Hace 42 años decíamos que una verdadera guerra contracultural se había desatado en nuestra Patria y en el mundo entero contra la Civilización Cristiana. Durante el tiempo transcurrido esa contracultura se transformó en la cultura vigente, la cultura de la muerte; que todo lo aplasta en su camino.
Destrucción de la fe en Dios, destrucción de la Patria, destrucción de la familia, aislamiento del hombre de toda verdadera relación natural, su debilitamiento a través de su perversión y, finalmente, su definitivo aniquilamiento a través de la enfermedad, el aborto, la eutanasia, el control de natalidad… vida de pocos, y vida de esclavos.
Todo parte del primer embate, la pérdida de la confianza del hombre en Dios. Con infinito amor y paciencia Dios condujo al hombre por la oscuridad satánica del mundo pagano hasta la Revelación y Holocausto, completo y definitivo, de su Hijo; Cristo, Camino, Verdad y Vida.
La adhesión a su Cruz originó esa corriente ascendente de Héroes, Mártires y Santos que, en su marcha victoriosa, nos legaron la Civilización Cristiana de la cual somos hijos y custodios.
Nuestro mundo es eso. Y son sus murallas, ahora en ruina, las que conservan los últimos vestigios de Verdad, Belleza y Bondad, y desde ellas también, se observa el creciente aumento del mal y la oscuridad que las rodean: Violencia, Inseguridad, Narcotráfico, Prostitución, Trata de Personas, Esclavitud, Profanación de lo Sagrado, Destrucción de la Belleza, Subversión de lo Natural, Perversión de la Inocencia, Esclavitud y Condenación.
La Fundación Gladius tiene como misión pelear el buen combate y, humildemente, ayudar a conservar la Fe (Pablo…). Y, sabedor de que la vida solo vale para vivirla por una causa grande, invita a todos aquellos que quieran sumarse a la más grande de todas las Causas, la de la trascendencia y salvación.
Apostados en la muralla de un mundo en ruinas recordamos, como hace 36 años, que Gladius significa “reja de arado”, pero también “espada” y, desenvainada, la ponemos al servicio de la batalla cultural. Siguiendo el antiguo y siempre nuevo ideal de la Cristiandad y orientada a ser un punto de encuentro de la cultura católica y nacional, es un acto de servicio para dar testimonio de la Luz y los principios del Orden Verdadero. Porque, en palabras del Arcángel, ¿Quién como Dios?