El sacerdote Hugo Alaniz, que está radicado en Alepo desde el 2017, se refirió a los temores y a la incertidumbre que reinan en la segunda ciudad más importante del país. “Nadie se esperaba algo así, ni el gobierno sirio, ni los servicios de inteligencia”, aseguró

Desplazados que huyen de las zonas rurales de Alepo caminan junto a una fila de coches en Tabqa, Siria (REUTERS/Orhan Qereman)

Alaniz habló por teléfono con el embajador argentino en SiriaSebastián Zavalla, y le explicó los motivos de su decisión: “Con Sebastián somos amigos y nos entendió. Le recordé que somos misioneros y que es un momento muy delicado para abandonar a toda a esta gente. Nuestra misión es dar testimonio con la vida”. Esa decisión, tomada en el corazón de una ciudad que aún no cicatriza las heridas de la guerra más cruenta de su historia reciente, resume el espíritu que lo mantiene firme: una fe inquebrantable y un compromiso profundo con los más vulnerables.

“Nadie se esperaba algo así, ni el gobierno sirio, ni los servicios de inteligencia. Lo hicieron muy bien, aprobaron en todo. Fue impresionante la logística que tuvieron y la rapidez con que se movieron. En 8 días, con apoyo tecnológico, económico y armas, ya tenían un país tomado”, se sorprendió el sacerdote. “Ahora, los islamistas están en todas partes. Hay momentos en los que parece más tranquilo, pero no sabemos qué nos depara el futuro”, afirmó.

“En tres días, los rebeldes pudieron tomar una ciudad de 2,2 millones de habitantes y es una cosa muy rara. Veníamos de varios años de calma tras lo sucedido en 2011″, recordó en alusión a lo que comenzó como demandas pacíficas de reformas políticas y mayores libertades y terminó en una escalada de violencia cuando el gobierno de Bashar al-Ásad respondió con represión.

Combatientes de la oposición siria confiscan munición abandonada por el Ejército en la localidad de Khan Assubul, Siria, al suroeste de Alepo (AP Foto/Ghaith Alsayed)Combatientes de la oposición siria confiscan munición abandonada por el Ejército en la localidad de Khan Assubul, Siria, al suroeste de Alepo (AP Foto/Ghaith Alsayed)

A pesar de que actualmente la luz eléctrica es un lujo, el agua una incertidumbre diaria y el precio de los alimentos se encareció al cuádruple; Alaniz aclaró que en el Obispado Latino, donde él se encuentra, cuentan con todos esos servicios y no les falta comida.

Ubicado en la parte oeste de la ciudad y cerca del polo universitario, sus colaboradores convirtieron el sótano de la iglesia Nuestra Señora de la Anunciación en un refugio improvisado para 250 personas. Allí albergan a familias, jóvenes, ancianos y niños que llegaron escapando de las bombas y los misiles.

El sábado pasado, el cura junto al Monseñor Hanna Jalouf, obispo de los católicos latinos en Siria, decidieron actuar de inmediato y salieron al amanecer con la esperanza de encontrar un canal de comunicación con las nuevas autoridades. “En el camino vimos los cuerpos de soldados acribillados”, narró el sacerdote. “Los habían dejado a propósito, como advertencia”, agregó.

A pesar de la incertidumbre, encuentran esperanza y solidaridad, incluso en tiempos de crisis.

El sacerdote argentino del Instituto del Verbo Encarnado (IVE), Hugo Alaniz, vive en Alepo desde 2017 (Captura de video)El sacerdote argentino del Instituto del Verbo Encarnado (IVE), Hugo Alaniz, vive en Alepo desde 2017 (Captura de video)

Si bien no lograron encontrar al líder rebelde, dejaron mensajes en varios puntos estratégicos. Finalmente, el contacto llegó de manera inesperada: un conocido de Monseñor, ahora figura clave entre los rebeldes, visitó el obispado. “Tranquilos, no venimos por los cristianos”, les aseguró mientras el temor de represalias aún sigue latente.

“A pesar de los enfrentamientos, salimos al exterior para repartir alimentos y medicinas. Es una rutina peligrosa. Había viejitos que estaban sin comer desde hacía 5 días. Tenemos que devolverles un poco de dignidad”, describió Alaniz.

A 9 días de la caída de Alepo, el sacerdote argentino asegura que la ciudad se va normalizando de a poco. “Hay bastantes comercios abiertos, pero todo cuesta tres o cuatro veces más”, relató mientras recordaba que “el 93% de la población está bajo el nivel de pobreza, según la ONU, y el 70% de ellos en la indigencia”.

Miembros de combatientes de la oposición siria caminan por una calle de Alepo tras tomar el control de la ciudadMiembros de combatientes de la oposición siria caminan por una calle de Alepo tras tomar el control de la ciudad

Incluso, comentó que “hubo encuentros formales con las nuevas autoridades de Alepo y los líderes de las iglesias católicas, ortodoxas y evangélicas”. Eso, en cierto modo, trajo cierta tranquilidad a los religiosos. Sin embargo, Alainz es consciente de que muchas de las cosas que dicen los rebeldes “son para dar una buena imagen para después imponer las reglas de ellos, las reglas islámicas”.

“Todos sabemos que los gobiernos en cualquier parte del mundo no dependen solamente de los que están en el poder, sino que también dependen de los intereses de los países más poderosos”, enfatizó al poner como ejemplo que en las calles “ya comenzó a circular el dólar y la moneda turca”. Para el cura, la implicación de países como Irán, Rusia y Estados Unidos, cada uno con sus propios intereses, “añaden complejidad a una guerra que ya es devastadora”.

Actualmente, hay más de 500 muertos abandonados por las calles de Alepo y en los pueblos que lo rodean, y más de 50.000 personas ya se desplazaron para pedir refugio a otros países. Alainz remarcó que el pueblo sirio viene muy golpeado: “No sólo la guerra causó destrucción e inmensa pobreza debido a sanciones impuestas por la comunidad internacional, sino también los dramas del COVID-19 y el terremoto de 2023″.

Personas pasando junto a una zona afectada por un bombardeo en Alepo, Siria (REUTERS/Mahmoud Hassano)Personas pasando junto a una zona afectada por un bombardeo en Alepo, Siria (REUTERS/Mahmoud Hassano)

Con miras a la Navidad, el sacerdote se preocupó por transmitir un mensaje de paz y esperanza: “Ojalá que esto sea el inicio del fin, más que el inicio de otras batallas. Nuestro anhelo es que todo esto pase rápido y que todo el mundo rece por nosotros”.

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