Mónica del Río. Casada y madre de 4 hijos. Computador Científico por la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires. Conferencista y columnista de varios medios gráficos y radiales. Fue miembro fundador y secretaria del Centro de formación “Madero de la Cruz” y conductora del programa radial “Cultura de la Vida”. Presidente del “Movimiento Cívico de Mujeres”, Asociación Civil; Miembro de la Junta Ejecutiva y Delegada por la Capital Federal de la “Red Federal de Familias”; Miembro de Número de la Academia del Plata y editora del boletín electrónico Notivida.

Los boletines se pueden consultar en https://notivida.org/

¿Qué supuso para usted conocer al P. Juan Claudio Sanahuja?

El P. Sanahuja era un apasionado por la causa de la vida y la familia y tenía por ella un entusiasmo que contagiaba. Su interés por la causa tuvo varios disparadores, por un lado, lo que había recibido en la casa paterna y no me refiero sólo al ejemplo edificante de una familia cristiana. Muchas veces decía “mi papá me hablaba de lo que ahora está haciendo Naciones Unidas” o “conozco por mi padre el efecto nocivo de los anticonceptivos”. Su papá era un académico, doctor en Bioquímica y Farmacia, que se había dedicado a la docencia universitaria y a la investigación. De él heredó muchos conocimientos. El P. Sanahuja manejaba con fluidez todos los aspectos médicos que conciernen al área de Familia y Vida.

Por otro lado, era un sacerdote del Opus Dei y la Prelatura le ha dado siempre un papel destacado a esa temática. Buena parte de las ONGs provida que iniciaron el trabajo en el país estaban dirigidas por personas vinculadas al Opus Dei. La tercera cosa que lo marcó -como a todo el movimiento provida- fue el pontificado de San Juan Pablo II, gran defensor de la Vida y la Familia. En su trabajo, el Padre Sanahuja aunó ese entusiasmo por la causa de la Vida y la Familia y su profesión: había estudiado periodismo en la Universidad de Navarra.

Me vinculé a él a mediados de los 90, en la época en que Naciones Unidas hizo esas dos grandes conferencias internacionales que dispararon muchas leyes locales antivida. Me refiero a la la V Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (El Cairo, 1994) y a la IV Conferencia Internacional sobre la Mujer (Beijing, 1995). Con ellas la ONU plantó las “agendas” internacionales: primero el Plan de Acción de El Cairo, después los Objetivos para el Desarrollo del Milenio de cumplimiento en 2015 y finalmente la Agenda 2030.

Para advertir sobre estos temas el P. Sanahuja comenzó a hacer en 1998 un boletín electrónico que inicialmente se llamó “Noticias de la ONU” y después tomó el nombre de “Noticias Globales”. En el mismo año se dispara en Argentina el proceso Carta de la Tierra, un tema del que nos ocupamos mucho. Él lo venía siguiendo desde el 92, cuando se realizó en Río de Janeiro la Conferencia sobre medioambiente conocida como la Cumbre de la Tierra y a partir del 98 comenzamos a monitorear juntos el proceso en el país. Yo empecé a participar de las reuniones del Comité Nacional de la Carta de la Tierra y le aportaba algunos datos recogidos en los encuentros que se hacían en Buenos Aires, que él volcaba en los boletines. De ese modo y por ese tema nos vinculamos directamente.

Como en cascada se precipitaron en Argentina -como en otros países- normas sobre salud sexual y reproductiva (educación sexual, anticoncepción, aborto y homosexualismo). Esa legislación comenzó a avanzar en los tres niveles de gobierno: municipal, provincial y nacional. El P. Sanahuja era el líder indiscutido en las reuniones de las ONGs provida que en aquel momento comenzaron a seguir desde Buenos Aires la gestación de las leyes de salud reproductiva.

