Categories: Fundación Gladius

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En la sesión del Concejo Deliberante de San Isidro del miércoles 21 de Agosto, a instancias de la presentación, nuevamente, de un proyecto de María Feldtmann, fue aprobada la colocación de una placa recordatoria en el que fuera el domicilio de Carlos Alberto Sacheri, a casi 50 años de su martirio. Fue la concejal Debora Ruiz Zeballos quien justificó el proyecto y agradeció la presencia de la hija menor del Prof. Sacheri.

Papá era profesor de filosofía, era brillante, hablaba cinco idiomas, hoy estoy acá en representación de todos mis hermanos”, dijo Clara, la hija que sólo tenía 2 años e iba en el regazo de su padre cuando todo sucedió.

Esa bala silencio su vida, pero no silencio su mensaje. Hoy sigue vigente. Su vida tuvo un sentido, su muerte también. Por la verdad, la memoria completa de Argentina, para que esto tenga un sentido y su mensaje se siga multiplicando, por todas las víctimas del terrorismo y sus familiares quienes sobrevivimos a ellos desde la libertad pedimos por Carlos Sacheri”, expresó en el recinto del Concejo.

Carlos Alberto Sacheri fue atacado arteramente en San Isidro cuando salía de misa el 22 de Diciembre de 1974. Iba al volante del auto familiar junto a quien era su esposa María Marta Cigorraga desde hacía 15 años y sus siete hijos: José María (14 años), María MartaCecilia MaríaPablo MaríaInés MaríaMaría del Rosario y Clara María (2 años). Aunque fue trasladado al Hospital de San Isidro, el odio a la fe fue implacable y murió. Tenía sólo 41 años.

Sacheri defendía con integridad desde la cátedra, con la publicación de artículos y libros, y sobre todo con su ejemplo de vida lo que era intolerable para el terrorismo marxista del E.R.P. (Ejército Revolucionario del Pueblo): la fe católica.

De allí que sea correcto definir su muerte como martirio. No fueron cuestiones políticas, sino religiosas las que impulsaron a la subversión armada a acribillarlo. Y no es una interpretación de los hechos.

Días después de la injusta muerte de Carlos Sacheri, sus asesinos enviaron una carta al director de la revista Cabildo, adjudicándose cínicamente el crimen: Nos dirigimos a Ud. con la confianza que nos dan los dos contactos mantenidos… en las personas de los queridísimos aunque extintos profesores Jordán Bruno Genta y Carlos Alberto Sacheri… Enterados de la ferviente devoción que los extintos profesaban a Cristo Rey, de quien se decían infatigables soldados, nuestra comunidad ha esperado las festividades de Cristo Rey según el antiguo y el nuevo ‘ordo missae’ y ha permitido que los nombrados comulgaran del dulce cuerpo de su Salvador para que pudieran reunirse con Él en la gloria, puesto que en este Valle de Lágrimas eran depositarios de la Santa Eucaristía…”

Sacheri había nacido el 22 de Octubre de 1933, era licenciado en Derecho por la Universidad de Buenos Aires y doctor en Filosofía por la Universidad Laval de Québec (Canadá) donde fue docente hasta que en 1967 regresó a Argentina para hacerse cargo de las cátedras de Filosofía y de Historia de la Ideas filosóficas en la Universidad de Buenos Aires y de Metodología Científica y Filosofía Social en la Universidad Católica Argentina.

Era frecuentemente invitado a dar conferencias en Francia, Suiza, España, Venezuela, E.U.A,, Uruguay y Chile, reconocido por sus enseñanzas sobre el orden natural, según la Doctrina Social de la Iglesia.

Hasta que fue asesinado, fue investigador del Conicet, profesor en el seminario diocesano de San Isidro, profesor y director del Instituto de Filosofía de la Facultad de Derecho de la U.B.A. y en la Universidad Católica Argentina. Poco antes de su muerte había publicado su recomendable obra “El orden natural“.

Sacheri se posicionó firmemente contra la Teología de la Liberación y contra la corriente que, en aquellos años, convirtió a muchos sacerdotes y religiosos en apóstoles, de facto, del marxismo, lo cual denunció en 1971 con “La Iglesia clandestina“, dedicado al Papa Pablo VI.

Me honra haber sido su amigo personal“, dijo en 2014 a Portal UNO el reconocido historiador Bernado Lozier Almazán al concluir la misa en memoria del Dr. Sacheri a 40 años de su asesinato. “Era un hombre muy capaz, de una sólida formación”.

Sacheri creía que los males de la sociedad y los problemas de la época se resolverían mediante la docencia que clarifica las inteligencias, el discernimiento para mejor elegir las opciones concretas y el trabajo comprometido y con excelencia para cambiar y mejorar la realidad. Nunca con violencia.

Sacheri se caracterizó por ser primero y como profesión y deber de estado, un filósofo. Como tal estudió, meditó y contempló la Verdad, se doctoró, enseñó a nivel de investigación, a nivel universitario y de divulgación. Hombre con capacidad teorética como el que más. Hombre de pensamiento como nadie. Y hombre de acción… ¡Qué discípulo de Santo Tomás: ‘Transmitir a otros lo contemplado’! Hasta la muerte. Literalmente.”, expresó en 2009 el prestigioso Dr. Héctor Humberto Hernández (h), que falleció en 2021.

Valga recordar que el pedido de estudio para iniciar del proceso de canonización del mártir –presentado en 2009- fue desechado por las autoridades diocesanas de San Isidro, a instancias de un pobre –y tendencioso- informe de P. Vicente Llambías – Rector del Seminario Diocesano San Agustín desde 2023– quien, como afirman conocedores profundos de la vida y obra de Carlos Sacheri, debería ser puesto como modelo de hombre de fe, fiel a la Iglesia y comprometido con su país.

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