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El Evangelio de hoy es claro en cuanto a que el mensaje de Jesucristo, para muchos, es duro. Muchos discípulos dijeron: “es duro este lenguaje, ¿quién puede oírlo”. En una de las iglesias donde me tocó predicar (esto fue en Europa), recuerdo que prediqué acerca del matrimonio y dije: “el matrimonio es solamente entre hombre y mujer, y NADA MÁS que entre hombre y mujer. Un hombre es tal si tiene cromosomas XY y se identifica como tal, y una mujer es tal si tiene cromosomas XX y se identifica como tal. Solo el hombre y la mujer, tal como los acabamos de definir, puede contraer matrimonio y formar una familia”. Fue todo lo que dije con respecto a ese tema, y luego seguí hablando del Evangelio. Al final de la Misa hubo dos personas que se me acercaron y me dijeron que mi sermón había sido “homofóbico”. Les contesté que no había dicho nada en contra de la doctrina católica, y que la Iglesia amaba a los homosexuales porque les decía la verdad y no aprobaba sus pecados. Les dije así: “ustedes deberían enojarse con los medios de comunicación y la cultura woke que les mienten permanentemente. La Iglesia a los homosexuales lo ama por un simple motivo: les dice la verdad. Les dice que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados y no pueden recibir aprobación en ningún caso. La verdad os hará libres”. La cosa no termina allí. A los dos días me llama el obispo del lugar (recordemos que esto es Europa) diciéndome: “tu sermón fue duro. Decir que el matrimonio es solamente entre hombre y mujer hiere los sentimientos de mucha gente. No prediques eso nunca más”. Tuve que irme de ese lugar, ya que no puedo estar en una diócesis donde se me prohibe decir la verdad. No fui llamado a ser un perro mudo sino a seguir el ejemplo del Señor. Yo saqué la siguiente conclusión. Para el modernismo el lenguaje de Jesús de duro, y por eso quieren callarlo, por eso no quieren que se predique. Pero si los católicos hubiesen callado en tiempos del arrianismo, esta herejía hubiese triunfado. Jesucristo no se calló la boca, aún cuando muchos de sus discípulos dejaron de seguirlo. Jesucristo predicó el Evangelio, por mas que a muchos les haya resultado duras sus palabras. Pedro dijo lo que todos debemos decir día a día: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”. El mensaje de Jesucristo es duro para el pecador que no se arrepiente y prefiere vivir en el pecado. Sin embargo, el mensaje del Señor es liberador para todos aquellos pecadores que buscan arrepentirse y cambiar de vida. No podemos dejar de decir la verdad, no podemos dejar de denunciar el crimen del aborto, la perversa ideología del género; no podemos NO PREDICAR LA VERDAD, porque SOLO LA VERDAD NOS HARÁ LIBRES. El pecado y el error nos llevan al infierno. En cambio la verdad y el arrepentimiento nos llevan a gozar de la vida eterna en el cielo. Estoy de acuerdo en que la misión de la Iglesia no es solo la denuncia. Muchos de mis sermones son positivos y la idea es anunciar la Buena Nueva (es decir, buenas noticias). Sin embargo, la denuncia del error también es parte de la misión que Cristo nos encomendó como Iglesia. La verdad debe ser dicha con caridad, pero siempre debe ser dicha. Caridad y Verdad deben caminar juntas, ya que la caridad sin verdad es sentimentalismo, pero la verdad sin caridad es brutalidad. Nunca una sin la otra. Sin embargo, el mejor acto de caridad que podemos realizar es predicar la verdad, ya que la misma salva almas. En cambio el error y el pecado nos condenan en el infierno para siempre. No queremos que la gente pierda el paraíso y la vida eterna, y es por eso que les predicamos la verdad con caridad, aún cuando parezca dura, pero la verdad nos libera y nos salva. Como bien decía un santo: prefiero la verdad en soledad que el error en compañía. Cristo es el camino, la verdad y la vida. Sigamos su ejemplo predicando la verdad y poniendo en práctica todo lo que Él nos ha enseñado. Bendiciones para todos.
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