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En la Anábasis, Jenofonte relata su experiencia comandando el regreso a Grecia de “los diez mil” mercenarios griegos que había contratado Ciro el Joven para una guerra intestina del Imperio Persa. Con Ciro muerto en la batalla de Cunaxa, los Diez Mil frustrados mercenarios debían regresar atravesando el desierto sirio, Babilonia, las montañas de Asia Menor y Anatolia para volver a casa. Que un discípulo de Sócrates los haya conducido, es porque también ese intelectual, además de guerrero, era un mercenario. Pero en aquel tiempo, los guerreros rentados no estaban mal vistos. Al contrario, los acompañaba un halo de aventureros valientes, como sin dudas era el autor de obras entre filosóficas y políticas, como Los Memorables.

Sin embargo, en la mayor parte de la historia, los mercenarios representaron uno de los costados más oscuros de las guerras y de la condición humana. Mercenarios hubo siempre, pero pocas veces tuvieron el protagonismo que alcanzaron en la antigüedad.

En las guerras medievales fueron protagónicos, por ejemplo, los condotieros, que eran los generales que comandaban ejércitos de mercenarios contratados por las repúblicas y principados de la península itálica.” (1).

EJERCITOS PRIVADOS

Todas las guerras tuvieron combatientes que cobraban por ir a los campos de batalla. También las del siglo XX y las ocurridas en las dos primeras décadas del siglo XXI. Las empresas de seguridad que contrató la Casa Blanca para que actuaran en Irak, eran ejércitos privados.

Es interesante destacar y subrayar la peculiaridad del protagonismo que asumió el Grupo Wagner y los diferentes y numerosos grupos que conforman La Legión Internacional de Defensa Territorial de Ucrania (es una unidad militar compuesta por voluntarios extranjeros, creada por el gobierno ucraniano), todos ellos hoy presentes en la guerra europea.

Ya lo dijo claramente la efímera y belicosa ex primera ministro de Gran Bretaña Liz Truss del Reino Unido: Apoyo a los británicos que toman las armas contra Putin.El secretario de Relaciones Exteriores del Reino Unido dijo que la guerra en Ucrania era una lucha por la libertad y la democracia para toda Europa. (2)

Pero como dato distintivo en la historia, un ejército de mercenarios cobra protagonismo y se visibiliza, orgulloso, a nivel internacional, mientras disputa abiertamente objetivos decisivos en el frente de combate.

Como decíamos en La Prensa en nuestro articulo “Ucrania y los fantasmas invisibles” del 08.05.2022, reafirmamos: “La guerra en Ucrania puede analizarse siguiendo dos hilos distintos pero entrelazados. Podemos decir con certeza que la segunda de estas vertientes influye fuertemente en la primera. ¿De qué estamos hablando? Si en la superficie es más o menos visible -a pesar del efecto distorsionador de la inevitable propaganda cruzada y la niebla de la guerra– el desnudo y crudo conflicto bélico, compuesto por bombas, avances, combates y batallas, en el fondo hay otro conflicto protagonizado por la inteligencia y otras fuerzas no tan visibles.

Un conflicto, este último, librado en la punta del florete por los servicios secretos occidentales, muy activos desde el estallido de las hostilidades en entregar a Volodmyr Zelensky indicaciones y sugerencias vitales para permitir a Kiev contener el avance del ejército ruso. Pero eso no es todo, porque fuerzas especiales extranjeras también están activas para apoyar a los ucranianos en su resistencia contra Moscú -como por ejemplo la presunta presencia de miembros pertenecientes a las SAS- que actúan al amparo de empresas contratistas. Y otro tanto sucede del lado ruso, a su manera.”

LOS WAGNER

Del lado ruso, es fundamental el papel del grupo Wagner, principal compañía de mercenarios rusos y dirigida por Yevgheny Prigozhin. El sistema ideado por el llamado Chef de Putin ciertamente ha creado una extraordinaria maquinaria militar y económica. Combina la experiencia de los miembros, los métodos ofensivos y la capacidad de explotar la política exterior de Moscú, constituyendo un verdadero imperio privado con intereses enraizados en diferentes rincones del mundo. Sin embargo podemos decir que no es ni la única ni la primera empresa privada involucrada en el suministro de servicios de seguridad al Kremlin y sus sucursales.

Podemos registrar un primer uso del Wagner en 2015, en el escenario del Mar Negro, algunos departamentos de la compañía mercenaria fueron enviados posteriormente al Donbas, donde el conflicto entre las fuerzas ucranianas -ejército y grupos paramilitares- y las fuerzas prorrusas comenzó a ser cada vez más encarnizado. También en este caso, su uso fue en diferentes líneas. Los contratistas de Wagner, de hecho, al ser en su mayoría hombres que habían formado parte de las fuerzas armadas rusas, supieron ser el puente perfecto entre las milicias locales de Donetsk y Lugansk y los comandos de Moscú, además de representar a hombres especializados para operaciones quirúrgicas, redadas, inteligencia y apoyo a los rebeldes en diversos teatros donde era imprescindible recibir ayudas más avanzadas y con técnicas y equipos muy diferentes a los de las fuerzas populares.

Según relatan las crónicas de los años siguientes, los intereses de Wagner, y por tanto también de Moscú,al quedar un poco congelado el conflicto del Donbas, del 2016 al 2022 se habían volcado hacia otro lado, habiendo una intensificación del compromiso en Siria, Libia y África central.