A partir de allí, comenzamos a hacer juntos seguimiento legislativo. En aquella época revisábamos, por ejemplo, los tediosos BAE (Boletines de Asuntos Entrados) del Congreso, que son los proyectos que los legisladores presentan. La única forma de verlos era leyendo expediente por expediente, en forma secuencial (sin buscadores), en una pila de papeles. Para alguien joven esto es inimaginable, pero así se hacía seguimiento legislativo hace 25 años. El Padre y yo intercambiamos varias veces información, que no era urgente, por correo postal porque la teníamos en soporte de papel.

Hace 25 años cuando uno quería mandar una carta de lectores a un medio gráfico, la escribía y la llevaba hasta el diario. Y cuando se la publicaban, la recortaba y la guardaba. Qué lejano parece esto hoy, pero no es tan distante en el tiempo. A pesar de las facilidades que incorporó Internet hacer seguimiento legislativo siguió siendo un trabajo arduo. Es mucho lo que hay que revisar cotidianamente y lo usual es que no haya nada relevante, lo excepcional es encontrar la noticia. Detrás de cada una hay muchas horas de trabajo.

También usted llegó a ser discípula del célebre P. Meinvielle…

Tuve la gracia de conocer al P. Julio Menvielle, un sacerdote que reunió condiciones que son muy difíciles de encontrar en una sola persona. Yo nunca vi otro cura así. Y conocí sacerdotes fantásticos, piadosos y lúcidos, pero nunca con talentos tan variados, nunca con aptitudes tan amplias, nunca con tan diversas como ricas facetas.

Tuve la oportunidad de conocer a Menvielle en Versailles, un barrio de la Ciudad de Buenos Aires donde el P. Julio (así lo llamaban allá) hizo de todo: consiguió que la Municipalidad pavimente las calles, logró que por primera vez una línea de colectivo pase por el barrio, puso el mástil en la plaza donde celebraba las Misas de campaña y tocaban las bandas. Fue un cura muy querido por la gente sencilla y eso lo reconocían hasta sus enemigos, que no fueron pocos.

Meinvielle fue el párroco de Versailles entre 1933 y 1950, después vivió en la Santa Casa de Ejercicios de la que era capellán, pero siempre siguió vinculado con el Ateneo Popular de Versalles que había fundado y donde se seguía reuniendo con la gente del barrio. A fines de los 60 y comienzos de los 70, que fue cuando yo lo conocí, se lo encontraba con frecuencia en el Ateneo.

Meinvielle tenía gran preocupación por la educación de la niñez y de la juventud y quería que en el barrio hubiera un lugar de sano encuentro tanto para las necesidades culturales como para las recreativas. Por eso fundó el Ateneo, un espacio para todos: pobres, ricos, católicos y no católicos. Los terrenos los compró con su propio peculio -una herencia familiar que recibió- más el aporte de los colaboradores.

Ese Ateneo sirvió al principio para que el barrio tuviera su primer cine, pero terminó siendo muy grande. Tenía de todo: piletas de natación cubiertas y al aire libre, quinchos, bar, canchas para distintos deportes y por supuesto una biblioteca. Los domingos, la constancia de la asistencia a Misa habilitaba a cualquiera a disfrutar del chocolate y del cine del Ateneo.

Conocí a ese cura de barrio y, durante su último año de vida, también al otro, al filósofo brillante y teólogo tomista, que reunía a los jóvenes en la Santa Casa de Ejercicios para darles clases de Suma Teológica. Nos la iba leyendo y explicando.

Éramos adolescentes y Menvielle era consiente de nuestras limitaciones, pero nos tenía mucha paciencia. El sed contra lo salteaba porque siendo tan jóvenes e ignorantes el error podía seducirnos. Así que saltábamos de las dificultades a las soluciones.

Nos hacía preguntas sencillas tratando de que fuéramos reflexivos y críticos. Si no atinábamos a contestar nos iba guiando hacia la respuesta, y cuando finalmente la alcanzábamos, la satisfacción del maestro se reflejaba en el brillo de sus ojos pequeños y claros. En ese momento agregaba: “ha visto niñita que lo sabía”.

