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Hoy, algunos dirán que la Revolución Francesa y el Iluminismo fueron causas externas de nuestra revolución. Otros, dirán que ambas revoluciones fueron similares, o lo que es más sorprendente, que la Revolución de Mayo es hija de la francesa. Se hablará de Rousseau, del “Contrato Social”, del absolutismo monárquico y de la España oscurantista en oposición a las “luces” de Francia. Pero, dado que el único interés que nos mueve es “la verdad”, nos anticipamos y oponemos a esta versión de la historia falsificada cuyo fin es el de reemplazar nuestra verdadera conciencia nacional, por otra extraña y desentendida de nuestra idiosincrasia y tradición. Por tanto, para reivindicar aquella, nuestra conciencia, hoy queremos afirmar la siguiente premisa: “Nuestra Revolución de Mayo nada tiene que ver con la Revolución Francesa, ni como causa, ni influencia, ni como modelo.”
La Semana de Mayo o Revolución de Mayo fue esencialmente realizada por una parte del pueblo, una parte sana e ilustrada, los militares que allí estaban, los Arribeños y los valientes Patricios con Don Cornelio Saavedra al mando, respaldando la revolución.
Es importante destacar que, durante las invasiones inglesas, Saavedra llamó a su Unidad “Legión de Voluntarios de Infantería” y quiso acentuar sus cualidades y convicciones describiéndola “como legión de circunstancias, penetrada de la cosa pública, reclutada en la masa de los pueblos, haciendo valer su fuerza si fuere menester, y concurriendo donde se le requiriese”. Tal debía ser la idiosincrasia de la denominada Legión y es posible que esta inspiración se deba a las huellas que dejaron en su imaginación los estudios de los clásicos latinos, donde no resultaba difícil admirar las fuerzas morales que animaron a las legiones de la antigua Roma y de las cuales ellos también se sentían herederos.
LA PIETAS
Hoy queremos recordar que para los romanos de la época clásica, la Pietas, por decirlo con una fórmula abarcadora, era la virtud cívica por excelencia. La virtud que ennoblece al hombre y lo vincula estrechamente con los antepasados, con la Cives y con los dioses. Así, el modelo de la Pietas romana es el “Pío Eneas”, personaje inmortalizado por Virgilio en la Eneida. Este héroe lucha noblemente y muestra las virtudes más acrisoladas. Sale de la incendiada Troya para fundar la nueva ciudad, llevando a su anciano padre, los huesos de sus antepasados y a los dioses familiares. Es decir, se trata del hombre que respeta y atesora su pasado como seña de identidad, y no solo eso, sino que como respuesta intenta ser leal a estos principios y a estas personas. Hablamos del hombre “arraigado”, que tiene raíces, las reconoce y se nutre de ellas. Pío, en este sentido sería sinónimo de ciudadano, dándole a esta palabra su sentido más profundo, no sólo en cuanto a sujeto de derechos, sino sobre todo un portador de valores y sujeto de deberes. Cicerón lo resume bien: “La Piedad, que aconseja cumplir los deberes con la patria, con los padres y con los demás unidos por vínculos de sangre”.
El Padre Alfredo Sáenz nos recuerda lo siguiente: “Después de hablar de la religión, trata Santo Tomás la virtud que nos inclina a tributar a los padres y a la patria el honor y servicio debidos”. Y sigue: “A quienes más debe el hombre después de Dios, es a sus padres y a la patria; de donde se sigue que, así como el rendir culto a Dios pertenece a la religión (…), así también corresponde a la piedad el rendir culto a los padres y a la patria”. En consecuencia, podríamos con toda seguridad decir también: “después de Dios es a los padres y a la patria a quienes más debemos”.
De la Pietas se deriva la “virtud olvidada” del patriotismo.
Sobre la virtud del patriotismo, resulta interesante pensar que la palabra “patria” se deriva de “padres” y el patriotismo integra el listado de deberes del cuarto mandamiento. “Patria es la tierra donde se ha nacido” dijo el poeta, comparable a la casa solariega. También dijo “la patria son los hombres y los muertos” y son las generaciones que vendrán. Se trata de una herencia recibida y por consiguiente el hombre tiene una deuda impagable con su patria. Como ejemplo de ello pensemos en el bien que supone el idioma, con la inagotable sabiduría que éste entraña, o podríamos reflexionar sobre la seguridad que proporciona el orden jurídico. Consideremos, además, la poesía patria, la música, las artes, la cultura entera, nuestra historia, nuestras luces y nuestras sombras. Decía San Agustín: “Ama a tus padres, y más que a tus padres a la patria, y más que a tu patria a Dios”.