No obstante el grupo Wagner se mantuvo operativo en las regiones prorrusas de Ucrania durante unos ocho años, lo que también nos hace entender por qué, además de dinero y entrenamiento, los mercenarios han sido a menudo decisivos en las batallas en el frente del Donbas. En los últimos años, de hecho, se han empleado miles de contratistas en el este de Ucrania para luchar junto a las milicias prorrusas. Y esto ciertamente le dio al personal de Wagner una ventaja táctica significativa sobre los soldados que nunca habían visto territorio ucraniano. Conocimiento del ambiente operacional en general.

Además, explicaba el Times el 28 de febrero de 2022 , ya un mes antes del anuncio de Putin, miles de hombres de Wagner habían llegado al este de Ucrania, a las zonas del Donbas donde ya habían operado anteriormente, para estudiar planes de ataque. “Un mes antes, en diciembre, habíamos empezado a ver en diferentes canales que el grupo Wagner volvía a reclutar. En ese entonces, nadie sabía realmente para qué eran los reclutamientos, pero luego vino la invasión”, dijo a France 24 Karen Philippa Larsen, investigadora del Instituto Danés de Estudios Internacionales y una de los principales expertos en Wagner. Y esto de alguna manera confirma el uso especialista

de la empresa de Prigozhin en la estrategia inicial de Putin para Ucrania.

PUNTA DE LANZA

Desde un punto de vista táctico, el grupo Wagner ha sido punta de lanza en las diversas picadoras de carne en las que se ha lanzado en varias oleadas, además de Bajmut, mientras que el gobierno ha complicado el reclutamiento de presos, eliminando la mayor fuente de nuevos reclutas para un ejército que intenta alcanzar sus objetivos antes que las tropas regulares.

El inicio de 2023, quizás no por casualidad, estuvo marcado por un renovado interés por parte de la conducción rusa respecto a la creación de estructuras similares o paralelas a Wagner -como el batallón Ural o la compañía Convoy. La cual nació –de acuerdo a los análisis más recientes- de una rama de Wagner activa en Crimea y por iniciativa del brazo derecho de Prigozhin en África.

Con esto podemos observar una especie de diversificación del Imperio del Chef y no su retirada. A diferencia del caso del grupo de los Urales y otros rivales ya existentes que, apoyados en parte por la Defensa Rusa intentan equilibrar poder con el dominio de Wagner, pueden ser o ya son válidos competidores en lo que parece ser una tendencia creciente de la privatización de la fuerza (y de la guerra).

Algo de lo cual por estas pampas es poco estudiado y analizado como fenómeno. Recordemos que buscamos extraer experiencias… por eso en futuras entregas ampliaremos.

EL LADO UCRANIANO

Por su parte, del lado ucraniano y como decíamos en mayo de 2022: “No obstante, la sombra del SAS unidad legendaria formada durante la Segunda Guerra Mundial por un mayor al que se llamó el fantasma, ahora se cierne sobre el teatro de guerra ucraniano. Donde los rusos siguen viendo el espectro de una intervención de la OTAN, que no se limitaría al envío de armas -un acto ya de por sí hostil- sino también expertos en conflictos de este tipo y saboteadores entrenados. Aprovechando la cobertura otorgada por la famosa Legión Internacional y los conocidos luchadores extranjeros que han llegado de todas partes del mundo.”

Esta predicción está totalmente confirmada. Hoy la Legión Internacional (que combate para Ucrania con soldados a sueldo) está conformada entre otros por:

1) La Brigada canadiense-ucraniana,(incluidos exmilitares canadienses.

2) La Brigada normanda (reagrupando a veteranos de Canadá, Reino Unido, Estados Unidos, Dinamarca, Noruega, Alemania, Australia, Nueva Zelanda, Francia, Sudáfrica y Polonia.

3) La Legión Libertad de Rusia (con voluntarios exmilitares voluntarios rusos y bielorrusos que viven en Ucrania).

4) El Batallón Vovkodav.

5) El Batallón Dzhokhar Dudayev (En su mayoría chechenos, muchos de los cuales lucharon en la Primera Guerra Chechena y la Segunda Guerra Chechena)

6) El Batallón de Crimea (un batallón mayoritariamente musulmán).

Algunas reflexiones para concluir: Al confiar en los cuerpos de substitución o tropas proxy para desarrollar la batalla en el terreno, se puede obtener alguna ventaja política a corto plazo como la de evitar pérdidas y un movimiento de opinión en contra de las decisiones políticas. No obstante, a medio y largo plazo, esta elección según los resultados a lo largo de la historia militar reciente no resultó tan eficiente.

Además, la consecuencia más inmediata de tal enfoque es la pérdida de control en el tiempo: la operación avanza según la voluntad de los cuerpos de substitución y de su propia agenda. Se prolonga independientemente de la magnitud de los recursos concedidos. Esto se llama empantanamiento.

No demos olvidar que siempre debe ser el ritmo político el que determina la estrategia y no lo contrario. Es esencial que el estratega cuente con un marco político y mantenga el control de las operaciones en todas las áreas, incluidas las operaciones terrestres, para poder presentar varias opciones estratégicas a los responsables de la formulación de políticas. Lo esencial no puede delegarse o subcontratar.

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