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  • 24.04.2024

Islas Malvinas, 1982. Jorge Vizoso Posse, el primero parado desde la izquierda.

Islas Malvinas, 1982. Jorge Vizoso Posse, el primero parado desde la izquierda.

POR ENRIQUE STELL *

Cuando fui Instructor de Comandos en el año 1981, Jorge Manuel Vizoso Posse era un cursante más entre los tantos. Nadie podía imaginar que su desempeño en Malvinas iría a ser recordado como un mensaje divino de la Madre de Dios, para recordarnos que Él existe.

En la noche del 9 de junio de 1982, la Compañía de Comandos 602 montó una emboscada delante de los cerros Dos Hermanas. El entonces teniente 1ro Vizoso Posse, estaba a cargo de un nido de ametralladora y la ocupaba con el valeroso Sargento Mario Cisneros.

Repentinamente comenzó el combate, eran alrededor de las dos de la mañana del 10 de junio. Como yo era el responsable de las comunicaciones de la compañía, escuchaba los mensajes de todos. Desde donde estaba, arriba de la zona donde se montó la emboscada, un lugar muy alto, veía el combate como si estuviera en un palco. Los proyectiles durante la noche surcaban el cielo en todas direcciones, no solamente hacían fuego los comandos, también los elementos de infantería propios emplazados en primera línea.

Detectados éstos, la artillería enemiga comenzó a batir la zona donde estaba el subteniente Marcelo Llambías, otro gran Héroe de Guerra. Temblaba el suelo, las ondas expansivas se proyectaban por tierra y aire. Sentí el impulso de abrir fuego con mi FAL, pero no era mi rol de combate, pondría en riesgo a todos los que me rodeaban y si me abatían, la compañía se quedaba sin comunicaciones. No sé aún como logré contenerme.

El combate fue durísimo, nadie aflojaba, era notorio que no se trataba de soldados comunes los que estaban frente a nosotros, seguían combatiendo aferrados al terreno. Calculo que transcurrieron 30 minutos de intenso fuego. Por momentos, el cielo de la zona de combate, se ponía como si fuese de día por el uso de bengalas de iluminación con paracaídas, las que descendían lentamente sobre nuestras posiciones, iluminándolas.

En determinado momento mi jefe, el mayor Rico, me llamó y me ordenó que hablara con Balza para que abriera fuego sobre la línea 1, compuesta por varios puntos denominados “Charli más un número”. A continuación, transcribo las comunicaciones: Yo: “Flaco aquí Oreja” Balza: “Aquí flaco”. Yo: “Ejecute fuego en línea 1 puntos Charli…..”. Balza: “Recibido”. A los 5 minutos, Rico: “Oreja aquí ñato, decile al flaco que ejecute línea 2”.
El combate continuaba, nadie se replegaba, nadie cedía, todo tipo de fuegos se divisaban. Se escuchaban los estruendos en la oscuridad de la noche. Este combate fue una muestra de osadía, valor y determinación digno de elogio.

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