Si tuviera que definir a Meinvielle con una sola palabra diría que fue un santo. Así impactaba cuando se lo tenía enfrente. La afirmación no es producto de un agigantamiento post mortem de su figura, lo seguíamos por sabio, pero sobre todo porque era santo.

¿Cómo se fue gestando el nacimiento de Notivida?

Notivida es un boletín electrónico, sobre noticias que se relacionan con la defensa y promoción de la vida humana y la familia. ¿Cómo comenzó su existencia? En realidad, empezamos sin proponérnoslo, nunca planeamos hacer un boletín de noticias. Notivida surgió, providencialmente. Como narré antes yo venía haciendo seguimiento legislativo en el área de Familia y vida, junto al P. Juan Claudio Sanahuja. En el año 2001 recibí un llamado desde Catamarca (una provincia del noroeste argentino que dista más de 1.000 km de Buenos Aires) manifestando gran preocupación por los cambios que el gobierno provincial quería introducir en los planes de educación.

Le propuse al P. Sanahuja contarles a los amigos lo que estaba pasando. Nadie en Buenos Aires estaba enterado. Conseguimos los mails de los funcionarios de Catamarca para que aquellos que se quisieran manifestar pudieran hacerlo y escribimos una carta modelo breve. Al día siguiente la misma persona que me había llamado desde Catamarca me decía: “en la Casa de Gobierno el comentario del día es ‘hay mucha gente en contra de esta medida”. En 2001 el “mailing de destinatarios” inicial tenía alrededor de 300 contactos, los habíamos reunido unificando las agendas del P. Sanahuja y la mía, pero por entonces, algunas decenas de cartas sobre un mismo tema generaban impacto.

A partir de allí, esa misma persona nos enviaba información sobre lo sucedido. Por ejemplo, si habían salido a la calle y manifestado, o si se habían reunido con funcionarios, escribíamos lo que nos contaba y volvíamos a mandárselo a los amigos. Y los receptores nos empezaron a contestar: “qué bueno que informen esto”, “de este tema no habla ningún medio”, “si no fuera por ustedes, no nos habríamos enterado”.

Así, providencialmente, surgió Notivida. Y remarco lo de providencialmente porque nunca planeamos hacer un boletín de noticias. A diferencia de otros medios en los que podemos imaginar a alguien –o a un grupo de personas- que antes del lanzamiento definen un perfil, los objetivos, el público al que ese medio está destinado, presupuestan, eligen un nombre… estudian, en suma, lo que van a hacer. Notivida llegó un día a nuestras vidas, irrumpió y se instaló definitivamente.

El P. Sanahuja falleció en 2016 pero seguimos trabajando como al inicio, es decir, dando noticias que no salen en otros medios. Ni transcribimos, ni reescribimos noticias. Si el hecho es de público conocimiento y no tenemos nada novedoso para agregar, no tratamos el tema. Por eso, entre otras cosas, Notivida no tiene una periodicidad fija: en el mes pueden salir 2 ó 10 boletines. Se publica en la medida en que veamos que ocurre algo que la gente desconoce y nosotros consideramos que es importante que lo sepa. Por eso lo más complejo de hacer el boletín no es escribirlo, sino detectar las noticias, que usualmente se nutren del cotidiano seguimiento legislativo.

¿Cuál fue el proceso para convertirse con los años en la principal referencia de los medios provida en Argentina?

Si empezamos sin proponérnoslo, crecimos sin buscarlo.Al principio enviábamos los boletines en forma manual a nuestros contactos. Pero debido al interés que despertaron, al año siguiente tuvimos que recurrir a un sistema de distribución automatizado. Comenzamos a usar un programa que mandaba mails. De todos modos, los envíos nos llevaban mucho tiempo. Lo solucionamos en octubre de 2003 con la contratación de un servicio personalizado de listas sin publicidad, que usamos hasta hace algunos meses. Hoy hay muchas plataformas que se ocupan de la gestión de correos electrónicos.

