Con una marcha silenciosa, testimonios conmovedores y la plantación simbólica de 75 árboles en honor a las víctimas, el Líbano conmemoró este 4 de agosto el quinto aniversario de la devastadora explosión en el puerto de Beirut, ocurrida en 2020, que dejó 245 muertos y 6.000 heridos.

Una jornada marcada por el llanto, la oración y el recuerdo de todos los fallecidos y heridos que se transformó también en un grito de esperanza en medio de una crisis prolongada.

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León XIV hizo llegar su cercanía al pueblo libanés a través de un mensaje —como es habitual en estos casos— firmado por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin. En el texto, el Pontífice aseguró que las “lágrimas de Cristo se unen a las nuestras de frente a la pérdida y al sufrimiento de nuestros seres queridos”.

El Papa quiso expresar así “su compasión a todos aquellos cuyos corazones están heridos o que lo han perdido todo a causa de esta catástrofe”.

“El amado y sufriente Líbano permanece en el centro de las oraciones”, señaló en el mensaje que fue leído la noche del domingo 3 de agosto, en la vigilia que tuvo lugar en Beirut y que fue presidida por el Nuncio Apostólico en el Líbano, Mons. Paolo Borgia, según informa Vatican News.

En declaraciones a los medios del Vaticano, el nuncio aseguró que fue un momento “profundamente conmovedor”.

El acto de conmemoración tuvo lugar en Karantine, en la plaza frente a la iglesia de Notre-Dame de la Délivrance, una de las zonas más afectadas cerca del puerto, donde se concentraron el mayor número de operaciones de rescate en las horas posteriores a la explosión.

“Hubo un momento de oración, durante el cual se reunieron los familiares de las víctimas y los heridos. A continuación, se escucharon varios testimonios y se realizó una marcha silenciosa hacia un jardín en la carretera del puerto, donde en los últimos días se plantaron 75 árboles con los nombres de las víctimas. Se plantarán más próximamente”, explicó Mons. Borgia. Además, el ministro de Cultura del Gobierno libanés anunció la inscripción del silo que explotó el 4 de agosto entre los monumentos históricos del país.

“Las heridas que quedan de esta trágica explosión son profundas”, constató el nuncio apostólico. “Los 6.500 heridos fueron trasladados a diversos hospitales de Beirut; la confusión y las muertes en las calles aún están grabadas en la memoria de los libaneses”, explicó.

Durante la entrevista, Mons. Borgia recordó la conversación del año pasado que tuvo el Papa Francisco con los familiares de las víctimas. En el encuentro, realizado en el Vaticano, el Pontífice pidió justicia para las familias que llevan años reclamando. En aquella ocasión, el Santo Padre aseguró que se trataba de un asunto “complejo”.

Según el nuncio apostólico, “pesan intereses contrapuestos, pero la verdad y la justicia deben prevalecer sobre todo lo demás”.

“Hoy, sin embargo, hay algo más de esperanza; se están logrando avances en la fase de investigación”, asegura. En todo caso, las indagaciones se encuentran en fase preliminar, ya que las muertes carecen todavía de explicación.

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