05.05.2025

El Departamento de Salud estadounidense ha publicado un estudio devastador que desacredita el modelo de «atención afirmativa de género». El informe subraya la falta de beneficios comprobados y los peligros permanentes para la salud física y mental de los menores. Pide frenar estas prácticas por el bien de los niños.

(LifeSite/InfoCatólica) El Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos (HHS, por sus siglas en inglés) publicó el 1 de mayo una «Revisión integral de intervenciones médicas para niños y adolescentes con disforia de género», que representa una contundente crítica al modelo conocido como «atención afirmativa de género», el cual ha causado daños a miles de menores en la última década.

Según el resumen ejecutivo, la revisión «destaca un creciente cuerpo de evidencia que señala riesgos significativos —incluidos daños irreversibles como la infertilidad—, mientras encuentra pruebas muy débiles de beneficios». Esta debilidad, añade, «ha sido una constante en las revisiones sistemáticas de evidencia realizadas en todo el mundo». El expresidente Donald Trump ya había anunciado que este informe sería publicado al firmar, el 28 de enero, la orden ejecutiva «Protegiendo a los niños de la mutilación química y quirúrgica».

«Nuestro deber es proteger a los niños de nuestra nación —no exponerlos a intervenciones médicas no comprobadas e irreversibles», afirmó el director del Instituto Nacional de Salud, Dr. Jay Bhattacharya. «Debemos seguir el estándar de oro de la ciencia, no las agendas activistas». Los autores del informe, que incluyen médicos, bioeticistas y metodólogos, representan «una amplia gama de puntos de vista políticos».

La conclusión de la revisión, que analizó literatura científica existente, es clara: la ciencia y la evidencia acumulada no respaldan el uso de intervenciones médicas —bloqueadores de la pubertad, hormonas cruzadas o cirugías— para tratar la disforia de género en menores. El resumen ejecutivo también señala que «autoridades sanitarias de varios países han impuesto restricciones», incluyendo el Reino Unido.

Sin embargo, el modelo «afirmativo de género» promueve intervenciones endocrinas y quirúrgicas irreversibles en menores sin patologías físicas. Estas intervenciones conllevan riesgos graves como infertilidad o esterilidad, disfunción sexual, problemas en la densidad ósea, efectos adversos en la cognición, enfermedades cardiovasculares y metabólicas, trastornos psiquiátricos, complicaciones quirúrgicas y arrepentimiento posterior. Al mismo tiempo, las revisiones sistemáticas muestran una gran incertidumbre respecto a los beneficios alegados de estos procedimientos.

Los investigadores —cuyos nombres no han sido revelados— hallaron que los estudios que sustentan estas intervenciones están llenos de errores metodológicos y sesgos, además de omitir posibles daños como la infertilidad o la «pérdida de función sexual». En otras palabras, los menores sometidos a estos procedimientos podrían perder la capacidad de tener hijos o de desarrollarse sexualmente incluso antes de alcanzar la edad para conducir o votar. Estas conclusiones reflejan las del informe Cass del Reino Unido, que llevó a prohibir los bloqueadores de la pubertad para menores.

La revisión analizó 17 estudios sistemáticos sobre bloqueadores de la pubertad, cirugías, hormonas cruzadas, psicoterapia y «transición social», y concluyó en la página 8 del resumen ejecutivo:

«La evidencia de beneficios de la transición médica pediátrica es muy incierta, mientras que la evidencia de daños es menos incierta. Cuando las intervenciones médicas presentan riesgos innecesarios y desproporcionados, los profesionales de la salud deben negarse a ofrecerlas, incluso si son solicitadas por los pacientes. No hacerlo aumenta el riesgo de daño iatrogénico y reduce la medicina a una mercancía, amenazando la integridad de la profesión y socavando la confianza en la autoridad médica».

Los investigadores también señalaron que la falta de evidencia se debe en parte a prejuicios preexistentes. Por ejemplo, aunque los testimonios públicos de «detransicionadores» —personas que se arrepienten de haber pasado por estos tratamientos— han sido relevantes en el debate político, hay muy poca investigación sobre la frecuencia del arrepentimiento después de una transición. El informe lo explica así: «Los defensores de la transición médica pediátrica afirman que el arrepentimiento es extremadamente raro, mientras que los críticos sostienen que es cada vez más común. La verdadera tasa de arrepentimiento no se conoce, y se necesita una mejor recopilación de datos».

La revisión también contradice directamente uno de los argumentos más difundidos por los activistas trans: que estos tratamientos reducen el riesgo de suicidio y por tanto son «salvavidas». Según los investigadores: «La certeza de la evidencia es muy baja en cuanto al efecto de la cirugía sobre la disforia de género o la incongruencia, la mejora en la salud mental (incluyendo suicidios y depresión), y resultados a largo plazo como la función sexual, la calidad de vida y el arrepentimiento».

Además del informe Cass, una creciente cantidad de estudios cuestiona casi todos los fundamentos de la «atención afirmativa de género». Por ejemplo:

En 2018, un estudio de Lisa Littman concluyó que la disforia de género en jóvenes puede ser una «contagión social».

Un estudio de 2023 de la Universidad de Florida halló que el 81 % de quienes se sometieron a cirugías de cambio de sexo en los cinco años previos experimentaron dolor incluso al moverse normalmente en las semanas y meses siguientes.

Otro estudio de 2023 reveló que, tras reevaluar los datos, los bloqueadores de la pubertad no mejoraron la salud mental en la mayoría de los casos y un tercio de los pacientes empeoró.

Una investigación publicada por Oxford Academic en 2023 estimó que la tasa de «detransición» entre jóvenes podría alcanzar hasta el 30 %.

Dos estudios de 2025 realizados en Canadá determinaron que la evidencia sobre el uso de bloqueadores de la pubertad y hormonas cruzadas en menores es tan débil que no se puede concluir si hacen más bien o más daño.

La lista continúa, pero los activistas trans en Estados Unidos, Canadá y otros países siguen actuando como si estos estudios no existieran. Los niños están pagando el precio, y como subraya esta última revisión del HHS, ese precio es dolorosamente alto.

Fuente: https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=52291

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