La repercusión de los boletines siguió creciendo y muchos medios de comunicación se fueron haciendo eco de nuestras publicaciones, fundamentalmente por dos motivos. Lo primero es que nos referirnos a hechos que no tuvieron antes difusión, el suscriptor sabe que en Notivida va a encontrar algo gravitante y novedoso. Por eso, es un boletín que se recibe y, además, se lee y se difunde. Y lo segundo, para nosotros particularmente gratificante, es la credibilidad de la que goza el boletín. Esa credibilidad se ha forjado con un estilo de trabajo sostenido en el tiempo. Nos documentamos antes de hacer el boletín. Leemos íntegra y minuciosamente cada uno de los documentos: proyectos, fallos judiciales, legislación nacional o internacional a la que después hacemos referencia.

Brindamos información veraz, desprovista de todo interés político. Nos referimos a hechos puntuales y concretos, destacando la actitud de los legisladores independientemente del partido al que pertenezcan. Si un legislador que obra usualmente en contra de los valores que defendemos ha –ocasionalmente- presentado un proyecto, firmado un dictamen, votado una ley, que se ajusta a esos valores lo ponderamos. Por el contrario, si el legislador que usualmente defiende la vida y la familia se equivoca, también lo mencionamos.

No tenemos amigos y enemigos entre los políticos, no existen personas de las que hablamos siempre bien y otras de las que hablamos siempre mal. Podemos tener mayor aprecio lógicamente, por aquellos que de modo permanente encarnan los valores que defendemos, pero el juicio es siempre puntual y objetivo. Como decía Aristóteles: “Soy amigo de Platónpero soy más amigo de laverdad”. Nosotros somos, por encima de todo, amigos de la cultura de la vida. No vemos que ocurra lo mismo en los medios de difusión masiva. Han levantado muchas veces nuestros boletines y del listado completo de legisladores que ofrecemos sólo toman los que quieren ponderar o dejar mal parados -según sea el tema- y el resto ingresa en el “etc.”.

Es este trabajo documentado, objetivo y desinteresado el que el lector advierte y agradece. Notivida es considerado una fuente segura y los datos que proporcionamos son citados en muchos libros y trabajos académicos, incluso en algunos elaborados por la “cultura de la muerte”.

¿Qué tipos de contenidos dan y qué secciones tienen?

Principalmente seguimos los proyectos legislativos vinculados al área de Familia y Vida. Damos a conocer los proyectos y los ponderamos si responden al orden natural. Esa difusión alienta la presentación de iniciativas similares en distintos ámbitos, cosa que ha ocurrido muchas veces. Por ejemplo, en el año 2011 Senillosa, una ciudad de la región patagónica, fue declarada “provida” por su concejo deliberante. Después de esa noticia muchos municipios y provincias hicieron algo similar.

Alertamos también cuando ingresa una iniciativa que ataca a la vida y la familia, particularmente cuando ocurre en el ámbito nacional. Seguimos todo su derrotero y vamos comunicando las novedades. Desde su ingreso por la Mesa de Entradas del Congreso, su tratamiento en comisiones y el debate final en el pleno. Inicialmente sintetizamos el expediente y damos cuenta de todos los firmantes. Después anticipamos su tratamiento en comisión o en el recinto y, cuando ocurre, informamos sobre la posición de los legisladores que han participado del debate, resumimos los discursos y publicamos la votación. Siempre consignamos el nombre del legislador, el partido al que pertenece y la provincia de la que proviene.

También proveemos la información que surge de los pedidos de informe que hacemos tanto a nivel nacional como provincial. Por ejemplo, la cantidad de abortos que se practican en el sector público. Suministramos esas mismas cifras desagregadas por distrito, etapa de gestación, edad de la madre y centro de salud, en caso de haberlas obtenido. En la medida de lo posible añadimos a eso, datos sobre la provisión de anticonceptivos, “píldoras del día después” y esterilizaciones quirúrgicas.