GRITOS DE PATRIOTISMO
El amor a la familia, lejos de ahogar el patriotismo, es su más enérgico estimulante. La experiencia y la historia prueban que los más generosos y heroicos por su abnegación a la patria han sido los que con más denuedo han combatido por sus hogares. !Pro aris et focis! Tal ha sido el primer grito de patriotismo.
Este grito de patriotismo ha sido reafirmado en innumerables ejemplos en la Gesta de Malvinas. Recordemos hoy muy especialmente al Teniente 1° Roberto Estévez, quien combatió hasta el final con un balazo en una pierna, un brazo destrozado por un proyectil y que murió en el combate de Darwin-Pradera del Ganso, reafirmando lo siguiente en una carta póstuma dirigida a su padre “… Papá, hay cosas que, en un día cualquiera, no se dicen entre hombres pero que hoy debo decírtelas: Gracias por tenerte como modelo de bien nacido; gracias por creer en el honor; gracias por tener tu apellido; gracias por ser católico, argentino e hijo de sangre española; gracias por ser soldado, gracias a Dios por ser como soy y que es el fruto de ese hogar donde vos sos el pilar…”.
Repetimos: “El amor a la familia, lejos de ahogar el patriotismo, es su más enérgico estimulante!”.
CORNELIO SAAVEDRA
De los múltiples aspectos que debemos recordar en esta fecha patria, queremos homenajear al Coronel Don Cornelio Saavedra, quien representa Mayo. Si algún Mayo recordamos con agradecimiento y orgullo es el que encarna este jefe de Patricios, aquel comandante criollo que, afirmando con gran claridad que se alzaba contra franceses e ingleses -y contra todos aquellos que quisieran comprometer el destino de estas tierras- puso su condición militar al servicio de Dios y de ambas Españas, demostrando el sentir de la mayor parte de la comunidad rioplatense que él representaba. Tan sólo cuatro días después del 25 de mayo de 1810, la Primera Junta de Gobierno emitió una proclama que rezaba: “¡Cuerpos Militares de Buenos Aires! La energía con que habéis dado una autoridad firme a vuestra Patria no honra menos vuestras armas. que la madurez de vuestros pagos distingue vuestra generosidad y patriotismo… Conservad siempre unida la oliva de los sabios al laurel de los guerreros y esperad de la Junta un celo para vuestro bien, igual al que habéis manifestado para formarla”.
Así también, un mensaje digno de ser recordado fue emitido por Rosas y destinado a la legislatura. En él hizo referencia a la “revolución de mayo”, en la fecha del 25 de mayo de 1836 donde expresó lo siguiente: “No se hizo (la Revolución de Mayo) para rebelarnos contra nuestro soberano, sino para conservarle la posesión de su autoridad. No se hizo para romper los vínculos que nos ligaban a los españoles, sino para fortalecerlos más por el amor y la gratitud ¡Pero quien lo hubiera creído! Un acto tan heroico de generosidad y patriotismo, no menos que de lealtad y fidelidad a la nación española fue interpretado en algunos malignamente (…) Perseveramos siete años en aquella noble resolución de mantenernos fieles a España, hasta que, cansados de sufrir males sobre males, nos pusimos en manos de la Divina Providencia y confiando en su infinita bondad y justicia tomamos el único partido que nos quedaba para salvarnos: nos declaramos libres e independientes de los Reyes de España y de toda otra dominación extranjera”. Hasta allí Juan Manuel de Rosas.
Estimados compatriotas y en especial a nuestros jóvenes: volviendo la mirada a los clásicos, podemos decir que para Cicerón la historia era “maestra de la vida” y para Cervantes “madre de la verdad”. En realidad, ambas sentencias eran y son expresiones de deseo, esperanzas de que así sea, apuestas al futuro respecto de que la historia sirva para algo bueno, precisamente porque consustancial a ella es la verdad. Sobre esa historia verdadera y no sobre el relato, y teniendo ante nuestros ojos, además, tan importante legado, es que se debe construir sin titubear el futuro de nuestra grande y gloriosa nación. Feliz día de la Patria.
No sé porque me duele tanto,
Si yo te quiero y no pregunto cuánto.
Si te sentí desde pequeña,
Sentí Argentina, que vos eras mi dueña.
Si me enamore del sol y de su tierra, de la gente correr por sus veredas,
y hoy me duele país, que cosa fea
es algo que no entiendo y que me pesa.
Si te sentí en mí ser cuando crecía,
crecía yo por vos, me parecía.
Hoy me duele quererte y no entenderte,
Pero te quiero igual porque sos mía.
Me duele que te quieran, pero mal,
Me duele que no entiendan que la vida
Es amor a la Patria, a la familia
Y es amor a Dios que es cruz día a día.
(Susana Ali)
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