú y Nueva York, los dos principales “pistoleros” del Lejano Oeste, ya no pueden permitirse el lujo de agitar su arma final en forma de disuasión sino más bien como una amenaza concreta. En este sentido, la necesidad de una reflexión global sobre la gestión de las líneas rojas nucleares es fundamental. El orden global del futuro está en juego. El riesgo de cruzar la frontera del Apocalipsis sigue siendo concreto y no debe subestimarse.
LOS FUNDAMENTOS
Los científicos podrán informarnos con fundamentos irrefutables lo que ocurriría si se desatara una guerra nuclear, como ya lo han hecho en varias oportunidades y con caracteres más dantescos.
Así, a fines de 1984 el informe ‘El invierno nuclear’, aparecido en varias capitales del mundo y que mereció una especial Asamblea de la ONU previniendo lo que sobrevendría en el nivel atmosférico y biológico, se afirmaba: “La tierra se convertirá en un planeta oscuro y helado, luego de la muerte, en el curso de pocas horas, de la mitad de la población humana. La destrucción del ecosistema planetario afectaría o destruiría la vida de los pueblos más distantes” (ver ‘La Prensa’, 30 de diciembre de 1984). El tema se presta a ser considerado desde un nivel más hondo y más alto. ¿Quién podría aventurarse a mensurar las fuerzas que pueden detener este desenfreno armamentista y potencialmente aniquilador?
Según nos relata, a nuestro requerimiento, el Licenciado Eduardo Santos: “En el libro de Carl Sagan y Richard Turco de título ‘El invierno nuclear’, cuentan qué cosas tuvieron en cuenta en los años 80 para hacer su primer modelo unidimensional de una guerra nuclear y el consiguiente enfriamiento del mundo, el modelo Tapps. Luego vinieron modelos 2D y 3D”.
Continua E. Santos: “La hipótesis es que todas las explosiones ocurren en el hemisferio norte porque allí están los actores principales. Señala que para USA los objetivos estratégicos son ciudades y campos de petróleo y refinerías”.
De acuerdo con el libro ‘El invierno nuclear’, al hablar de la circulación atmosférica entre los hemisferios Norte y Sur, se habla de unos coeficientes de inter difusión de la atmósfera de ambos hemisferios, con lo que llega que a los pocos meses de la guerra la nube de hollín resultante de incendios de ciudades y campos de petróleo llega hasta la altura de Buenos Aires y Santiago de Chile.
Alerta: Prever y proveer: tareas ineludibles de la Estrategia Nacional y por lo tanto de la estrategia militar.
Prever se refiere al acto de anticipar, predecir o pronosticar algo que sucederá en el futuro. Es tener la capacidad de prever situaciones o eventos antes de que ocurran. Es importante tener la capacidad de prever en muchos ámbitos de nuestra vida, como en el trabajo, los proyectos que realizamos o incluso en nuestras decisiones personales. Poder prever nos permite tomar medidas adecuadas y estar preparados para lo que está por venir. Proveer, por otro lado, podemos decir que se refiere al acto de prepararse, abastecer o anticiparse a algo. Es tener la capacidad de tomar medidas preventivas para evitar o minimizar los efectos de posibles dificultades o problemas en el futuro. En este sentido, proveer implica tener la capacidad de planificar y organizar adecuadamente recursos, tiempo y acciones para evitar situaciones indeseables o conflictivas.
Por lo cual, prever implica la capacidad de anticipar y pronosticar eventos, mientras que proveer implica la capacidad de prepararse y anticiparse a situaciones para evitar o minimizar problemas, ¿En la Argentina, estamos haciendo estas tareas? ¿Alguien se ocupa de prever y proveer para esta situación de posible ocurrencia? ¿Nos tomará el momento inesperado sin saber qué hacer y qué no hacer?
Hay varios temas para analizar y registrar: ¿Cuál es la verdadera capacidad nuclear que tienen las grandes potencias? ¿USA perdió su capacidad de producción de uranio de alto grado de enriquecimiento?, Rusia, que tiene una industria militar enorme, ¿está comprando proyectiles en Corea del Norte? ¿cuál es la producción de Plutonio en el planeta?, ¿cómo impacta que se hayan disuelto los acuerdos en materia nuclear entre las potencias?
Conversando sobre preocupaciones comunes y sobre este tema, con el doctor Gerardo Palacios Hardy, me recordó con muy buen tino, la película: ‘Dr. Strangelove o: Cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba’, dirigida en 1964 por Stanley Kubrick, con Peters Sellers y George C. Scott.
La trama transcurre así: el general de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, Jack D. Ripper planea dar comienzo a una guerra nuclear con la Unión Soviética con el objetivo de impedir lo que considera una conspiración comunista. Da la orden, sin la autorización del presidente MerkinMuffley (Peter Sellers), a su escuadra nuclear de combate, de bombardear sus respectivos objetivos dentro de la Unión Soviética, con la esperanza de que el presidente ordene un ataque a gran escala al no encontrar otra opción.
En su final, en esta comedia negra se puede observar que “en el momento del bombardeo, por una pérdida de combustible en el avión bombardero, cambian el objetivo del blanco y no pueden ser detectados por el sistema de defensa, la puerta del depósito de las bombas no funciona y queda bloqueada. Al intentar soltarla manualmente, el piloto del B-52, el mayor T.J. ‘King’ Kong (Slim Pickens), logra repararla montado en una de ellas, llevando puesto su sombrero de ala grande. La puerta se abre y el mayor cae, montado sobre la bomba, iniciando así la destrucción global. Sujetado de la bomba con una mano y ondeando su sombrero vaquero en el aire, a modo de homenaje a la técnica de rodeo de caballos. El dispositivo del fin del mundo se activa en forma automática y en los últimos momentos de la Humanidad, el Dr. Strangelove recomienda al presidente Muffley, que un grupo de humanos se oculte profundamente en varios pozos de minas en el país, de más de 1.000 metros de profundidad, donde la radiactividad nuclear no pueda alcanzarlos y para poder repoblar la Tierra en el futuro. El general Turgidson comienza a delirar, pensando en superar a los soviéticos en la ampliación de construcción de minas y refugios, planificando una futura guerra de más de 100 años, cuando la radiación se haya disipado, para capturar las minas del enemigo”. Hasta acá la película.
Los dirigentes mundiales que están manejando los destinos del mundo, parecen haber salido de una película de comedia negra. ¿Son conscientes del nivel de peligrosidad que se está alcanzando, con esta Guerra larga e irrestricta, Guerra mundial por partes o como deseen llamarla? Un error humano puede desatar una catástrofe.
Para nuestras Pampas: Es imperioso tomar este tema con seriedad y reunir un grupo interdisciplinario para prever y proveer. Desde nuestro Instituto ELEVAN, vamos a poner manos a la obra.
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