Revisamos exhaustivamente las estadísticas vitales y calculamos cada año las tasas de natalidad y fecundidad nacionales y provinciales. Somos el único medio provida que publica esas cifras en Argentina. Igualmente analizamos los convenios que el gobierno firma con los organismos internacionales y las recomendaciones que ellos emiten para Argentina. Damos cuenta de las compras de abortivos que aparecen en los portales de licitaciones públicas. Antes de cada proceso electoral -sea para dirimir cargos ejecutivos o legislativos- sintetizamos los antecedentes de los candidatos, buena parte de ese material surge de nuestro archivo de boletines.

¿Cuál es el valor añadido que tiene la página?

No todos los temas son tan obvios como la legalización del aborto o la eutanasia. En esos casos la gente reacciona al enterarse de que se están discutiendo en el Congreso. En cambio, en temas como la ratificación de un tratado internacional o la pretensión de otorgarle jerarquía constitucional, además de alertar sobre el avance de su tratamiento, hay que explicar fundadamente los riesgos de la iniciativa. La gente común no está familiarizada con los tratados internacionales, desconoce la actividad de los comités de seguimiento de esos tratados y las implicancias de sus recomendaciones. No obstante, desde el boletín se logra sensibilizar a legisladores poco advertidos y también a buena parte de la población.

Notivida, no es estrictamente un boletín de noticias, es una herramienta de combate en la lucha provida. Aun así, esta herramienta, funciona como un medio digital, un medio que siempre ha sido auténticamente independiente. A lo largo de esto años hemos rechazado ofertas económicas, candidaturas e incluso asesorías pagadas, hemos declinado todo lo que pudiera limitar en algo nuestra libertad. Claro… privilegiar la independencia impone renuncias y multiplica esfuerzos, apareja censuras y provoca apuros económicos. Sin embargo, aquí estamos, gracias a Dios, aún estamos; igual que al principio -sin planificación, ni organigrama, ni presupuesto- tratando de vislumbrar, simplemente, los signos providenciales.

¿Qué ha supuesto para usted tener una fuerte presencia en los medios para defender la vida?

Las características de la información que brinda Notivida -actual y confiable- redunda en muchos requerimientos de los medios. Atendemos recurrentemente entrevistas radiales en pequeños medios que comparten nuestra cosmovisión. También hemos participado en numerosos debates televisivos en medios de llegada masiva, que no son precisamente afines. Finalmente nos entrevistan periodistas que hacen gráfica, desde las dos visiones, unos lo hacen para difundir la recta doctrina y los otros para mostrarse “plurales”.

Hemos tenido, incluso, nuestro propio programa. En octubre de 2006, otro hecho fortuito nos impulsó a crear un espacio, independiente y desideologizado, para brindar información veraz y específica a muchas más personas. Así sin preverlo, surgió “Cultura de la Vida”, un programa de radio que permitió la participación activa de prestigiosos especialistas, que hizo posible que muchos legisladores dieran a conocer proyectos a favor de la vida o su rechazo a diferentes iniciativas de la “cultura de la muerte” y que los grupos provida pudieran difundir ejemplos edificantes que se suceden a lo largo y a lo ancho del país.

Cultura de la Vida”, se emitió durante 9 años en la ciudad de Buenos Aires y se retransmitió en una veintena de emisoras del interior del país y en Bogotá (Colombia). Durante mucho tiempo hicimos, además, la columna sobre Familia y Vida en medios gráficos como la Revista Cabildo, Panorama Católico y De Campaña.

¿Cuál es la tendencia actual en Argentina en relación a la defensa de la vida?

Dios bendijo a nuestra Patria con innumerables gracias, pero un presidente como el ecuatoriano Gabriel García Moreno sigue siendo un pendiente. Desde hace tiempo, Argentina es la playa americana en la que desembarcan muchas iniciativas de la “cultura de la muerte”.

Antes de ir a la actualidad voy a hacer un poco de historia:

  • La Ciudad de Buenos Aires sancionó la primera Ley de Unión Civil de hispanoamérica (2002) y Argentina es el primer país latinoamericano que admitió el pseudomatrimonio homosexual (2010).
  • Fue el primer país del mundo donde a un nene que se “autopercibía” nena, le cambiaron el sexo registral. Ocurrió en 2013 y el niño tenía 6 años.
  • Nuestro país tiene al primer bebé del mundo inscripto con dos padres (2012) y al primer bebé con triple filiación de América Latina (2015).

Por estos “logros” hemos sido elogiados muchas veces por los organismos internacionales, por ejemplo, en 2022 se diseñó un “Programa-País”, el acuerdo fue firmado por el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) y la Cancillería argentina, cuenta con una “asistencia indicativa” de 2,8 millones de dólares. Tras identificar los riesgos del país (“contexto macroeconómico desfavorable”, “inestabilidad política”) el mismo UNFPA explicó por qué habían elegido a Argentina para hacer esa inversión: “El país se destaca como líder regional del programa de la CIPD y el Consenso de Montevideo, con marcos jurídicos, políticos y reglamentarios progresistas en materia de salud sexual y reproductiva”.

Desde el 2015, con la entrada en vigor del nuevo Código Civil, para solicitar una ligadura de trompas o una cirugía de “cambio de sexo” (vaginoplastia o faloplastia) alcanza con tener 16 años. Los anticonceptivos de larga duración, los abortos medicamentosos y las terapias hormonales para desarrollar características del sexo opuesto; se puede requerir de forma “autónoma” (sin conocimiento de los padres) desde los 13 años. Todo esto se promueve durante las clases de “educación sexual” y en las asesorías “confidenciales” que se desarrollan en escuelas, centros de salud y organizaciones comunitarias.

En 2023 se hicieron 107.000 abortos en los centros públicos de salud, la cifra -que crece año tras año- no incluye a las prácticas realizadas a través de prepagas y obras sociales. La ley de aborto se sancionó en diciembre de 2020. Al principio los abortos se hacían sólo con misoprostol y después -siguiendo las recomendaciones de la OMS- con la combinación de mifepristona y misoprostol. Los primeros 25.000 “combipacks” (1 mifepristona + 4 misoprostol) utilizados en Argentina, fueron donados por la IPPF. Ahora los dos abortivos se producen en el país.

La “Tasa Global de Fecundidad” (promedio de hijos por mujer) cae en picada, según los últimos datos disponibles que son de 2022, es de 1,43. Vale decir las familias argentinas tienen en promedio menos de un hijo y medio.

Esta situación parece que no se va a revertir con el cambio de gobierno, por el contrario, se va a profundizar. Los abortivos ya no los compra el gobierno nacional que encabeza Javier Milei, pero los abortos se siguen haciendo, al mismo ritmo, con los fármacos que adquieren los gobiernos provinciales. Lo que el gobierno nacional sigue pagando y distribuyendo, abundantemente, son las “píldoras del día después” y los anticonceptivos, orales e inyectables y, sobre todo, los de larga duración (Dius, SIUs e Implantes subdérmicos). Milei afirma que el crecimiento poblacional permite “mayor división del trabajo y mayor crecimiento económico” pero sus políticas están disociadas de esa meta. A pesar del sombrío panorama vamos a seguir defendiendo la Vida y la Familia con alegría. No con la que brota de un falso optimismo temporalista sino con que la mana de la esperanza cristiana.

Con esa alegría que no decae cuando la ley que combatimos se sanciona, cuando a los ojos del mundo perdimos –que es lo que sucede habitualmente- porque nos queda la tranquilidad de haber resistido y dado testimonio. Sabemos que este combate tiene asegurado el triunfo final. Y que a nosotros –como decía el P. Castellani- no se nos pide que venzamos, sólo que no nos demos por vencidos.

Por Javier Navascués

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